La seguridad en el sistema de salud cubano reduce tensiones, aunque todos temen al pronóstico de que el “pico” será en mayo
Por Marina MenéndezFotos: Lisbet Goenaga(Especial para Por Esto!)
LA HABANA, Cuba.- Una psicóloga reconocía hace unos días la ansiedad que, en cualquier parte, crea la amenaza del contagio con el Covid-19. En Cuba, decía, conocer que existe el respaldo de un sistema de salud sólido al que se puede acceder, resulta un paliativo frente al estrés.
En efecto, el manejo situacional seguido por las autoridades de salud para detectar posibles contagiados, constituye una búsqueda minuciosa y, a veces, casi detectivesca, pero fructífera.
En el parte que cada mañana ofrece el titular de Epidemiología, la inmensa mayoría de los casos positivos que se anuncian -lamentablemente todavía, también, en el entorno de unos 30-40 diarios-, son hallados entre personas que fueron identificaron antes como sospechosas pues tuvieron relación o encuentro ocasional con algún contagiado. Es decir, ya estaban bajo control y vigilancia.
La “política” de seguir “la cadena” de “contactos” de cada portador del virus no sólo permite “descubrir” positivos con tiempo y, por tanto, iniciar adecuadamente la internación hospitalaria y el tratamiento. Además, impide que el virus se expanda. Sobre todo, eso es importante aquí, porque la mayoría de esos casos positivos también han sido asintomáticos en el momento de detectarse.
Digo “aquí” porque las autoridades sanitarias internacionales reiteran que el COVID 19 todavía es un virus nuevo, y en estudio. Y no falta algún científico cubano que haya dicho que podría tener sus características en cada región del mundo.
Se mantienen, además, las denominadas pesquisas por personal sanitario, casa por casa, en busca de probables afectaciones respiratorias, que se incrementaron tras el debut de tres italianos el 11 de marzo.
Sin embargo, ello no puede ser suficiente. El período de incubación de 14 días, según maneja hasta hoy la ciencia, y el hecho de que puedan transcurrir varias jornadas antes de que se manifiesten síntomas, ayuda a la propagación si no se cumple el aislamiento social imprescindible y recomendado.
Ese dato ha hecho estimar a los científicos que el “pico” de contagios aquí se constataría en la primera quincena de mayo. Las autoridades sanitarias y el Estado se han preparado para ello.
Más comarcas en cuarentena
En la isla, donde al principio fueron halladas las fuentes de contagio en extranjeros, contactos de personas foráneas, o residentes llegados de otros países, son más frecuentes ahora las transmisiones locales y no faltan los casos en que no se puede precisar cómo el virus se adquirió.
Por eso nos mantenemos en la fase de transmisión local limitada, y nuevas comunidades son declaradas en la cuarentena escalonada practicada aquí, que hasta este jueves andaba en el entorno de una veintena de consejos populares en toda la Isla.
Al propio tiempo, el Estado procura acercar los suministros a las poblaciones, de modo de evitar las largas colas para adquirir productos y las aglomeraciones. Se suspendió el servicio de transporte público estatal y privado, y todo quien puede trabaja desde su casa.
Sin embargo, ni la fuerte campaña de comunicación llamando al distanciamiento social y quedarse en casa, ni las exhortaciones de las autoridades, ni la presencia en las calles y las advertencias formuladas por los miembros de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), fiel al carácter preventivo y no represivo de su labor, logran que todos cobren conciencia.
Hasta hace una semana, la PNR había formulado llamados de atención y explicado la conducta a seguir a más de 36 mil personas en las calles, según declaró a un programa estelar televisivo el segundo jefe del cuerpo, Coronel Eddy Sierra Arias. Otras 3,500 personas habían sido multadas.
¿Será que la seguridad de que el sistema de salud nos resguarda, nos hace creer inmunes? Esa certeza tranquiliza, evita el pánico y “desestresa”. Pero en la confianza está el peligro, y muchos desean que se adopten medidas más enérgicas, pues lo principal es el bien colectivo.