NUEVA YORK, Estados Unidos, 18 de abril (AP).- La pandemia del coronavirus está a punto de remodelar el mapa político de Estados Unidos, afectando gravemente a los estados que son campos de batalla cruciales hacia la Casa Blanca, para alarma de los republicanos que ven los primeros indicios de una elección que podría ser un referéndum sobre la manera como que el presidente Donald Trump ha manejado la crisis.
La pandemia, que ha matado a más de 30,000 estadounidenses y dejado a millones sin trabajo, ha destruido las esperanzas de Trump de presentarse a la reelección con una economía fuerte. Varios estados que ganó en las elecciones de 2016 podrían inclinarse ahora hacia los demócratas.
En Florida, un gobernador republicano estrechamente alineado con Trump ha sido objeto de críticas por su tardanza en tomar medidas para detener la economía del estado. En Wisconsin, el ganador demócrata en la contienda por la Corte Suprema de la semana pasada capturó 28 condados, por encima de los 12 que Hillary Clinton ganó hace cuatro años. En Michigan, una gobernadora demócrata ha visto aumentar su índice de aprobación en el contexto de una pelea con Trump. En Arizona, las bajas calificaciones de Trump bastarían para convertir el tradicional baluarte republicano en un desastre.
“Todo esto hace que me pregunte si hay algo que esté cambiando entre las bases más débiles de los simpatizantes de Trump”, opinó Paul Maslin, un encuestador demócrata con sede en Wisconsin. “¿Es la pelea contra la pandemia la gota que colme el vaso y que va a causar que retroceda parte de esta pequeña porción de votos que necesita para ganar estos estados?”
Hasta antes de la pandemia, el índice de aprobación pública de Trump se había mantenido constante a nivel nacional a lo largo de su presidencia. Todavía es posible que su estilo singular de hacer política, basado en los ataques a los demás, pueda superar una vez más los obstáculos que hundirían a otros presidentes en busca de la reelección, especialmente si la pandemia disminuye o si se recupera la economía.
Sin embargo, el equipo de campaña de Trump está preocupado por la posibilidad de perder el apoyo en varios estados clave, particularmente Florida y Wisconsin.También hay preocupaciones crecientes sobre Arizona y Pensilvania.
No hay mejor ejemplo del panorama político alterado que enfrenta Trump que el estado de Michigan, que capturó en 2016 con menos de 11,000 votos de diferencia.