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Internacional

Coronavirus y geopolítica mundial futura

Manuel E. Yepe

El estallido de la epidemia de coronavirus ha sido un momento decisivo en la destrucción del mundo unipolar y el colapso de la globalización, según el filósofo y analista geopolítico ruso Aleksandr Duguin, uno de los principales ideólogos del neo-eurasianismo.

La crisis de la unipolaridad y de la globalización se ha hecho notar desde el comienzo de la década de 2000: la catástrofe del 11 de septiembre, el fuerte crecimiento de la economía china, el retorno a la política mundial de Rusia con Putin, la activación del factor islámico, la creciente crisis de los migrantes y el auge del populismo en Europa, e incluso en Estados Unidos, donde dio lugar a la elección de Donald Trump y a muchos otros fenómenos que han puesto de manifiesto que el dominio de Occidente, Estados Unidos y el capitalismo mundial han entrado en una fase de crisis.

El orden mundial multipolar está empezando a formarse con nuevos actores centrales. Ahora podemos comenzar la cuenta regresiva para un orden mundial multipolar con punto de partida en la pandemia del coronavirus, que ha enterrado la globalización, la sociedad “abierta” y el sistema capitalista mundial.

Tales soluciones no han funcionado en Italia, ni en otros países de la Unión Europea, ni en Estados Unidos. Lo único que ha demostrado ser eficaz es el cierre brusco de la sociedad, la dependencia en los recursos nacionales, el fuerte poder del Estado y el aislamiento de los enfermos de los sanos y de los ciudadanos de los extranjeros.

Sea cual sea el final de la lucha contra el coronavirus, está claro que la globalización se ha derrumbado. Esto podría significar, casi con seguridad, el fin del liberalismo y de su total dominio ideológico.

Es probable que en el mundo posterior a la aparición del coronavirus participen regiones mundiales individuales diversas, civilizaciones y continentes que se van formando gradualmente como actores independientes. Al mismo tiempo, es probable que el modelo universal del capitalismo liberal se derrumbe.

Mucho dependerá de quién logre derrotar la epidemia y cómo sucederá.

Cuando las medidas disciplinarias resulten eficaces, entrarán en el orden político y económico del futuro como un componente esencial. A la misma conclusión pueden llegar quienes, por otra parte, no podrán hacer frente a la amenaza de una pandemia mediante la apertura y evitando medidas severas. La alienación temporal dictada por la amenaza directa de contagio de otro país y otra región, la ruptura de los lazos económicos y la necesaria alienación de un sistema financiero único obligará a los Estados en la epidemia a buscar la autosuficiencia, porque la prioridad será la seguridad alimentaria, una autonomía mínima y una autarquía económica para satisfacer las necesidades vitales de la población al otro lado de cualquier dogma económico, lo cual, antes de la crisis del coronavirus, se consideraba la única posibilidad. Aun cuando se conserven el liberalismo y el capitalismo, se situarán en el marco nacional en el espíritu de las teorías mercantilistas que insisten en mantener un monopolio del comercio exterior en manos del Estado. Los que están menos conectados con la tradición liberal pueden moverse en los inventarios de la organización óptima del “gran espacio” en otras direcciones -teniendo en cuenta las peculiaridades civilizacionales y culturales.

No se puede decir de antemano en qué se convertirá finalmente el modelo multipolar en su conjunto, pero el hecho mismo de romper el dogma generalmente vinculante de la globalización liberal abrirá oportunidades y caminos completamente nuevos para cada civilización.

Aunque hubo signos de multipolaridad emergente, una tendencia es una cosa, y la realidad objetiva otra. Es como el hielo agrietado de la primavera -está claro que no durará mucho tiempo, pero al mismo tiempo, es innegable que está aquí- incluso puedes moverte a través de él, aunque con riesgo. Nadie puede estar seguro de cuándo el hielo agrietado realmente cederá.

Obviamente es imposible decir cómo será esto o a dónde conducirá. Sin embargo, ya está claro que el viejo orden mundial se está convirtiendo en una cosa del pasado, y contornos muy distintos de una nueva realidad están emergiendo ante nosotros.

Lo que ni las ideologías, ni las guerras, ni las feroces batallas económicas, ni el terror, ni los movimientos religiosos han sido capaces de hacer, ha sido logrado por un invisible pero mortal, virus.

Trajo consigo la muerte, el dolor, el horror, el pánico, la pena...

pero también el futuro.

http://manuelyepe.wordpress.com/

*Este artículo se puede reproducir citando al periódico POR ESTO! como fuente

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