Por Marina MenéndezFotos: Lisbet Goenaga
Especial para Por Esto!
LA HABANA, Cuba, 2 de abril.- Marta Sánchez es una de las alegrías grandes que ahora mismo tiene Cuba. Sus 94 años atestiguan que es la paciente más longeva de las 213 personas a las que se les había diagnosticado el Covid-19 hasta el miércoles, y ha vencido la enf ermedad: ya está a salvo, y en casa.
Cuando Por Esto! la procuró estaba escuchando óperas así que estas reporteras no la quisieron interrumpir, aunque Doña Marta añora los partidos de fútbol que veía cada mañana, habitualmente, antes de su ingreso.
Ella ha confesado que es fan de Messi y del Barça, pero ahora no hay partidos. Así que su nieto Pepe, de puro contento al verla sana y de vuelta, acudió a Facebook y pidió al estelar goleador argentino, fotos y autógrafos para la abuela.
Loty, la hija que la cuida, no cesa de agradecer a la medicina cubana: desde el Dr. José Raúl, el galeno que atiende a su madre en su policlínica del municipio habanero de Plaza, quien no se conformó con auscultar a su mamá y, aunque sólo escuchó unos ruidos crepitantes normales en una mujer de su edad que, además, fue asmática, acudió a las pruebas.
—El no confió— cuenta Loty, como todos llaman a Clotilde Peón Sánchez.
También agradece Loty, muy especialmente, al Dr. Alexei, y a todos los trabajadores de la sala B del Instituto Pedro Kourí (IPK), donde fue hospitalizada su mamá, quien también recibió cuidados en el hospital militar Luis Díaz Soto, conocido como “el Hospital Naval”.
—Ahora se siente igual que cuando estaba ingresada: perfecta, porque nunca se sintió mal— asegura la hija a través del hilo telefónico, pues su madre respeta el aislamiento recetado durante otros 15 días a todos quienes ya están de alta.
Le resulta difícil a Loty narrar los cuidados recibidos en ambas clínicas. “Maravilloso, espectacular”, dice acerca de la atención que le fue brindada a su madre.
La anciana forma parte de una familia de longevos que hace décadas ya se impuso a otra epidemia. Le tocó entonces a la mamá de Doña Marta y abuela de Loty: Clotilde. Era el año de 1918, ella tenía 18, y sobrevivió a una influenza que entonces se conocía como gripe española.
—Mi tía asegura que ellas son fuertes por eso, cuenta Loty. Mi mamá cumple los 95 el próximo 25 de mayo, tiene una hermana que ese mes cumple 94, otra que vive con ella y va a cumplir 93, y un hermano que arribó a los 91. Mi abuela Clotilde murió de 95 y mi abuelo de 89, porque fue fumador.
Pero el gran mérito, considera, es de la medicina cubana y sus artífices.
—Son héroes, apunta acerca de nuestros galenos. Yo pienso que en un futuro todos los parques grandes del país debieran tener un monumento en homenaje a los médicos y a la medicina de nuestro país.
Prevenir
La detección temprana, gracias a la decisión del Dr. José Raúl cuando acudió a auscultar a Doña Marta a su casa, jugó un papel importantísimo.
Es esa la estrategia del país, que mantiene la realización de la pesquisa casa por casa en todas partes, e incrementa desde el martes la práctica de los diagnósticos rápidos, ahora que llegaron 100 mil test a Cuba enviados por la OMS, la OPS, Francia y China, pruebas que requieren después, si dan positivo, el diagnóstico definitorio de las pruebas conocidas como TCR, a través de diagnóstico molecular, que se aplican, además, a todos los sospechosos entre el tercer y el séptimo día con síntomas y riesgo epidemiológicos, a todos los contactos de los casos confirmados, y a quienes padecen infecciones respiratorias agudas graves, así como a los fallecidos por esa causa.
En prevenir está la mejor vía para que no avance la pandemia, dijo el martes ante la televisión la Dra. Sonia Resik, una de las dos investigadoras que efectuaban pesquisas en el Instituto Pedro Kourí (IPK) el día 10 de marzo, cuando ellas detectaron los primeros contagios en la isla: tres turistas italianos.
En la línea de la prevención se anotan, además de las medidas sanitarias que debe tomar cada quien y las que adopta el país, éstas de pesquisar temprano, gracias a la ciencia y a una política de Estado.
Nuevas medidas adoptadas en las últimas 48 horas por las autoridades refuerzan los controles, como la declaratoria de la primera cuarentena comunitaria, emitida para una localidad de la pinareña Consolación del Sur con cinco contagios confirmados en “contactos” de un matrimonio portador, llegado del extranjero; el cierre de todos los vuelos provenientes del exterior, salvo excepciones; y el pedido de que se retire a embarcaciones extranjeras que se mantienen en aguas jurisdiccionales cubanas, sin negarle la atención que requieran ante una emergencia o situación eventual.
Además, se adoptan otras decisiones en el orden social, como la de liberar de sus labores a aquellos trabajadores con edad o padecimientos considerados de riesgo y que serían más vulnerables ante la enfermedad si la adquiriesen. Del otro lado, se estimula la aplicación de las sanciones previstas a quienes vulneren las normas establecidas, tales como mantenerse recluidos y en seguimiento sanitario si las circunstancias lo indican.
Aplausos desde
los balcones
Los médicos y todo el personal de la Salud siguen en la primera trinchera, respaldados por estudiantes de Medicina.
No sólo familiares agradecidos como Loty: la ciudadanía les reconoce el empeño.
Desde el domingo, aplausos cerrados salen de ventanas y balcones a las nueve en punto de la noche, cuando suena el cañonazo en La Habana. Es el homenaje de los cubanos al personal sanitario.
Las personas se asoman o se paran en el umbral de las puertas. Es otra forma de socializar ahora que es menester no salir, no besarse, no tocarse, no acercarse a menos de metro y medio… Pero, sobre todo, se trata de una expresión de reconocimiento que ha llegado a otros países donde hay misiones médicas de Cuba.
A pesar de las limitaciones de un bloqueo que quedó mejor expresado el martes, cuando se denunció que Washington ha impedido el arribo a Cuba de otros lotes de ayuda sanitaria y médica contra el Covid-19 provenientes de China, la isla sigue aportando a quien lo necesita, su capital humano.
Ya hay brigadas médicas cubanas no sólo en la región italiana más golpeada —Lombardía— sino, además, en otras 13 naciones, donde laboran brigadas integradas por casi 600 hombres y mujeres que trabajan en el sector salud, 179 de ellos, médicos.
Cuba se ayuda, y ayuda, para detener la pandemia.