Jorge Islas*
La emergencia sanitaria causada por el COVID-19 en NY, empieza a ceder de manera gradual, con tendencia a la baja semana tras semana. De haber tenido más de 600 muertos diarios, con 20 mil hospitalizaciones semanales, al día de hoy se registran menos de 100 decesos diarios con mil 200 internamientos hospitalarios semanales, para una población aproximada de 8.5 millones de habitantes.
Buenas noticias en lo general, no así en lo particular para las comunidades hispanas, ya que de acuerdo con un estudio reciente del Departamento de Salud del Estado de NY, los latinos seguimos siendo la comunidad más afectada, tanto en contagios como en hospitalizaciones y muertes, teniendo al día de hoy el 37% del total de registros.
La mayoría de los nuevos contagios siguen siendo en hombres mayores de 60 años con enfermedades predeterminadas como diabetes, hipertensión, obesidad, entre otras, que trabajan en hospitales, servicio postal, construcción, mensajería y entregas de alimentos o farmacia a domicilio. Queens y el Bronx se mantienen como la zona de mayor riesgo, en vecindarios que son identificados como populares y de comunidades latinas. Buena parte de la diáspora mexicana que reside en la ciudad de NY, labora principalmente en estas actividades y viven en estas zonas habitacionales. Si a esto agregamos la falta de accesos a servicios de salud preventiva, tenemos un coctel de fatalidades.
La notable reducción de casos invita a pensar que en breve se habrán de regularizar las actividades profesionales, comerciales y de entretenimiento consideradas como no esenciales, presumiblemente en 4 fases a partir del 8 de junio. De tal manera que, para mitad del mes de julio, la ciudad y sus 5 condados circunvecinos deberán de estar funcionando de nueva cuenta, pero con nuevas reglas de operación en las que se establecen muchas restricciones de orden sanitario. Habrá excepciones, como es el caso de los teatros de Broadway, que han anunciado que regresarán hasta el mes de enero del 2021.
Por lo pronto, se reanudan actividades de manera paulatina no sin haber temor por parte de las autoridades y de los propios residentes, ya que se podría volver a dar un rebote de contagios, como ha estado sucediendo en otras ciudades en los EU, que sin mayores controles han permitido llevar a cabo actividades de gran concentración de personas, con numerosos contagios que generan nuevas preocupaciones.
Según un estudio recientemente publicado por el New York Times, para que una comunidad en lo general quede más o menos inmune a otra crisis sanitaria como la que tuvimos en Manhattan, se requiere que el 60% de su población tenga anticuerpos. En Nueva York, que se considera la ciudad más contaminada del mundo por este virus, apenas y se alcanza el 19.9%. Así que a falta de dichos anticuerpos, será el cuidado personal y el sentido común, lo que nos mantenga sanos y lo más alejado posible de contraer el coronavirus.
Como sea, saldremos de esta crisis sanitaria más temprano que tarde, no así de la crisis económica que tendremos que enfrentar como comunidad, ante uno de los momentos más complejos y adversos de que se tenga registro en la historia reciente de los EU. Los números de la crisis del 2008-2009 son juego de niños frente a la desaceleración que estamos viendo, en la que se considera como una de las economías más poderosas del mundo. Al día de hoy, en tan sólo dos meses y medio, van casi 41 millones de personas desempleadas, que requieren apoyo del Gobierno para subsistir con los cheques de la seguridad social.
Cuando Angela Merkel dijo a su pueblo que estaban frente al reto más grande después de la Segunda Guerra Mundial, no bromeó en lo absoluto. Es el desafío más grande, pero de todos los países del orbe para revertir la avalancha de calamidades que pueden presentarse por la desigualdad, pobreza, inseguridad y otras enfermedades que dejará el COVID-19 en menos de tres meses.
@Jorge_IslasLo
*Cónsul General de México
en Nueva York.