Alfredo García
A cinco meses de la elección presidencial Donald Trump se atrinchera en el “aislacionismo” para mejorar su imagen electoral. El pasado domingo, desde la Academia Militar de West Point, Trump anunció que “EEUU no es el policía de este mundo”, que estaba terminando “la era de las guerras sin fin”, y que EEUU no debería resolver “viejos conflictos en tierras lejanas”.
El temor de Trump es comprensible. Una reciente encuesta de American Greatness/ TIPP en Florida y Michigan, arrojó que el candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, aventaja por más de 10 puntos al presidente. En Michigan y en Florida, el 51% de los consultados señaló que votaría por el demócrata, mientras que un 38% en Florida y un 40% en Michigan, lo harían por el republicano.
Sin embargo la motivación del presidente no es militar, sino empresarial, basado en costos y beneficios. El pasado miércoles Trump anunció que retirará de Alemania tropas estadounidenses, para presionar un aumento de su contribución a la OTAN. “Hasta que paguen vamos a retirar a nuestros soldados, como la mitad, y se quedarán como unos 25,000 y veremos a dónde vamos desde ahí, pero Alemania se ha convertido en una morosa. ¿Por qué deberíamos seguir haciendo nosotros lo que hacemos si ellos no van a pagar?”, declaró Trump a la prensa. El empresario presidente quiere que Berlín aumente hasta un 2% el gasto en defensa respecto a su PIB.
El inusitado repliegue de Trump sin lograr una victoria militar, después de 19 años de guerra, no tiene un propósito de paz sino frenar la hemorragia económica. Comenzó con un frágil acuerdo con los talibanes el pasado mes de marzo, para reducir su presencia de 13 mil a 8 mil 600 soldados, remanentes desde la invasión a Afganistán en 2001. Según el Departamento de Defensa de EEUU, el gasto militar total desde que comenzó la guerra en Afganistán hasta marzo de 2019, fue de 760.000 millones de dólares.
La reducción de tropas en Afganistán y Alemania contrasta con la expansión militar en los ricos países petroleros en torno a Irán, todos grandes compradores de armas a EEUU, que según el Congreso norteamericano, asciende a más de 50 mil soldados. En Irak hay 5,200 soldados en 9 bases. En Kuwait existen 13,000 tropas. En Qatar se encuentra establecido el Mando Central de EEUU, con alrededor de 11 mil tropas. En Jordania cuentan con 3 mil soldados. En Arabia Saudita controlan cinco bases aéreas y 3 mil soldados. En Bahrein se encuentra la mayor base naval de EEUU en la región, con 7 mil soldados. En Emiratos Árabes Unidos, 5 mil soldados están instalados en dos bases navales y una aérea. En Omán, hay unos 600 soldados. En Turquía en la base aérea de Incirlik, en el Norte y Noreste de Siria, así como en la frontera entre Irak, Siria y Jordania, en números no revelados. En caso de crisis, esas tropas pueden ser multiplicadas en pocas horas.
La presión política de Trump contra Alemania buscando un mayor aporte económico a la OTAN, refuerza la tesis impulsada desde 2017 por París y Berlín, para promover una estructura militar de cooperación europea de defensa llamada, Iniciativa Europea de Intervención, IEI, “capaces y dispuestos a poder reaccionar juntos más rápidamente”, fuera del marco de la OTAN y de la UE, frente a situaciones que puedan amenazar la seguridad europea: catástrofes naturales, intervención en una crisis o evacuación de nacionales”, Según sus fundadores, la IEI no competiría con la OTAN, sino que sería un “complemento” a la seguridad del bloque atlántico. Sin embargo desde su aparición, este proyecto no contó con la simpatía del presidente Trump, porque entre sus normas, a diferencia de la OTAN, suprime la obligación de comprar armamentos a EEUU.