WASHINGTON, EE.UU., 19 de junio (AFP/REUTERS/EFE).- A cuatro meses y medio de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, renquea uno de los argumentos estrella de la campaña de reelección de Donald Trump de que los tribunales estaban anclados en posiciones conservadoras, complicando sus expectativas.
Esta semana, la Corte Suprema -dos de cuyos nueve miembros fueron nombrados por Trump- le infringió reveses en temas sensibles para su electorado: los derechos de la minorías sexuales y la inmigración.
“Creo que esto podría resultar crítico para su campaña”, afirmó el experto en derecho de la Universidad de Richmond, Carl Tobias.
El académico explicó que muchas personas votaron por Trump pensando en la facultad presidencial de nombrar a los jueces. “Pero esta semana mostró que no puede satisfacer esta promesa”, apuntó.
En 2016, el magnate de Nueva York y expresentador de televisión comprometió a la derecha religiosa -que inicialmente era escéptica hacia su figura por estar divorciado y tener un perfil tan mediático- con la promesa de nombrar a jueces conservadores en el conjunto del sistema judicial federal.
Pero más importante todavía, Trump prometió colocar en la Corte Suprema a jueces contrarios al derecho al aborto y favorables al porte de armas.
Desde su elección Trump logró, gracias a la mayoría republicana que domina el Senado, confirmar el nombramiento de 195 jueces del total de 860 puestos que hay en todo el país, según el portal oficial Federal Judicial Center.
Además, la Casa Blanca celebró que estos magistrados tienen una media de edad inferior a 50 años, lo que asegura un impacto duradero de varias décadas.
“Formidables”
El Senado confirmó el jueves a uno de sus candidatos, Justin Walker, de 37 años, como magistrado de la Corte Federal de Apelaciones de Washington, uno de los tribunales más influyentes del país, pese a las reservas de la oposición sobre su falta de experiencia y su cercanía al Partido Republicano.
Trump destaca con orgullo este balance y en broma dice que solamente George Washington, que fue el primer presidente de Estados Unidos, lo hizo mejor con un 100% de los nombramientos.
En campaña, a menudo celebra a los dos “formidables” jueces que entraron a la Corte Suprema durante su mandato.
Pero uno de ellos Neil Gorsuch, se unió el lunes al jefe de la Corte, el conservador moderado, John Roberts, para votar junto con los jueces progresistas para proteger los derechos de los trabajadores homosexuales y transgéneros frente a la discriminación, en contra de la postura del gobierno.
Al mismo tiempo, la Corte rechazó un recurso del gobierno para extender el derecho al porte de armas y para penalizar a las denominadas “Ciudad Santuario”, que se niegan a cooperar con la policía migratoria.
El jueves, John Roberts volvió a aliarse con los magistrados progresistas para bloquear el intento del gobierno de derribar el programa que protege de la deportación a los “dreamers”, un grupo de 700.000 jóvenes que llegaron a Estados Unidos de forma irregular siendo menores y que están en un limbo jurídico.