Los restos de dos guerreros vikingos de una misma familia fueron reunidos tras estar separados durante cerca de mil años el pasado miércoles en el Museo Nacional de Dinamarca, en Copenhague, una situación rara dentro de la arqueología.
De acuerdo con los especialistas, uno de los hombres murió en el siglo XII en lo que hoy es Inglaterra, mientras que su familiar, murió en Dinamarca, ambos tenían señales de traumatismos y heridas propios de acciones bélicas, lo que sugiere que se dedicaban a la guerra de manera profesional.
Los especialistas realizaron pruebas de ADN a ambos cadáveres como parte de un programa para arrojar luz sobre las invasiones vikingas que sucedieron en la alta edad media en el norte de Europa, sin embargo, fue por pura casualidad que se descubrió el parentesco entre ambos individuos.
Lo extraordinario del caso radica en que rara vez se pueden establecer lazos de parentesco entre restos humanos localizados a cientos de kilómetros de distancia con varios siglos de antigüedad.
A pesar de que los arqueólogos descubrieron que ambos esqueletos pertenecían a individuos emparentados, se desconoce exactamente en qué grado, incluso si vivieron en la misma época, a pesar de que ambos fueron datados entre los siglos VIII y XIII de nuestra era.
El descubrimiento tiene el potencial de reescribir la historia al aportar nuevos datos sobre las migraciones vikingas.
Con información de AFP.