A pesar de que hace solo un mes del asesinato a tiros del candidato presidencial de Ecuador, Fernando Villavicencio, la violencia en el país sudamericano, que ha sido reconocida internacionalmente, no ha cesado. Durante la noche del miércoles 30 de agosto y la madrugada del jueves 31, se registraron cuatro explosiones de coches bombas, a pesar de que las elecciones están a punto de comenzar.
Las dos explosiones tuvieron lugar en Quito, lo que la convierte en la primera ocasión en que se registra un atentado con coche bomba en la capital ecuatoriana. Anteriormente, estas acciones terroristas solían ocurrir en las ciudades costeras, especialmente en Guayaquil y Esmeraldas, donde el crimen organizado se propaga sin control.
La explosión ocurrió simultáneamente entre los dos individuos en el centro comercial y financiero de la capital ecuatoriana, a una hora de distancia y en el contexto de instalaciones relacionadas con el sistema penitenciario del país. Los otros dos sucedieron en el sur de la nación, sin que hasta ahora ninguna autoridad haya relacionado estos eventos con los de Quito.
Después de la muerte del candidato presidencial unos días antes de las elecciones y de la respuesta del gobierno al atentado a Fernando Villavicencio, se llevaron a cabo ataques que incluyeron el traslado de presos an otras prisiones, incluyendo al líder de una de las bandas de crimen organizado que operan en el país an un centro de máxima seguridad.
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