La capital rusa se prepara para acoger el emotivo adiós al destacado disidente Alexéi Navalni, cuya ceremonia fúnebre está programada para el próximo viernes, 1 de marzo.
Este anuncio fue realizado por el equipo del crítico del Kremlin, tras superar múltiples obstáculos y enfrentar amenazas que buscaban impedir una ceremonia pública.
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La lucha de su familia por hallar un lugar adecuado para el evento se vio frustrada en reiteradas ocasiones, enfrentando rechazos y restricciones en diversos espacios.
Iván Jdanov, en una comunicación a través de Telegram, lamentó las dificultades encontradas, atribuyendo la resistencia a influencias del Kremlin y al alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, aliado de Vladimir Putin.
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Sin embargo, la persistencia tuvo su recompensa, y se ha confirmado que la ceremonia se llevará a cabo en la catedral situada en el distrito de Maryino, al sureste de Moscú, con el entierro previsto en el adyacente cementerio de Borísovo.
Kira Yarmish, portavoz de Navalny, compartió detalles adicionales en la red social X, instando a los asistentes a llegar con anticipación al servicio que comenzará a las 14:00 horas de Moscú.
Este evento no solo servirá para rendir homenaje a la vida y legado de Navalni, sino que también se anticipa como una congregación de sus numerosos seguidores, lo cual podría generar incomodidad para las autoridades rusas, especialmente en la víspera de las elecciones presidenciales del 15 al 17 de marzo.
Este momento marca un punto de inflexión en la historia política rusa, subrayando la tensión entre el Estado y las voces opositoras.
La despedida de Navalny no solo es un evento fúnebre, sino también un símbolo de resistencia y desafío ante la represión política en Rusia.
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