El secretario de Defensa de Estados Unidos, el general Lloyd Austin, anunció el miércoles 8 de mayo que su gobierno ha decidido retener temporalmente un envío de armas a Israel, mientras evalúa las operaciones militares en el enclave palestino de Rafah.
La medida, impulsada por el presidente Joe Biden, refleja la preocupación de la administración por los potenciales daños a la población civil que podrían resultar de una ofensiva en esa área.
Durante su testimonio ante un subcomité del Senado, Austin expresó que, aunque aún no se ha tomado una decisión final, el gobierno estadounidense está revisando cuidadosamente los envíos de "municiones de alto calibre" programados a corto plazo.
"Estamos analizando algunos envíos de asistencia de seguridad en el contexto de los recientes eventos en Rafah", señaló Austin, subrayando que Estados Unidos prioriza la protección de los civiles en conflictos.
La discusión se centra especialmente en el uso de las mil 800 bombas de 2 mil libras (907 kilos) incluidas en el cargamento, dado su potencial impacto destructivo en zonas urbanas densamente pobladas.
Medios como CNN habían adelantado que el lote contenía un total de 3 mil 500 bombas, que también incluyen mil 700 unidades de 500 libras (226 kilos).
El general Austin reiteró el compromiso continuo de su país con la seguridad de Israel, aunque especificó que las operaciones militares deberían evitar escaladas mayores sin garantías de protección a los civiles.
"Desde el inicio hemos sido claros en que cualquier acción militar en Rafah debe considerar y proteger a la población civil presente en el área", declaró.
Por otro lado, la respuesta de Israel no se hizo esperar. El embajador israelí ante la ONU calificó la decisión estadounidense de retener el envío de armas como "muy decepcionante", reflejando la tensión entre los aliados sobre la estrategia militar en Rafah y el equilibrio necesario entre objetivos de seguridad nacional y consideraciones humanitarias.
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IO
