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La candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris, asegura que como presidenta buscará regularizar a 11 millones de migrantes indocumentados y reforzar la seguridad en la frontera con México

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, declaró que su gobierno está comprometido a regularizar a más de 11 millones de migrantes indocumentados que residen en el país, mientras se refuerza la seguridad en la frontera con México. En un discurso enfocado en la migración, Harris también se comprometió a revivir un controvertido pacto migratorio bipartidista que incluiría algunas de las restricciones más duras al sistema de asilo en años.

Durante su intervención, Harris afirmó que su administración trabajará para convertir en ley permanente un proyecto que previamente no logró suficiente apoyo para avanzar en el Congreso. Este pacto, criticado por organizaciones defensoras de los derechos humanos, no proponía un camino para la legalización de los migrantes que ya están en Estados Unidos, ni ofrecía opciones para quienes buscan emigrar hacia el país.

Ante una multitud entusiasta, Harris enfatizó su rechazo a los "juegos políticos" en torno a la seguridad nacional y prometió reintroducir la legislación bipartidista de seguridad fronteriza. Aunque no especificó cómo ofrecería un camino hacia la ciudadanía para aquellos que viven sin estatus legal, su compromiso sugiere un enfoque dual que busca equilibrar la regularización con medidas más estrictas en la frontera.

Este discurso representa un cambio en la retórica migratoria del Partido Demócrata, en comparación con la campaña del presidente Joe Biden en 2020, donde se hizo hincapié en restaurar el sistema de asilo tras los duros cambios implementados por la administración de Donald Trump.

El endurecimiento de la postura sobre la migración, motivado en parte por la presión del Partido Republicano y la cercanía de las elecciones, ha llevado al gobierno demócrata a implementar restricciones similares a las propuestas en el fallido proyecto de ley, que limitan la capacidad de solicitar asilo a quienes cruzan la frontera de manera irregular.

Estas medidas, junto con una estrecha colaboración con México para frenar el flujo de migrantes, han reducido los cruces irregulares a su nivel más bajo en cuatro años. A pesar de estas cifras, la crisis migratoria sigue siendo un tema crucial, con cientos de miles de personas llegando a la frontera sur de EE.UU. en busca de mejores oportunidades y huyendo de crisis en países como Venezuela, Nicaragua y Haití.

El continente americano enfrenta un movimiento migratorio sin precedentes, con más de 21 millones de personas actualmente desplazadas, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

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