Las ciudades fronterizas de Tamaulipas y Coahuila son el limbo para miles de ciudadanos de El Congo, Kenia y Camerún, que buscan refugio, asilo político y humanitario en Estados Unidos / En alerta el Valle de Texas
LAREDO, Texas, 13 de octubre (EL MAÑANA DE REYNOSA/HuffPost México)- Las ciudades de la frontera norte de Tamaulipas y Coahuila, que tienen frontera con Texas a través de Del Río, Eagle Pass, Webb Co. y Laredo, se han convertido en un limbo para las familias que provienen de El Congo, Kenia y Camerún, que buscan refugio, asilo político y humanitario en Estados Unidos.
Son más de dos mil africanos que buscan refugio y asilo político en Estados Unidos.
Se ignora si ya enviaron a la Guardia Nacional para fortalecer la vigilancia en los puentes internacionales del Valle de Texas.
Las ciudades mexicanas como lo son Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros se han convertido en su hogar provisional mientras los reciben las autoridades migratorias norteamericanas.
Autoridades y residentes de los Estados fronterizos con Texas han expresado su preocupación por la oleada de africanos que están llegando al estado en su deseo de cruzar a Estados Unidos.
Cifras extraoficiales dicen que unos dos mil migrantes africanos, incluidos menores de edad, se encuentran en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Llegaron en barco desde Camerún, El Congo o Kenya hasta Brasil, y luego recorrieron Centroamérica y México hasta arribar a Nuevo Laredo, donde buscan cruzar a Laredo, Texas.
Se calcula que en este periodo han ingresado a México aproximadamente 2 mil africanos que huyen de la violencia, desastres naturales y epidemias, entre ellas el cólera.
Las autoridades de La Aduana de Estados y la Patrulla Fronteriza, no han externado si cuentan con estrategias para contener el impresionante flujo que ha llamado la atención a nivel internacional.
Para alcanzar su destino, la mayoría vuela hacia Brasil, y emprende una travesía de más de ocho meses por el Continente Americano hasta llegar a las ciudades de la Frontera Norte de México. Una vez ahí deben esperar semanas para solicitar asilo al Gobierno de Estados Unidos. La mayoría arriba sin dinero, ni un lugar donde quedarse, y recurren a los albergues para migrantes como la Casa San Juan Diego, en Matamoros, Tamaulipas.
Los trabajadores y voluntarios del albergue están acostumbrados a recibir migrantes mexicanos y centroamericanos en su paso hacia el vecino país del Norte, o repatriados por la Patrulla Fronteriza, pero no están preparados para atender debidamente a los africanos. No sólo carecen de espacio y comida suficiente, sino que no hablan el idioma ni conocen bien sus necesidades. Aun así, buscan la manera de brindarles refugio, afirma Juan Antonio Sierra, encargado del albergue.
“Nuestra capacidad inicial era de 60 personas cómodas, acostados en sus literas. Pero desde que se presentó esta situación tuvimos que improvisar y convertir el comedor en recámara, y nuestro patio ahora es el comedor, dijo Juan Antonio Sierra.
Aunque no ha cuantificado el total de africanos que han albergado, Juan estima que brindan atención al doble de los que atendían el año anterior, sin recursos del gobierno, sólo con aportaciones de la Diócesis y donativos de los ciudadanos.
Recuerda en a principios de verano, cuando arribó a Matamoros un grupo grande de migrantes congoleños, tuvieron que hacer espacio para más de 180 personas: hombres adultos, mujeres y niños.
Oleada migratoria
El año pasado 2 mil 178 migrantes de África fueron presentados ante una autoridad migratoria mexicana, según los registros de la Secretaría de Gobernación, en su mayoría provenientes de Eritrea (636), de Camerún (425) y de la República Democrática del Congo (316).
El número de migrantes cameruneses registrados entre enero y agosto de este año (530) ya superó a la cifra del 2017, no así el de ciudadanos de Eritrea y los congoleños, pero en los siguientes podría superar el número del año pasado, si prevalecen las tendencias migratorias de los primeros ocho meses de 2018.