TAPACHULA, Chiapas, 22 de octubre (SinEmbargo/EFE).- La caravana de miles de hondureños que buscan llegar a Estados Unidos avanzó hoy por el suroriental estado mexicano de Chiapas en un brutal éxodo que se cobró al menos una vida y en el que los migrantes denunciaron violaciones a derechos humanos por parte del Gobierno mexicano.
La “caravana” de migrantes centroamericanos que se dirigen a Estados Unidos abarca a 7,233 personas, dijo el lunes el portavoz adjunto de la ONU, Farhan Aziz Haq, citando una estimación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Sin embargo, Sergio Seis Cabrera, director de atención a personas migrantes y refugiados de Suchiate, señaló que por el momento el municipio se encuentra en “calma”, pero está en “alerta preventiva” ante el aviso sobre el posible arribo de otra caravana de unos dos mil hondureños que salieron este fin de semana rumbo a frontera México-Guatemala.
Ni el calor abrasador, por encima de los 30 grados, ni la dura caminata de unos 40 kilómetros de este domingo han aplacado los ánimos de los miles de migrantes centroamericanos, en su gran mayoría hondureños, que han puesto rumbo a la localidad de Huixtla, en Chiapas, sobre las 10.00 hora local (15.00 GMT).
A ritmo ligero, familias enteras, muchos hombres pero también madres solteras con hijos, han convertido el asfalto en un río de personas, una muchedumbre agotada pero sin intenciones de desfallecer.
De acuerdo con el refugio para migrantes del municipio de Suchiate, fronterizo con Guatemala, se registraron siete mil 233 personas de la caravana que entraron a territorio nacional, entre ellas, mil 500 mujeres, y dos mil 400 niñas y niños.
Los más afortunados eran subidos en camiones y furgonetas gratuitamente, un regalo para los hondureños que arrancaron el periplo el 13 de octubre convocados por el boca oreja o a través de las redes sociales.
Algunos pedían limosna. Sin apenas nada en los bolsillos y escaso equipaje, viajan con lo puesto y agradecen la ayuda del pueblo mexicano, que les reparte agua, comida, medicamentos y ropa en un ejemplo de enorme solidaridad.
La valentía, la ilusión por una vida mejor, se contagia entre los participantes de esta gran marcha.
“Estamos con todos los ánimos de seguir para arriba. Para adelante. Y en Estados Unidos esperamos a ver si nos dan el permiso para entrar”, comentó a EFE César Armando Rodríguez, un hondureño de 43 años que viaja con tres compañeros empujado por la pobreza de su país.
“¡No somos criminales!”, entonaban algunos durante la caminata rumbo a la pequeña localidad de Huixtla, a unos 35 kilómetros de su punto de partida de hoy en Tapachula.