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México

Cientos hacen fila para pedir asilo

TIJUANA, Baja California, 17 de noviembre (DPA/EFE).- Cientos de migrantes hicieron fila hoy en el puesto fronterizo de El Chaparral en la ciudad mexicana de Tijuana para apuntar su nombre en una libreta y recibir un papelito con un número para solicitar asilo en Estados Unidos.

En la libreta, gestionada por los propios migrantes, el sábado por la mañana había más de 1,400 números apuntados, pero cada uno corresponde a un grupo de personas, y no a un único migrante, como fue el caso de la hondureña Doris García y su familia.

García recibió el número 1,423 en un papelito informal para ella, su esposo y sus tres hijos de seis, cuatro y un año, y deberá esperar ahora semanas o más probablemente meses hasta que le toque pasar a presentar su caso.

“Nosotros venimos huyendo de nuestro país, allí no hay trabajo y mucha pobreza”, dijo a dpa la hondureña, oriunda de San Pedro Sula, una de las ciudades más violentas del mundo. “Donde vivíamos tuvimos un problema con un vecino”, contó. “Nos amenazó”.

En Tijuana hay unos 2,000 migrantes, en su mayoría hondureños y guatemaltecos, llegados desde el fin de semana pasado en un goteo constante como parte de una caravana que salió hace un mes de Honduras y se mueve a pie, en autobuses prestados o trepados a camiones.

El grupo inicial, al que se le fueron sumando miles en el camino, recorrió unos 4,500 kilómetros desde San Pedro Sula hasta Tijuana. Se espera que en los próximos días arriben al menos otros 3,000 migrantes a la ciudad, que limita con el condado de San Diego.

Para el domingo habitantes de Tijuana que se oponen al flujo masivo organizaron un acto de protesta en la Glorieta Cuauhtémoc, mientras que otro grupo convocó a una contramarcha en el mismo sitio a favor de los migrantes.

El propio alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum, adoptó un discurso duro al estilo del presidente Donald Trump en Estados Unidos y afirmó que hay delincuentes entre los centroamericanos.

“No todos son migrantes”, dijo. “Hay algunos que son una bola de vagos, marihuanos, fumando marihuana en la calle”, señaló, aunque también hay “algunos buenos”.

En la caravana hay numerosas familias con niños pequeños y personas solas que quieren una vida mejor en Estados Unidos, lejos de la violencia y la pobreza en sus países.

Las autoridades locales estiman que los migrantes estarán al menos tres meses esperando poder hacer su trámite de asilo en Estados Unidos y que muchos se terminarán quedando en la ciudad, como ocurrió con una oleada de haitianos en 2016.

En la frontera

Más de 4,300 kilómetros por Honduras, Guatemala y México para llegar a la frontera, donde prácticamente ninguno de los miles de migrantes centroamericanos que poco a poco van llegando a la ciudad mexicana de Tijuana saben cuánto tiempo tendrán que esperar para que sus nombres ingresen en una lista para poder rellenar el formulario de solicitud de asilo en Estados Unidos.

Y para muchos de ellos, los motivos que les llevaron a abandonar sus países y emprender este largo viaje agotador no son ninguna garantía de que se les abra la puerta en la valla fronteriza para pasar al otro lado.

Karen Aguilera está sentada en el margen de una pequeña área de juego infantil del centro deportivo “Benito Juárez” en Tijuana. Entre 2,000 y 2,500 migrantes han sido alojados allí. Aguilera, de 34 años, hizo el viaje con dos de sus hijos. Otros dos todavía viven en Honduras y lleva al quinto en el vientre.

“Quiero un futuro mejor para mis hijos”, dice la mujer, oriunda de San Pedro Sula. ¿Y qué quiere hacer en Estados Unidos? “Trabajar”, contesta Aguilera con una voz que no transmite dudas. Sin embargo, esta respuesta no le ayudará en una eventual entrevista con las autoridades migratorias estadounidenses, ya que el sueño de una vida mejor no vale nada en la frontera de México con Estados Unidos.

Las mujeres embarazadas y las mujeres con hijos tienen las mejores perspectivas para recibir asilo, explica Rodolfo Cruz Piñeiro, experto en migración del renombrado Colegio de la Frontera Norte, que elabora estudios sociales en la zona fronteriza entre México y Estados Unidos. Si llegan a ser entrevistadas por las autoridades migratorias estadounidenses, esas mujeres deben esgrimir como argumentos la violencia y los peligros en sus países de origen. “Es la única posibilidad para conseguir asilo”, señala Piñeiro.

Este fin de semana se espera la llegada de otros miles de migrantes al centro deportivo Benito Juárez. En Tijuana los albergues están llenos. Las autoridades calculan que en las tres caravanas de migrantes llegarán a la ciudad fronteriza unas 9,600 personas. Todos tienen un objetivo común: entrar en Estados Unidos. La gente está huyendo de la violencia, la pobreza y el desempleo en sus países de origen.

Sin embargo, tampoco la violencia doméstica y las violaciones son motivo para conseguir asilo, según dejó claro el recién destituido fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions. “Puede ser que un extranjero esté expuesto en su país a amenazas y violencia, por motivos sociales, económicos, familiares u otros, pero el estatuto de asilo no ofrece una compensación para todas las desgracias”, explicó Sessions en junio.

Cruz Piñeiro no cree que los hombres jóvenes entre los migrantes tengan buenas posibilidades de ser acogidos en Estados Unidos. “Solo tienen dos opciones: quedarse en México, en una ciudad fronteriza como Tijuana, o volver a su país”.

Teóricamente, México puede expulsar a aquellos migrantes que hayan entrado sin el permiso necesario. Sin embargo, al país le falta la capacidad para hacerlo, asegura el experto en migración. Y tampoco es posible ofrecerles a todos ellos un empleo, ya que tampoco la situación económica de México es muy buena actualmente, explica Piñeiro.

Según indicó una funcionaria migratoria, en el paso fronterizo “El Chaparral en Tijuana se realizan diariamente unas 60 entrevistas en las que los solicitantes de asilo tienen que demostrar que sus peticiones están justificadas. Previamente, tienen que poner su nombre en una lista en los albergues y alojamientos improvisados y después en otra lista en la frontera.

Algunos migrantes han denunciado que hay funcionarios mexicanos que aprovechan esta situación para pedir sobornos para que los centroamericanos puedan subir algunos lugares en la lista. Una mujer de Belize dijo en el paso fronterizo de Tijuana que esos funcionarios exigen el pago de cientos de dólares. En esos casos, los migrantes arañan todo lo que puedan para avanzar en la lista de espera para las entrevistas.

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