México

Ciudad de México, 14 de diciembre (SinEmbargo).- México atraviesa por una crisis en materia energética  que alcanzó niveles históricos con la administración del ex Presidente Enrique Peña Nieto.  En el sexenio pasado, la capacidad utilizada de las seis plantas de refinación  pasó de 78 a 34 por ciento, mientras que la producción de gasolinas  cayó en 74 puntos porcentuales.

El reto es enorme. Pero transformar a México en un país con autosuficiencia energética  es una proceso transexenal que podría iniciar con el Plan Nacional de Refinación  del Presidente Andrés Manuel López Obrador  (AMLO). Sin embargo, la modernización de las seis refinerías  existentes y la construcción de la refinería de Dos Bocas , en Tabasco, no lo garantizan, coincidieron analistas consultados.

Entre 2012 y 2017, la inversión de Petróleos Mexicanos (Pemex) en Transformación Industrial cayó en 36 por ciento real (al pasar de 29.2 a 18.6 mil millones de pesos) y la producción nacional de crudo cayó en 27 por ciento (al pasar de 2.5 a 1.8 millones de barriles diarios).

Asimismo, la producción promedio de petrolíferos cayó en ocho por ciento (pasó de 1 millón a 950 mil barriles diarios) y su importación aumentó en tres por ciento (de 557 a 588 mil barriles diarios). En el caso de las gasolinas, el déficit fue de 74 puntos porcentuales (de 418 a 108 mil barriles diarios) y las importaciones se incrementaron en 25 por ciento (de 394 a 302 mil barriles diarios).

La falta de autosuficiencia energética durante el sexenio pasado fue tan grave que, en 2015, Pemex registró su peor crisis en 22 años, cuando alcanzó un déficit financiero  de 176 mil 451 millones de pesos (cifra 61.5 por ciento superior al déficit de 2014).

En este contexto, AMLO propuso incrementar en 19 por ciento el presupuesto de Pemex para el siguiente año, con una inversión adicional de 75 mil millones de pesos –en comparación con el presupuesto aprobado de 2018– para sumar un total de 466 mil 946 millones.

La finalidad es dotar al país de seguridad energética, superar el déficit nacional de las gasolinas (importamos el 74 por ciento de lo que consumimos en el mercado interno) y reducir su costo actual (de 11.62 a 22.65 pesos, dependiendo de la región del país).

Por un lado, el Plan Nacional de Refinación impulsa la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco.

Esta tendrá un costo aproximado de 8 mil millones de dólares, con una capacidad de producción de 340 mil barriles diarios de crudo, para obtener 170 mil barriles de gasolina y 120 mil de diésel (de ultra bajo azufre) diarios. Es decir, contará con el potencial para generar 36 por ciento más gasolinas de las que son producidas al día de hoy.

Para 2022, el proyecto prevé la producción diaria de 1 millón 863 mil barriles de crudo, 781 mil de gasolina y 560 mil de diésel.

Desde 2013, López Obrador se manifestó en contra de la reforma a los artículos constitucionales 27 y 28. Para el fundador de Morena, los contratos de utilidad compartida entre el Gobierno federal y empresas privadas significó “el robo del siglo”. Foto: Juan Pablo Zamora, Agencia Cuartoscuro. De acuerdo con la doctora Miriam Grunstein Dickter, esta planta transformadora podría ser la refinería Bicentenario (en Tula, Hidalgo) del sexenio de López Obrador. Es decir, un proyecto de inversión (que costó al menos 3.4 mil mdp) tirado a la basura, que legó un terreno ocioso, con una barda perimetral de 14.7 kilómetros de longitud y dos túneles de desfogue.

Para la socia fundadora de Brilliant Energy Consulting, aunque la propuesta suena “bien”, pero el plan de negocios es desconocido. Esto es particularmente importante ya que las grandes obras –como la construcción de una refinería– implican altos costos y sobrecostos; además del factor tiempo, según el cual, “es improbable que la haya terminado, para operarla y suministrar, en unos cuantos años”.

A pesar de que es algo “deseable y positivo”, confirmó a  SinEmbargo  Arturo Carranza, asesor energético de la consultoría Mercury, “el tiempo es poco probable que se cumpla”.

Según Carranza, “el tema de las ingenierías es el más complicado” y, aunque López Obrador tuviera resuelta esa parte,  “tres años de construcción es un periodo muy corto” ya que implica, también, un diseño que por sí solo puede durar un sexenio entero.

En el mejor de los casos, dijeron los especialistas, AMLO habrá puesto la primera pieza para un proceso escalonado que trascenderá su periodo de mandato y cuyos resultados, quizá, no los veamos en los próximos seis años.

Los analistas coincidieron en que es “mucho más factible” la modernización de refinerías –porque ya existe la infraestructura y gran parte del capital necesario para su funcionamiento– que esperar “a tener una nueva [planta] operando a niveles de producción altísimos en tres años”, explicó Alejandro Limón Portillo, investigador de Energía y Finanzas Públicas del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).