México

Le salen puntos negros al TLCAN

CIUDAD DE MEXICO, 29 de agosto, (SinEmbargo).- El acuerdo comercial al que Estados Unidos y México llegaron en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) podría no resultar tan beneficioso para determinadas industrias, según análisis y opiniones de cámaras industriales, y especialistas.

El pasado lunes, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el de México, Enrique Peña Nieto, sostuvieron una conversación telefónica en la que anunciaron un “entendimiento” comercial que, por el momento, excluye a Canadá.

“Daremos por terminado el TLCAN para dar paso a este nuevo acuerdo, vamos a empezar a negociar con Canadá. Yo sé que Canadá tiene mucho interés en negociar, pero hay muchos puntos que tenemos que limar”, señaló el Presidente de Estados Unidos. Mientras Peña Nieto expresó que “este es un tratado muy positivo para ambos países”.

Sin embargo, el nuevo acuerdo podría no resultar tan benéfico para determinados sectores de la producción. Incluso, el diario estadounidense The Wall Street Journal lo calificó de “notablemente peor en muchas maneras”, según su editorial del pasado martes 28 de agosto.

El diario señaló que pese al “rally de alivio” que el nuevo acuerdo generó en los mercados, la aprobación del mismo está en la incertidumbre dado que los tiempos legislativos de Estados Unidos lo expondrían a ser discutida por la siguiente legislatura que podría tener mayoría demócrata.

También se duda de si la administración de Trump está calificada para firmar un acuerdo que excluya Canadá, pues el mandato de negociación incluía a todos los integrantes del TLCAN.

Por su parte, la ministra de Comercio de Canadá, Chrystia Freeland, acortó una gira por Europa para intentar el reinicio de las negociaciones entre Estados Unidos y su país.

Sin embargo, la funcionaria ha señalado que sólo firmarán un acuerdo que sea beneficioso para su país.

Productos agrícolas: en el vacío

Cinco fueron los temas que retrasaban la finalización del nuevo acuerdo comercial. Estos eran: temporalidad agrícola, regla de origen automotriz, cláusula quinquenal o “sunset”, propiedad intelectual, empresas propiedad del Estados y manipulación monetaria.

Sin embargo, el tema agrícola es otro de los pendientes en este acuerdo comercial firmado, así lo denunciaron campesinos mexicanos.

Raúl Pérez Bedolla, secretario general de la Alianza Campesina del Noroeste (ALCANO), advirtió que después de 24 años de vigencia del TLCAN el Gobierno mexicano es sometido por órdenes del presidente Donald Trump para aceptar un acuerdo bilateral con Estados Unidos con el que vendrán afectaciones en los precios de granos básicos y en las bolsas en la referencia comercial, además de que se padecerán los efectos de guerra comercial iniciada por el mandatario estadounidense con China y la Unión Europea.

Indicó que el “golpe” directo será para los pequeños agricultores de granos básicos como maíz, fríjol, trigo y oleaginosas, entre otros, ante el vaivén que se maneja en la Bolsa de Chicago.

El dirigente de la Alianza Campesina del Noroeste precisó que es necesario un ajuste en las políticas públicas para el campo, ya que fue ignorada desde el sexenio de Felipe Calderón y en el Gobierno de Enrique Peña Nieto.

Incluso recordó que Peña Nieto ofreció y no cumplió con la reforma profunda al campo.

“Ante tanta inestabilidad para el campo, las organizaciones de productores hemos denunciado que traemos políticas para el sector agropecuario desde 1994, pero los programas no están respondiendo ya a la realidad que tienen los pequeños productores”, detalló en entrevista.

Lo anterior, dijo, se suma al estancamiento económico del sector primario, toda vez que entre 2008 y 2017 el producto interno bruto (PIB) agropecuario creció en promedio anual sólo 2.1 %, en tanto que la población ocupada se incrementó en 1.0 % y la productividad se desarrolló, apenas 1.1 %.

Raúl Pérez Bedolla destacó que el campo mexicano, a pesar de la política pública instrumentada desde 2003 basada en el desarrollo del sector agropecuario a través del Programa Especial Concurrente, “continúa estancado con bajas tasas de productividad y reducidos niveles en la calidad de vida de sus habitantes, situación que se refleja en el mantenimiento de la pobreza”.

Por ello, dijo, “ahora los pendientes acumulados en 24 años se le expondrán al nuevo titular del Ejecutivo Andrés Manuel López Obrador, en el paquete del Nuevo Acuerdo para el Campo que propondrá el Congreso Agrario permanente próximamente.

“El reto es establecer los precios de cosechas y la comercialización de los productos agropecuarios de los pequeños productores sobre todo si se quiere competir con los Estados Unidos, el ahora con el tratado bilateral”, explicó.

“Queda claro que el Tratado de Libre Comercio no fue la panacea para los pequeños productores y los pendientes, prevalecen”, recalcó el dirigente de la Alianza Campesina del Noroeste.

De acuerdo con los campesinos mexicanos, este acuerdo bilateral marca el colofón de la línea de la política económica que se siguió en este sexenio de atender nada más a los grandes empresarios y los pequeños productores fueron ignorados.

“El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, debió abrir un espacio para ver los intereses de los pequeños agricultores, sin embargo ahora quedarán afectados también por la guerra comercial que tiene Donald Trump con China y medio mundo”, concluyó.

Dejaron fuera el tema del maíz

Juan Pablo Rojas Pérez, presidente de la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México, dijo a SinEmbargo que si bien el acuerdo alcanzado garantiza la estabilidad en el precio de la canasta básica como la tortilla, el huevo, la carne, la leche, los cuales no tendrán aumentos considerables en los próximos años, los negociadores mexicanos dejaron fuera la diferenciación de precios entre maíz blanco y amarillo.

“No se tomó en cuenta la exigencia que nosotros siempre pusimos en la mesa, de que el maíz blanco debe de estar diferenciado del maíz amarillo, ya que éste es el que importamos. El maíz blanco debería tener un valor más alto que el amarillo”, dejó en claro el dirigente de más de 200 mil productores de maíz en el país.

“Sentimos que las necesidades de la canasta básica de los mexicanos fueron utilizadas por los negociadores del (TLCAN) de ambos países para lograr destrabar varias exigencias que tenía. Hay que tomar en cuenta que EE. UU. exporta 16 millones de toneladas a México y eso fue una herramienta que utilizaron los negociadores”, agregó.

Consideró que si bien la administración federal de Enrique Peña Nieto termina con una balanza comercial positiva, la brecha entre pequeños y grandes productores aumenta.

Juan Pablo Rojas Pérez insistió en que el problema es que no se ve una política agrícola de apoyo al sector primario en momentos en que el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha hablado de la autosuficiencia alimentaria y, por tanto, debería trabajar en esas áreas con los productores.

En Estados Unidos, indicó, el presidente Donald Trump ofreció 12 mil millones de dólares en subsidios a sus productores, “pero no vemos, en el caso de México, cuál será la política agrícola para los mexicanos”.

“Este nuevo acuerdo abre la posibilidad para el manejo de importación de la última tecnología, es decir, el manejo biotecnológico de las especies, y es ahí donde vemos el riesgo de la importación por parte de los mexicanos. Por ejemplo, en el nuevo acuerdo se podrá importar maíz transgénico, del cual no estamos a favor o en contra, el problema es que aquí no nos permiten utilizar esa tecnología, o sea, no nos permiten producirlo, pero si dejan que se importe con este proceso”, precisó.

Riesgos para la industria automotriz

Con respecto a la regla de origen automotriz, según la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés), México aceptó que el 75 % del contenido de un vehículo sea producido dentro del bloque (comparado con el 62.5 % actual) para poder ser exento de aranceles y que del 40 al 45 % sea fabricado por trabajadores que ganen al menos 16 dólares la hora. Con estos cambios se espera alentar una mayor producción en Estados Unidos o Canadá, para evitar la imposición de un arancel especial de 2.5 por ciento.

Al respecto, un análisis del WSJ señala que algunos fabricantes de automóviles se verían obligados a reconsiderar la producción de algunos de sus modelos, especialmente los menos lucrativos, ya que podrían no cumplir con los requisitos más estrictos del nuevo acuerdo y tendrían que pagar un arancel del 2.5 por ciento.

“Los fabricantes de automóviles se enfrentarán a algunas decisiones difíciles”, dijo Kristin Dziczek, una experta de la industria en el Centro de Investigación Automotriz en Ann Arbor, Michigan, al WSJ.

En lugar de hacer grandes cambios en sus planes de producción, es más probable que los fabricantes de automóviles pasen la tarifa de 2.5 % a los consumidores o simplemente dejen de vender esos modelos de menor margen en los Estados Unidos, agregó.

Eso podría llevar a un aumento en los precios o limitar la elección de autos que normalmente son comprados por consumidores preocupados por los precios, coincidieron analistas.

De acuerdo con un análisis de los datos del Wall Street Journal of National Highway Traffic Safety Administration de 2018, casi una docena de modelos ensamblados en México podrían no cumplir con las nuevas reglas del acuerdo comercial.

Por su parte, el Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, señaló que aproximadamente el 70 % de las exportaciones automotrices de México cumplirán con las nuevas reglas de origen acordadas con Estados Unidos para cuando entre en vigor el nuevo acuerdo, y que trabajarán para que el porcentaje restante lo logre a corto plazo.

A partir de la entrada en vigor del nuevo acuerdo, las automotrices tendrán cuatro plazos para cumplir con los ajustes. Al respecto, Guajardo indicó que el tratado comercial entraría en vigencia el 1 de enero de 2020 y las empresas podrían en 2020, 2021, 2022 y 2023 cumplir con las medidas.

Otro de los puntos polémicos fue la inclusión de la “cláusula sunset”, que solicitaba la renegociación del acuerdo cada cinco años, a menos que los tres países acordaran prolongarlo. México y Canadá renegaron del hecho.

El nuevo acuerdo establece una revisión sexenal para ver si se requiere alguna actualización o modificación, mientras la vigencia será de 16 años.

Sobre la propiedad intelectual, ambas naciones acordaron garantizar 10 años de protección a los medicamentos biológicos. Estados Unidos pedía 12, mientras México pugnaba por ocho años.

Dicho medicamentos son preparados con derivados de organismos vivos y se utilizan para el tratamiento de enfermedades como la artritis y el cáncer. Al terminar la protección, terceras empresas pueden empezar a producir versiones genéricas.

En lo referente al capítulo “empresas propiedad del Estado”, el nuevo acuerdo elimina las protecciones actuales de la mayoría de inversionistas en México y Estados Unidos, ya que sólo quedarán protegidos contra la expropiación física, según el WSJ.

Mientras en manipulación monetaria, ambos países se comprometieron a mantener la transparencia con la que administran sus monedas.

Incertidumbre en industrias de México y EE. UU.

Hasta el momento, no se conoce a cabalidad el acuerdo al que Estados Unidos y México habrían llegado para sustituir al TLCAN. Será el viernes, según la agencia AP, cuando el Gobierno de Trump envíe al Congreso un aviso formal sobre el pacto comercial y 30 días después, los legisladores podrán tener acceso al acuerdo.

Ante la incertidumbre, legisladores y asociaciones empresariales han mostrado un “optimismo cauteloso” por el nuevo acuerdo, o han señalado que no es el mejor pero, por el momento, es el más viable.

En este sentido, el legislador republicano que preside la Comisión de Recursos y Arbitrios de la cámara baja, Kevin Brady, dijo que espera “analizar cuidadosamente los detalles y efectuar consultas en las próximas semanas para determinar si la nueva propuesta responde a las prioridades comerciales establecidas por el Congreso”, según consigna AP.

Mientras el número dos del bloque de senadores republicanos, John Cornyn, dijo que el anuncio del lunes era un “paso positivo”, pero que Canadá debe ser parte del acuerdo final. “Un acuerdo trilateral es el mejor camino hacia adelante”, añadió y destacó que había millones de empleos en juego.

Según la agencia EFE, asociaciones empresariales de la región fronteriza de Estados Unidos y México mostraron un “optimismo cauteloso”, aunque quieren esperar a conocer los “detalles” y a que Canadá se sume a las negociaciones.

Jon Barela, consejero delegado de la Alianza Borderplex, organización que promueve el desarrollo económico del área del sur de Nuevo México, El Paso (Texas) y Ciudad Juárez (México), dijo a Efe que un nuevo TLCAN es “esencial” para la competitividad económica, el dinamismo y el crecimiento económico de la región.

Sin embargo, apuntó que hay que esperar a conocer más detalles sobre los términos exactos del acuerdo, aunque se mostró confiado en que finalmente la renegociación del tratado comercial se traduzca en un “TLCAN modernizado y fortalecido” para lo cual Canadá se debe sumar.

“Una ratificación exitosa de un nuevo TLCAN solidificará la región de Borderplex como el cuarto centro de manufacturación más grande de América del Norte”, destacó el responsable de Alianza Borderplex sobre los más de cinco millones de empleos de esta región estadounidense que dependen del comercio con México, un 25 % del total de la fuerza laboral.

James García, representante de la Cámara de Comercio Hispana de Arizona (AZHCC), dijo a EFE que es “vital” la participación de Canadá en el acuerdo “a corto y largo plazo”, pues este pacto en vigor desde 1994 entre México, Canadá y Estados Unidos engloba más de un billón de dólares anuales de intercambio.

La Cámara de Comercio de California dijo entender los cambios innovadores que requiere el TLCAN, ya que la economía y los negocios han cambiado radicalmente desde que se implementó, pero recordó que hasta ahora benefició a industrias estadounidenses como la de la agricultura, la energética y la automotriz.

“Cualquier renegociación del TLCAN debe reconocer los logros alcanzados y asegurar que el comercio de Estados Unidos con Canadá y México siga siendo fuerte y sin interrupciones”, indicó la Cámara de Comercio de California.

Por su parte, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), aseguró que el acuerdo logrado no es óptimo pero es bueno en las circunstancias y es mejor tener un acuerdo bilateral que no tener nada.

“El TLC era un Titanic en proceso franco de hundimiento. (…) No es un acuerdo óptimo, pero es bueno en las circunstancias. El peor escenario es que se rompiera por completo la posibilidad de que la inversiones no tuvieran viabilidad en el país”, aseguró Gustavo de Hoyos en conferencia de prensa.