México

CIUDAD DE MEXICO, 9 de enero (HUFFPOST MEXICO).- Los huachicoleros en México no sólo surten a automovilistas que viajan por carretera o a gasolineras en las orillas de pueblos olvidados. El opulento negocio ilegal que le cuesta al país unos 60 mil millones de pesos al año tiene, entre sus más grandes clientes, a poderosas empresas asentadas en Estados Unidos que compran combustible a sabiendas de que es robado, según Petróleos Mexicanos.

Entre el 2010 y el 2012, PEMEX denunció en tres juicios distintos a 23 empresas estadounidenses, y a seis particulares, por presuntamente comprar combustible mexicano en el mercado negro, que luego distribuyeron entre sus filiales.

Grandes compañías como BASF Corporation, Murphy Energy Corporation, US Petroleum Depot, Big Star Gathering, entre otras, que surten a empresas de energía, fueron acusadas de estar en contacto directo con carteles mexicanos de la droga y comprar por debajo del precio del mercado recursos naturales, como gas y crudo, obtenido de la región petrolera Cuenca de Burgos.

Esta región, ubicada entre Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, es una zona de dominio del Cartel de Los Zetas, que durante años ha administrado el negocio del huachicoleo a la par de sus tradicionales actividades criminales, como la extorsión, la venta de drogas, la trata de personas, el secuestro y el sicariato.

Hoy, Los Zetas son un cartel disminuido, si se compara con el poder que ostentaban en los tres años en que PEMEX acudió a tribunales extranjeros para reclamar el pago de indemnizaciones y sanciones a los culpables de colaborar con los criminales que desfalcan al Estado; sin embargo, el poder de Los Zetas en el negocio del huachicoleo está lejos de desaparecer. Uno de los líderes más buscados en el país por este delito, Roberto de los Santos de Jesús, El Bukanas, es un ex comandate de Los Zetas que controla la ordeña de ductos desde Veracruz hasta Puebla en el llamado Triángulo Rojo.

Según los alegatos del Gobierno mexicano, las empresas estadounidenses enviaban a México camiones cargados con agua, que iban etiquetados como si llevaran combustible. Al cruzar la frontera, ya en territorio mexicano, tiraban el agua y los llenaban sus pipas con crudo, gasolina o condensado de gas natural que había sido ordeñado de los ductos. Con identificaciones falsas, los huachicoleros mexicanos sobornaban a funcionarios aduanales para regresar las pipas a Texas y tras una elaborada reventa del combustible -una especie de lavado de combustibles”- los insumos llegaban a las empresas que pagaban solo una fracción de su precio en el mercado legal.

En aquellos años, PEMEX solicitó, entre los tres juicios, unos 300 millones de dólares como medio de reparación, pero la Corte de Distrito de Houston, Texas, desechó la demanda por considerar que PEMEX Exploración y Producción no había presentado pruebas contundentes por los delitos de apropiación ilícita del uso de propiedad privada, enriquecimiento ilícito y conspiración civil.

Apelación tras apelación, los funcionarios mexicanos usaron fotografías, videos y copias de cheques para argumentar que empresas en Estados Unidos se estaban aprovechando de la corrupción institucional y del poder del Crimen Organizado en el país.

Las grandes empresas defendieron su inocencia y tras largos años lograron que recuperar, efectivamente, apenas 9 millones de dólares, de acuerdo con un reportaje elaborado por los periodistas Raúl Linares y Tania Montalvo.

Esos 9 millones de dólares representan, apenas, el 0.1% de las pérdidas anuales de 8 mil millones de dólares por el robo de gas LP que sufrió PEMEX en el 2018.