México

Jorge Gómez Barata

Tras conocer que bajo presión militar y para evitar derramamientos de sangre Evo Morales renunció a su cargo de presidente de Bolivia, el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, le ofreció asilo político y, al recibir su aceptación, organizó una virtual “operación de extracción” contrarreloj para salvar la vida del mandatario depuesto. Una complejidad añadida se deriva de la medirraneidad tanto de Bolivia como de Paraguay.

Inmediatamente las secretarías de Relaciones Exteriores y Defensa, así como la Fuerza Aérea de México, organizaron un operativo de rescate. Simultáneamente se adelantaron gestiones con las cancillerías de Bolivia y Perú para obtener tanto los permisos de vuelos, como el salvoconducto para que el expresidente pudiera salir de su refugio y abordar el avión enviado por México. En tales diligencias participó el presidente electo de Argentina Alberto Fernández, quien contactó con los mandatarios Martín Vizcarra de Perú y Mario Abdo Benítez de Paraguay.

La primera disposición de los encargados de la operación fue habilitar el avión que había sido utilizado por el expresidente Enrique Peña Nieto y que la nueva administración traspasó a la Fuerza Aérea Mexicana. Se trata de una moderna nave de uso civil, Gulfstream 550, capaz de realizar el vuelo de cerca de 15,000 kilómetros en ida y regreso a Perú, Bolivia y Paraguay en alrededor de 24 horas.

En la capital peruana el aparato esperó el permiso de sobrevuelo para ingresar en el espacio aéreo de Bolivia y llegar hasta Cochabamba a unos 1,500 kilómetros de Lima donde el expresidente Morales abordó la nave.

De regreso, con Evo a bordo, al aparato se le prohibió sobrevolar Bolivia, excepto por un pequeño corredor a Lima y, ya en la capital peruana, se le comunicó que, con el expresidente como pasajero, no podría atravesar el territorio peruano. Afortunadamente, Paraguay concedió autorización para viajar hasta Asunción donde el avión fue abastecido de combustible.

Debido a las negativas de Perú y Ecuador, se trazó una ruta de regreso sobre el mar. No obstante, por el hecho de que Paraguay carece de costas, fue necesario acudir a Brasil cuyo gobierno concedió permiso para que, por una ruta con trazado milimétrico, la nave pudiera salir al mar y poner rumbo a México, lo cual aumentó en varios miles de kilómetros el recorrido y retrasó la llegada.

No obstante las dificultades mencionadas y otras, el presidente López Obrador y el canciller Ebrard insistieron en que no hay queja alguna respecto a los países que, por sus propias consideraciones, no autorizaron el sobrevuelo de la nave mexicana y tampoco conflicto con Estados Unidos que no intervino ni enjuició la actuación de México que, según el canciller, fue puesta en conocimiento de la Organización de Estados Americanos y las Naciones Unidas.

En este contexto se recordó la tradición mexicana respecto al derecho de asilo y entre otros ilustres exiliados se mencionaron a José Martí, Giuseppe Garibaldi, decenas de españoles durante la Guerra Civil, entre otros Luis Buñuel y León Felipe, además de Víctor Raúl Haya de la Torre y Rigoberta Menchú, así como cientos de chilenos y argentinos. También pudo aludirse a Lev Trotski, perseguido por Stalin y a Carlos Prío, presidente cubano que en 1952 fue derrocado por Fulgencio Batista.

En julio de 1955 Fidel y Raúl Castro llegaron a México, inicialmente no como exiliados y debido a sus actividades conspirativas, en junio de 1956, fueron detenidos por la Policía Federal. La situación fue saldada por la intervención del expresidente Lázaro Cárdenas quien intercedió ante el presidente Adolfo Ruiz Cortines, quien virtualmente les otorgó la condición de refugiados. El 25 de noviembre del propio año, Fidel y Raúl y otros 80 expedicionarios, dejaron México a bordo del yate Granma.

Los exitosos esfuerzos del gobierno mexicano para rescatar a Evo Morales están siendo complementados por la convocatoria de los mecanismos de la OEA para esclarecer el golpe de Estado y tratar la situación creada en Bolivia.

México y su presidente le cumplieron a América Latina. Gracias.