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México, mayor consumidor de refrescos del mundo

México, mayor consumidor de refrescos del mundo

CIUDAD DE MEXICO, 14 noviembre (EFE/SinEmbargo).– México vive un epidemia de diabetes que cobra la vida de 80 mil personas al año, y aún así es el país en el que más refresco se consume.

En un artículo publicado en la Gaceta UNAM, titulado “México, primer consumidor de refrescos del mundo”, se alerta que en nuestro país se consumen 163 litros de refresco por año, “que significa 40 por ciento más que Estados Unidos, que, a su vez, ocupa el segundo lugar con 118 litros”.

Además, el consumo de bebidas representa un importante gasto para las familias mexicanas, pues destinan diez por ciento de sus ingresos a comprarlos, según datos de Florence L. Theodore, miembro del Instituto Nacional de Salud Pública, citados en el artículo.

“Beber refrescos en México, señaló, no es fortuito y es el resultado de un entramado conjunto de procesos sobre todo económicos, políticos y culturales. Se ha comprobado que siete de cada 10 niños en comunidades rurales desayunan con refresco; entre 1999 y 2006 se triplicó el consumo de bebidas azucaradas entre los adultos mexicanos, y justamente este sector de la población que los consume de manera ocasional son 15 por ciento más propensos a padecer obesidad”, dice la publicación.

Sin embargo, reducir el consumo de refrescos enfrenta la problemática de la imagen positiva que se construyó alrededor de esas bebidas. Además de que en los últimos años las fuerzas económicas y los gobiernos han contribuido a crear mayor “disponibilidad y de bajo precio al refresco; los anuncios de las refresqueras ocultan composición y riesgos para la salud, ya que el marketing vincula la marca con modernidad, descanso, mexicanidad, felicidad y hasta convivencia familiar, elementos que contribuyen en la incorporación duradera de estas bebidas en la dieta cotidiana del mexicano”, señala el artículo.

La epidemia en México

Hace tres décadas pocos habrían imaginado que la diabetes, una enfermedad de la que apenas se hablaba, se convertiría en una emergencia epidemiológica en México que cobra la vida de 80 mil personas al año.

“Hoy, esta es una epidemia preocupante. En los últimos años se ha visto un incremento exponencial y cada año muchos mueren en México por complicaciones relacionadas con diabetes”, asegura a Efe el doctor Valentín Sánchez.

Hace 30 años, reconocen especialistas, esta era una enfermedad considerada rara que afectaba principalmente a población con predisposición genética.

La diabetes es una enfermedad que afecta al mundo entero, pero actualmente México es el noveno país con más número de diabéticos y se estima que, de seguir la tendencia, ascenderá al séptimo sitio para 2025.

Basta revisar las cifras. En 1993 se estimaba que 3,6 % de los mexicanos tenían diabetes tipo 2. Para 2000 la proporción ascendió a 5,8 %, a 7 % en 2006 y a 9,4 % en 2016, según cifras de la Secretaría de Salud.

Las causas de este padecimiento son diversas y van desde la mala alimentación, el sedentarismo, factores genéticos o socioeconómicos y, principalmente, el sobrepeso y la obesidad, refiere el doctor Héctor Ochoa coordinador del Departamento de Salud de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).

Cuando a Lucía, quien prefirió no dar su nombre real, le llegó el diagnóstico de diabetes, la enfermedad apenas se conocía en el pueblo de Tuxpanguillo, comunidad ubicada a unos 20 kilómetros de la ciudad de Orizaba, en el estado de Veracruz, entidad que ocupa el primer lugar nacional respecto al porcentaje de habitantes con diabetes.

Recuerda que fue hace unos 15 o 20 años y entonces padecía una obesidad que le había dejado su último embarazo. “No se cuida uno, porque nunca imaginas que te puede pasar”, asegura.

Sobre todo, dice, porque en ese entonces el pueblo tenía una alimentación basada en frijoles, maíz, chayotes, quelites y alimentos que se cultivaban en la comunidad.

Lucía recuerda que cuando se comenzó a pavimentar el pueblo, se empezó a tener mayor acceso a alimentos enlatados, embotellados, refrescos y alimentos procesados.

Alejandro Calvillo, director de la organización El Poder del Consumidor, asegura que existe una clara relación entre las tasas de diabetes y de obesidad y los cambios en la alimentación, especialmente en el consumo de bebidas azucaradas.

“Es una sustitución de nuestros alimentos. A cualquier rincón del país que vayas te encuentras una tiendita con productos de refresqueras, pastelillos, y muchas veces no tienen acceso a alimentos que antes había en mercados locales”, afirma.

Es quizá por ello que muchas personas se vuelven diabéticas antes de los 50 años.

“Hay cambio en los patrones alimentarios. La dieta rica en alimentos tradicionales que se cultivaban en la milpa, verduras y frutas, ha cambiado con la industrialización y urbanización”, comenta el doctor Ochoa.

El especialista afirma que la migración es también un problema ya que las personas que van de los pueblos a las ciudades “empiezan a consumir una dieta rica en grasas y a ganar peso, grasa abdominal; hay obesidad y una comorbilidad de la obesidad es la diabetes”.

Lucía reconoce que a la par que se introducían en el pueblo alimentos “chatarra”, también lo hacía la diabetes.

De acuerdo con el doctor Sánchez, lo más lamentable es que debido a la falta de revisiones médicas constantes, existen muchas personas que padecen diabetes sin saberlo.

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