JUCHITÁN DE ZARAGOZA, Oax., 19 de noviembre (EL UNIVERSAL).- México exige tiempos de propuestas, no de protestas, dice el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, en referencia a la marcha convocada por el poeta Javier Sicilia hacia Palacio Nacional, para demandar un cambio en la política en materia de seguridad del gobierno federal.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el prelado, que construyó el albergue Hermanos en el Camino para darle refugio a los migrantes centroamericanos y que se ha convertido en una voz reconocida en la defensa de los derechos humanos, asegura que marchar en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador en estos momentos es sumamente “peligroso”, porque se abrirían las puertas a los que se oponen a los cambios que impulsa el gobierno de la Cuarta Transformación.
“Conozco a Sicilia, marché con él por todo el territorio mexicano en 2011, es una persona honesta que busca el bien de la gente, pero creo que debe aprender de su misma experiencia, donde al recorrer el país recibimos miles de cartas y testimonios de víctimas de la violencia que desde entonces exigían no sólo ser escuchados, sino que demandaban una respuesta”, indica.
Hoy, dice Solalinde Guerra, el presidente López Obrador está escuchando a los mexicanos, a las víctimas de la violencia, quiere construir la paz y está respondiendo de esa forma a los miles de ciudadanos que se sienten aprisionados por la impunidad y que anhelan dejar atrás este “país en llamas que nos dejaron los gobiernos pasados”.
Fue hace más de ocho años, en abril de 2011, durante el sexenio de Felipe Calderón, cuando Javier Sicilia organizó una serie de recorridos por todo el país, luego de que su hijo Juan Francisco fuera asesinado. Creó el llamado Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y en ese esfuerzo contó con el acompañamiento del sacerdote Alejandro Solalinde Guerra. Sin embargo, ahora el prelado se deslindó del poeta. “No marcharé con él”, ratifica.
Para Solalinde Guerra –criticado por su cercanía con el actual Presidente, quien incluso lo invitó a encabezar la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) antes de tomar protesta– la marcha al Palacio Nacional convocada por el poeta es “anacrónica” y hasta “peligrosa”.
“No se cuánta gente vaya a participar, pero es fácil imaginar que ahí estarán los partidos de oposición y todos los que han perdido privilegios en este gobierno. Son tiempos de unidad del pueblo mexicano”, insiste el sacerdote.
“Atípico”, el perfil de Rosario Piedra
Tras reconocer que hay un déficit en materia de derechos humanos en el país, el sacerdote Alejandro Solalinde considera que esa circunstancia hace impostergable la necesaria unidad de los mexicanos para fortalecer la CNDH.
Es cierto, explica, que la titular de la CNDH, nombrada por el Senado de la República, tiene “un perfil atípico”, pues “no es hombre, ni viene de las alturas esferas jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México”, pero sabe, asegura, que el proyecto de México reclama terminar con el déficit en materia de derechos humanos, combatiendo los abusos de las autoridades.
“Creo que todos los actores sociales debemos respaldar la designación de Rosario Piedra frente a la CNDH. Quien no lo haga, como algunos dirigentes panistas, corren el riesgo de quedarse solos, aislados de la sociedad y, si acaso, cobijados por la cúpula empresarial y de la iglesia católica, que se oponen a los cambios que se están dando en el país”, profundiza.
Solalinde Guerra dice no sentirse molesto ni decepcionado, porque los senadores no consideraron en la terna a Elizabeth Lara, defensora de los derechos humanos propuesta por el prelado desde julio del año pasado, cuando él declino la invitación de Andrés Manuel López Obrador. “Sólo me causó extrañeza”, añade. Elizabeth Lara Rodríguez es actualmente la Coordinada Estatal de Derechos Humanos de la CNDH.
“Debemos jalar parejo todos. El pueblo mexicano está viviendo su transición. Muchas cosas no están bien. Ya es tiempo de superar el maldito legado que nos dejaron y eso se logrará con la unidad de todos, porque lo que está en juego no es el destino de una persona, sino del país”, señala.
Rosario Piedra, explica Solalinde Guerra, fue electa presidenta de la CNDH con el voto de los senadores de Morena y otros diputados, y por lo tanto “debemos darle todo el respaldo en estos tiempos de la transición, donde se necesitan organismos autónomos y fuertes que estén pendientes de que la sociedad mexicana no sea víctima de más abusos por parte del poder”.
Según el sacerdote y defensor, aún no es justo que haya voces que cuestionen la designación de Rosario Piedra al frente de la CNDH.
“Les digo que no es justo, que debemos esperar su trabajo. Además, no fue impuesta por nadie, sino que fue resultado de la opinión de los senadores, quienes también quieren que dejemos atrás ese México de horrores, de violencia e impunidad”.
Añade: “Si entre todos sumamos nuestras voces a favor de la paz y concordia que convoca el presidente Andrés Manuel López Obrador, y a la par le damos confianza a la CNDH y a su titular para que trabaje con autonomía, independencia y honestidad, en esa medida estaremos trabajando para desterrar la impunidad y los abusos desde el poder”.
Solalinde confía en que los actores interesados en profundizar los cambios en el país apoyarán, no al Presidente si no quieren, pero sí a sus políticas que apuntan a los cambios que México demanda desde hace años.