Los empleados viven bajo la zozobra y la amenaza de ser despedidos; denuncian que la compañía recicla una y otra vez piezas para operar
[email protected] Lázaro Cárdenas, Mich.— Para trabajadores de esa industria y habitantes del puerto de Lázaro Cárdenas, Fertinal es “la empresa del diablo”, que ha sido vendida en cuatro ocasiones y atravesado por problemas de huelgas, escándalos y despidos masivos.
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Fertinal ha estado envuelta en problemas legales desde 2001, lo que generó el primer paro y el cierre de su planta por seis años. Fertinal llegó a ser un búnker. Si no hay justificación laboral o comercial con esa empresa adquirida por Petróleos Mexicanos, nadie más entra.
La seguridad de Fertinal ha aumentado en los últimos días. Sus trabajadores pasan por lo menos dos filtros de revisión para llegar a la zona de la Isla de En Medio, donde están ubicadas las naves industriales de esa empresa. Desde que se ventilaron presuntos sobornos para que Pemex adquiriera esa compañía es vigilada por tierra, agua y aire.
Los filtros son encabezados vía tierra y agua por la Marina Armada de México y la Administración Portuaria Integral Lázaro Cárdenas.
Fertinal es custodiada por los peligros del Río Balsas; cuidada por sus directivos, ahora ya está en la mira de sus empleados. Desde 2014, cuando el gobierno de Enrique Peña Nieto empezó con la compra de Fertinal, todo en el interior y a su alrededor “fue otro infierno, pero con diablo nuevo”, según los obreros.
Uno de los trabajadores, que pidió el anonimato, acompaña a EL UNIVERSAL en un recorrido afuera de la empresa por lancha, con ayuda de pescadores, ante el imposible acceso por tierra.
Explicó que durante una negociación del reparto de utilidades se dieron cuenta de que Fertinal ya pertenecía a Pemex. “Esta empresa es del diablo. Esa ideología de privatizar las empresas es para enriquecer más a personas ajenas y a políticos”, señaló.
Nervioso por los puntos de seguridad en las turbias aguas del Balsas, el empleado narra que desde que Pemex administra Fertinal la empresa trabaja en lo oscurito. “Las ganancias no sé en qué se las gasten. Lo poquito que llega es en refacciones, y a veces tardan dos, tres meses en comprar rodamientos para reparar los equipos”, dijo. Sus sueldos y prestaciones disminuyeron; reciclan una y otra vez piezas para reparar la maquinaria industrial y son amenazados con despedidos porque “no hay dinero”.
“La mayoría de la gente trae esa incertidumbre de qué va a pasar por el escándalo que hay, que si va a cerrar y, más que nada, la gente de confianza [está preocupada]”, expuso. El trabajador y sus compañeros no se explican por qué les dicen que desde que Pemex adquirió Fertinal sus administradores y directivos les aseguran que está en quiebra. “Se vio que hubo mayor venta, hay más tráileres que llegan a cargar producto; pipas y pipas. Pero no se vio reflejado en el salario ni en la compra de suministro”, expuso.
El empleado de Fertinal niega que hayan dejado de trabajar. “Nosotros, cuando regresamos [2015], nos dijeron que habían hecho una inversión, que les echáramos la mano, que en cinco años que recuperaran esa inversión e iban a compensar lo que habíamos hecho por la empresa y no ha pasado”, agregó. Los conflictos de la planta. Una enramada de la zona costera fue ayer el punto de reunión entre jefes de área de Fertinal en la que el tema toral de su charla es el escándalo de la empresa. (El Universal)