CIUDAD DE MEXICO, 18 de julio (apro/ EFE).- En helicóptero y a tan solo unas horas de conocer su sentencia de cadena perpetua, Joaquín Guzmán Loera fue trasladado de Nueva York a Colorado, donde será uno de los presos de la cárcel de máxima seguridad conocida como el “ Alcatraz de las montañas Rocosas”.
El abogado de El Chapo, Jeffrey Lichtman, confirmó el traslado de su cliente a Florence, Colorado, para ser internado en la prisión “USP Florence ADMAX”, en donde también está recluido Francisco Javier Arellano Félix, uno de los exlíderes del Cártel de Tijuana.
La prisión está protegida por alambradas con púas, torres de vigilancia, patrullas fuertemente armadas que resguardan sus instalaciones y francotiradores altamente especializados.
Según Notimex y AFP, las celdas están hechas de concreto y miden 2.1 por 3.6 metros, tienen una cama del mismo material cubierta solo por un delgado colchón y mantas, así como una ventana de poco más de un metro de alto y 10 centímetros de ancho por donde entra algo de luz, pero a través de la cual los presos no ven más allá del edificio.
En el reducido espacio hay un banco y un escritorio fijos, también de concreto, mientras que algunas celdas tienen radios y televisores en blanco y negro, que transmiten programas religiosos, educativos y de interés general.
La comida se les suministra a través de pequeños agujeros en la puerta y su contacto con otras personas se limita a los guardias y el personal de la cárcel, de acuerdo con medios de prensa.
La cárcel alberga a los presos considerados más peligrosos o que están acusados de terrorismo, como Ted Kaczynski, el “Unabomber; el conspirador de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Zacarias Moussaoui, y el terrorista de la Maratón de Boston, Dzhokhar Tsarnaev.
También se encuentra en ese presidio Simón Trinidad, excomandante guerrillero de las desaparecidas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Esta prisión, Administrative Maximum Facility (ADX), en Florence, en el estado de Colorado, es de las más seguras del mundo y es conocida también como Supermax, 90 millas al sur de Denver.
Abrió sus puertas en 1994 para albergar a los reos más peligrosos y otros que representen amenaza para la seguridad nacional.
El confinamiento en solitario y de extrema seguridad que ha vivido Guzmán Loera desde que fue extraditado desde México a Estados Unidos en enero de 2017 –en una celda de 18 metros cuadrados en la cárcel federal en Manhattan con una ventana opaca–, continuará por el resto de su vida en este país.
Las celdas en la ADX son paredes de cemento y a prueba de sonido para evitar la comunicación con otros reos, algunas sin ventanas, donde los reclusos pasan 23 horas a solas, con contacto mínimo con personal de la ADX. Las tuberías de las unidades en que está dividida la prisión no transmiten sonidos.
A esta prisión son enviados aquellos que el sistema federal de prisiones ha declarado los más peligrosos, como líderes de pandillas violentas, terroristas, o reos que han atacado a otros prisioneros o a oficiales de seguridad de cárceles a través del país.
La ADX alberga hasta 405 reos y entre los que estuvieron allí figuró Timothy McVeigh, condenado a pena capital y ejecutado en 2001 por el atentado contra el edificio federal en Oklahoma, en 1995, que costó la vida a 168 personas y 600 heridos.