CIUDAD DE MEXICO, 24 de agosto (La Política Online).- No fue una salida fácil. Carlos Urzúa ya no soportó que Andrés Manuel López Obrador no lo escuchara y, en cambio, diera espacio a consejeros juniors que le entregaban los “otros datos” que contradecían incluso a las estadísticas oficiales. Su interna con Alfonso Romo, las inconsistencias de Rocío Nahle y el desaire en la confección del Plan Nacional de Desarrollo colmaron su paciencia.
Como explicó Línea Política Online, no es la primera vez que un integrante del equipo económico sale eyectado por la resistencia de AMLO a escuchar sus recomendaciones. Gerardo Esquivel terminó en el Banco de México justo por lo mismo. En pleno armado del Presupuesto 2019, el ahora subgobernador quiso explicarle varias veces al Presidente que estaba cometiendo errores técnicos que frenarían a la economía.
Los argumentos de Esquivel eran similares a los que esbozaría más tarde Urzúa, y que ahora también intenta imponer Arturo Herrera. ¿Para qué destinar cuantiosos recursos a Santa Lucía, Dos Bocas o el Tren Maya, si el primer año de gestión apenas se podrían empezar a cabildear esas obras, sus proyectos ejecutivos, sus estudios de impacto ambiental?
Toda esa masa de recursos colocada desde el Presupuesto en los mega-proyectos de la 4T significaría menos obra pública, menos carreteras, menos reparaciones de hospitales, menos construcción de puentes... Las micro obras que dinamizan la economía, generan empleo, y mantienen en actividad a toda una gama de empresas vinculadas al sector.
“Este muchacho es muy soberbio”, se quejó AMLO ante Urzúa. Esquivel terminó en Banco de México y meses más tarde -ya con la economía en una franca desaceleración- el propio Urzúa se iría de la 4T. No en buenos términos: AMLO lo acusó que querer seguir bajo el modelo neoliberal.
Herrera es, quizás, quien mayores logros ha conseguido en las últimas semanas. Y, de alguna manera, tiene una vinculación con la salida de su antecesor. Urzúa funcionó como una suerte de fusil: se “quemó” para que su sucesor pueda negociar en otros términos.
De hecho, el flamante Secretario de Hacienda avisó desde el primer día que intentaría agilizar el gasto, porque sólo de esa forma se incentivaría la demanda agregada. Algo que Urzúa no conseguía. También busca reactivar la obra pública y balancear el próximo Presupuesto.
Hay que recordar que Urzúa fue profesor de Esquivel, Herrera y también de Graciela Márquez Colín en la maestría del Colegio de México. Por eso, años más tarde, se llevaría a sus alumnos favoritos a su experiencia como Secretario de Finanzas en la Ciudad de México.
Ahora, sus “alumnos” quieren retribuirle de alguna forma el último gesto político. La idea que crece en ese sector del Gobierno es que Urzúa pueda reconciliarse con la 4T, para que puedan proponerlo como nuevo titular del INEGI, en reemplazo de Julio Santaella, el elegido de EPN.
La idea tomó fuerza cuando se logró reemplazar a la máxima autoridad del CONEVAL, que cayó en manos de un amigo de Gabriel García. “Nadie dudaría de su independencia para manejar los números, sobre todo después de su salida del Gabinete. Si hasta es un rockstar en la oposición”, argumentan.
Un dato: Urzúa es originario de Aguascalientes y sería de su agrado regresar a su tierra, donde el Instituto Nacional de Estadística y Geografía tiene su sede central.