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La tragedia del género en Tijuana

* Mujeres asesinadas por sus parejas, en ataques a mano armada cuando acompañaban a un hombre, dentro del narcomenudeo dejados sus cuerpos semidesnudos* A pesar que en Tijuana se creó una unidad liderada por Ministerios Públicos mujeres para investigar con perspectiva de género los homicidios contra féminas, muy pocas de las carpetas presentan avances. Algunas de las historias fatales

TIJUANA, Baja California, 27 de septiembre (Investigaciones Zeta/Rosario Mosso Castro).- Las historias son distintas pero el final de todas es trágico.

Mujeres vulneradas, golpeadas, asesinadas. Pocos de sus verdugos están en prisión.

Neri Rodei Pelayo Ramírez llegó a Tijuana hace unos 16 años. Ella nació en Nayarit, vivía en Bahía Banderas, donde residen la mayoría de sus ocho hermanos. Fue la cuarta hija de un matrimonio que ya falleció. Un desamor y la esperanza la trajeron a esta ciudad. Aquí nacieron sus dos hijos, una niña ahora de quince años, un niño de cuatro al que dedicaba la mayor parte de su tiempo ante el autismo que lo caracteriza.

Después de una vida de golpes, maltratos, violencia doméstica, denuncias a su pareja y órdenes de restricción hacia quien es el padre de sus hijos, hace poco más de un año se separó de esa vida.

No estaba sola, la que fuera su suegra la ayudó por un tiempo con los gastos que devenga la atención especial para su hijo. Se fue a vivir sola al fraccionamiento Natura en un departamento frente a donde vive su hermano, quien aportaba para la manutención de su pequeña familia, y la familia de este veía por ella, por sus hijos. Entre todos se apoyaban para salir adelante.

Aunque el cuidado de su hijo le impedía trabajar de tiempo completo, la urgente necesidad la llevó a buscar empleo en una maquiladora. Entró en diciembre del 2018 y ahí conoció a José Manuel Mondragón Lemus. Primero el acercamiento y después la intimidad. Neri Rodei le confió a su hermana que estaba muy contenta. José Manuel, a diferencia del padre de sus hijos que había sido deportado por un asunto de drogas en Estados Unidos, no tomaba, no fumaba, no se drogaba y la trataba muy bien. Finalmente estaba descansando de una vida de golpes.

Neri Rodei dejó de trabajar. Su nueva pareja le pidió que así lo hiciera, que atendiera a sus hijos. El hermano seguía apoyándola, le consiguió a José Manuel trabajo en la Feria Tijuana. Estaba a cargo de un inflable de Coca-Cola. Por las fechas de la Feria, la situación empezó a cambiar para la mujer.

Relató a sus familiares en Tijuana que José Manuel Mondragón Lemus había cambiado su actitud. Su comportamiento ahora era violento aunque no había llegado a los golpes. Lo describió como un hombre celoso en extremo. En una ocasión, cuando ella en compañía de otros vecinos azuzaba a un ladrón de la colonia, le reclamó que lo estuviera mirando. En un ataque de celos le gritó. Otra escena igual sucedería días después en el perímetro de la Feria, cuando Neri hizo un comentario acerca de uno de sus familiares.

Con la mala experiencia previa, la mujer de 33 años informó a las féminas de su familia que terminaría la relación. Que dejaría a José Manuel. Pero ya no alcanzó a liberarse de otra mala relación. El 16 de septiembre, pasadas las dos de la tarde, José Manuel la mató.

Un día antes por la noche, la hija mayor de Neri escuchó a su mamá discutir con su pareja. La menor ya lo había aceptado tiempo atrás cuando vio que, a diferencia de su padre, no golpeaba a su madre. Pero esa fecha los escuchó discutir nuevamente. La niña prefirió resguardarse en su habitación, de la cual salió minutos después, al escuchar que su hermano comenzó a llorar. Pensó que su mamá le había pegado e iría por él. Pero cuando llegó a la recámara de su madre, la encontró con las manos en el cuello, intentando detener el intenso sangrado que por ahí manaba. También le salía sangre del estómago.

José Manuel Mondragón Lemus le quitó el teléfono celular a la menor cuando esta intentó hacer una llamada de auxilio. Le ordenó que llevara una cobija para detener la sangre, la niña obedeció temerosa y alcanzó a escuchar a su maná que le dijo que huyera. Regresó con la cobija y el hombre tapó con esta a Neri y envió a los niños a su habitación.

Después fue con ellos y les dijo que ya había detenido el sangrado, que ya estaba bien. Que no pasaba nada. Se cambió la camiseta, tomó una mochila con sus cosas y se fue. Antes los dejó encerrados bajo llave.

Cuando abandonaba el lugar, José Manuel fue visto presuroso por los familiares de Neri, quienes le preguntaron si iba a trabajar. Les respondió con un seco “sí” y se fue. No llegó a su trabajo. No han sabido de él.

Los niños pidieron ayuda a gritos hacia la casa de sus tíos y fueron rescatados. Cuando llegó la ambulancia, Neri Rodei ya estaba muerta.

Neri Rodei Pelayo Ramírez era conocida en el Ministerio Público del Fuero Común como víctima. Su historial consta de cuatro expedientes como víctima de violencia intrafamiliar. Cuatro denuncias: la primera en 2016, como ofendida de violencia intrafamiliar; en 2018 iniciaron dos carpetas con su nombre, una porque el padre de sus hijos, de apellido Loza, no cumplía con sus obligaciones, y otra más por violencia intrafamiliar; y este año, en la carpeta 024-2019-5608, la tercera denuncia por violencia intrafamiliar.

161 asesinatos de mujeres en nueve meses

Sólo el martes 17 de septiembre se reportaron tres mujeres víctimas de homicidio en Tijuana: 23 adultas fueron privadas de la vida de manera violenta en 25 días de septiembre.

En el transcurso del 2019, autoridades han contabilizado 161 asesinatos cometidos contra féminas en Tijuana. La data indica que en los primeros ocho meses de este año, el promedio fue de 17 homicidios mensuales, esto es, un asesinato cada dos días.

Con 161 víctimas femeninas, esta ciudad concentra el 82 por ciento de las 144 carpetas abiertas en Baja California en el 2019 por homicidios de mujeres. Del 1 de enero del 2017 al 18 de septiembre de 2019, se han registrado 702 víctimas mujeres; 558 han sido asesinadas en Tijuana.

La manera de asesinarlas es variada y todos se han aplicado este mes.

“Sigan metiéndose con lo que nos les pertenece Miguel Targetas, Guera Ganancias Kevin La Momia, así van a quedar Atte CJNG LA ZONA ORTE TIENE DUEÑO,” se leía en una pequeña manta que dejaron al lado de una maleta, en cuyo interior estaba el cuerpo de una mujer asesinada con una bala en la cabeza. Fue el 8 de septiembre en Zona Norte.

A Rosa Isela Radillo Ávalos, de 21 años, le dispararon el 16 de septiembre desde un auto cuando caminaba frente a una plaza comercial sobre Avenida Rubén Alarid con rumbo al swap meet. Murió al día siguiente.

El mismo día, policías federales encontraron el cuerpo de Sayra Radillo, de 20 años, quien yacía en el piso de la parte trasera de una camioneta Grand Cherokee negra con placas de Anapromex. Su cuerpo estaba semidesnudo.

El cadáver de otra mujer fue encontrado en estado de putrefacción al interior de una caja de televisión dejada como basura en Bulevar Bellas Artes.

Un común denominador es que en la mayoría de los casos, aunque haya testigos, estos no ven nada o no pueden identificar a alguien. El mayor involucramiento ha sido denunciar anónimamente cuando hay balazos.

El subprocurador Jorge Álvarez detalló: los crímenes pasionales o de violencia intrafamiliar clasificados como feminicidios, son los menos; los relacionados con venta de droga al menudeo, los más numerosos. En estos últimos es común que la mujer sea asesinada al lado de un hombre, y no el objetivo principal del ataque.

En parejas

En el homicidio del oncólogo Gustavo Vignali y su pareja, Juana Parra -ocurrido el 9 de septiembre-, autoridades corroboraron que la licenciada en Derecho era el objetivo del ataque, que estaba familiarizada con los asesinos, les abrió la puerta y estos buscaron codiciosamente entre sus documentos antes de abandonar los cadáveres y la escena del crimen a bordo de un automóvil sedán rojo.

Este mes se iniciaron otras ocho carpetas por asesinatos de parejas, destacan cuatro casos que ocurrieron todos, el viernes 13 de septiembre.

Previamente, el 9 de septiembre, dos cuerpos fueron encontrados en la recámara de una casa en el número 52010 de la calle La Purísima en la colonia Ejido Francisco Villa. Estaban sobre el piso, al pie de la cama, con un tiro de gracia. Al ser agredidos -suponen investigadores- el hombre estaba al frente y la mujer atrás, cerca de la pared. A la una de la tarde, vecinos reportaron que muchas horas atrás, en la madrugada del mismo lunes, habían escuchado balazos.

A las cinco de la mañana, el cadáver de Ana Díaz, de 46 años, fue encontrado junto al de José Gutiérrez, de 68. A ella le dispararon en la cabeza, a él en el brazo y el pecho. Vecinos aseguraron que alrededor de las 4:20 am escucharon cómo alguien derribó la puerta del departamento 202 del edificio numerado 22067 en la calle Paseo de las Rosas del fraccionamiento San Carlo. Después oyeron cuatro detonaciones y, cuando se asomaron, vieron a tres hombres huir por el cerro aledaño. El occiso no tenía antecedentes penales. Ana ya había sido víctima de un ataque a balazos en 2017, en el cual resultó lesionada. Fue detenida y liberada por el delito de narcomenudeo en el año en curso.

A Yoselin Ornelas “La China”, de 19 años, la mataron a balazos. Estaba en el interior de un negocio con un joven de entre 20 y 25 años, a él le dispararon en cabeza y cuello, a ella en pecho y espalda. La chica había sido detenida antes por la Policía Municipal, entonces presentada en barandilla por vender en vía pública, pero de acuerdo a testigos, tenía alrededor de un mes en un local de Swap Meet Siglo XXI, donde comercializaba discos pirata. Del hombre que falleció junto a ella (en los dedos de la mano derecha tenía un tatuaje con la leyenda 1953), los locatarios dijeron era “un desconocido”. En la escena encontraron documentos a nombre de Rigoberto Valdez Sánchez y Rigoberto Valdez Armenta. Al asesino solo lo describieron como un hombre joven con camisa a cuadros, quien salió corriendo del lugar.

En otro hecho, a las 5:30 pm, en la cajuela de un auto Honda Civic con placas A27NVX3 estacionado en la calle Ángel de la Guardia de la colonia Buenos Aires Sur, se encontraron dos cuerpos putrefactos en posición fetal, primero un hombre y en el fondo una mujer. Extraoficialmente se informó que son madre e hijo y su muerte está relacionada con otro cadáver desmembrado en la colonia Granjas Familiares.

Casi una hora después, la Policía recibió el reporte de otra pareja asesinada a balazos, estaban en la puerta de una casa de madera en el lote 11, manzana 5 del Maclovio Rojas; les dispararon en pecho y espalda.

La jornada homicida de ese viernes 13 terminó poco después de las once de la noche, en la casa número 1 de la calle Pino en la colonia Torres parte baja. En la recámara donde los muebles estaban desordenados con ropa y cosas esparcidas en el piso, fue encontrado el cadáver de Cristian Valentín Gómez Higareda, de 27 años. Estaba a un costado de los colchones. Este hombre ya había sido investigado en 2018 por violencia intrafamiliar. En la sala, contra la pared y a un costado del televisor, el cuerpo de una mujer de unos 55 o 60 años aún sin identificar. A los dos les dispararon en la cabeza.

A las cuatro de la mañana del sábado 14 de septiembre, un hombre vestido de negro con chamarra de capucha, pateó la puerta de la casa con el número 2 de la calle Adolfo López Mateos en la colonia Pedregal de Santa Julia, exigiendo que le abrieran. No obtuvo repuesta y entró armado por una ventana. Discutió con Jorge “El Chino” y después le disparó en cara, cuello y espalda. Después siguió con la pareja del hombre, Yesenia Leos Serrano, a quien disparó en la sien, dejando viva a la hija de la mujer.

El 15 de septiembre se localizó el cadáver de otra mujer muerta a balazos, sin identificar. Estaba en un auto abandonado en un camino vecinal de la colonia Terrazas San Ángel, atada de pies y manos, lo mismo que los cuerpos sin vida de otros dos hombres.

Perspectiva de género

y resultados

Entrevistado sobre los resultados del grupo especial integrado por tres células, encabezadas cada una por Ministerios Públicos mujeres que investigan y analizan los homicidios de féminas en Tijuana, el subprocurador Jorge Álvarez explicó que se trata de investigar con perspectiva de género.

“Desde el año pasado, todos los casos de asesinatos de mujeres, sin considerar el móvil, derivan de estos grupos, incluso cuando por cúmulo de trabajo a veces son iniciados por otras células encabezadas por hombres. Siempre se inician con perspectiva de género, aplicando el protocolo establecido para investigar feminicidios desde la recolección y preservación de pruebas”, abundó.

De los 21 casos de mujeres asesinadas en septiembre, sólo registra avances la carpeta de

Neri Rodei Pelayo Ramírez, donde su última pareja, José Manuel Mondragón Lemus, aparece como sospechoso. También en el homicidio de Rosa Isela Radillo Ávalos, donde testigos describieron a un presunto responsable y la Policía Municipal detuvo y presentó como posible agresor al de nombre Antonio Pérez, de 25 años.

También fue detenido Alexis Nieto por el asesinato de María Cárdenas; Tomás Llano fue capturado por la muerte de Teresa Cárdenas; Ángel Anaya por los homicidios de Irma Soto y su pequeña hija Camila Rodríguez. Y algunos feminicidas con orden de aprehensión en otros estados: Lorenzo Méndez fue enviado a Nayarit, Esteban Lomelí a Jalisco y Gerardo Flores a Sinaloa.

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