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WASHINGTON, 16 de enero (AFP y Reuters).- El Senado de Estados Unidos aprobó hoy jueves una renovación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que incluye normas más estrictas sobre el contenido laboral y automotriz pero deja casi sin cambios los flujos comerciales anuales entre ese país, México y Canadá por 1,2 billones de dólares.

La legislación para el tratado entre los vecinos (conocido como TMEC), fue aprobada por 89 votos contra 10, y envió la medida al presidente Donald Trump para que la promulgue.

La Cámara de Representantes, donde los demócratas tienen la mayoría, aprobó la legislación el 19 de diciembre tras insistir en cambios para mejorar la aplicación de los nuevos derechos laborales.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dijo que el nuevo tratado comercial aumentará la confianza y atraerá nuevas inversiones al país y sostuvo que espera que su ratificación no sea “un problema” en Canadá.

Canadá debe aprobar el acuerdo antes de que pueda entrar en vigencia y reemplazar el TLCAN. Trump culpó a ese pacto por la pérdida de miles de empleos en las fábricas estadounidenses hacia México, donde los salarios son más bajos.

El Parlamento de Canadá volverá a sesionar el 27 de enero, por lo que no está claro el momento en que se realizará una votación. Se espera que el TMEC tenga poca resistencia en ese país, ya que los conservadores han dicho que respaldarán el acuerdo negociado por el Gobierno del primer ministro Justin Trudeau.

La votación en el Senado estadounidense se produjo un día después de que Trump firmara un acuerdo comercial de Fase 1 con China.

Reacciones en EE.UU.

“¡Promesa hecha, promesa cumplida!”, subrayó la Casa Blanca en un breve mensaje en Twitter, donde resalta el compromiso de Trump por alcanzar este tratado.

Señalan que el T-MEC se logró luego de que “durante años, los políticos, tanto demócratas como republicanos, habían prometido reemplazar el TLCAN con un acuerdo que proteja mejor a los empleos y trabajadores estadounidenses”.

El líder de la mayoría republicana del Senado de EE.UU., Mitch McConnell, resaltó la medida. Dijo que es una “gran victoria” para “las familias estadounidenses en los 50 estados”.

Además, agradeció a Trump por priorizar este acuerdo que, según él, traerá al país “un crecimiento más fuerte, más exportaciones, más trabajo y aumentos salariales”.

Entretanto, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, dijo que, pese a las mejoras que hizo su partido al T-MEC para proteger a los trabajadores, votó en contra de la medida, porque “no aborda el cambio climático, la mayor amenaza que enfrenta nuestro planeta”.

Negociaciones clave

Su confirmación en el Congreso de Estados Unidos se complicó porque los legisladores demócratas exigieron previsiones para asegurar el cumplimiento de una reforma laboral mexicana exigida para evitar la competencia desleal con los trabajadores estadounidenses.

Tras meses de negociaciones, se acordaron enmiendas y un nuevo protocolo del T-MEC fue sellado con bombos y platillos el 10 de diciembre en Ciudad de México por los Ejecutivos de los tres países.

La versión final del T-MEC ya fue ratificada por el Senado mexicano el 12 de diciembre, en tanto Canadá ha prometido confirmar el acuerdo una vez que Estados Unidos lo haya adoptado.

El líder de la mayoría en el Senado, el republicano Mitch McConnell, dijo que el nuevo pacto es una “gran victoria para el gobierno de Trump, una gran victoria para todos los que queremos dejar atrás esta temporada de ruido político tóxico”.

Con el nuevo pacto se busca producir más autos en Estados Unidos, donde los trabajadores ganan en promedio al menos 16 dólares la hora. Además, se obliga a México a modificar sus leyes para que se facilite la creación de sindicatos independientes, con lo que mejorarían los sueldos y las condiciones de trabajo y reduciría los incentivos para que las empresas estadounidenses trasladen sus plantas al sur de la frontera.

Como parte de las negociaciones, el gobierno de Trump aceptó eliminar una cláusula que ofrecía a los caros medicamentos biológicos -hechos de células vivas- 10 años de protección frente a la competencia.

Los republicanos y el presidente se han quejado de las demoras en las negociaciones, pero éstas significaron un apoyo inesperadamente amplio para el T-MEC. La central sindical estadounidense AFL-CIO apoyó el pacto, junto con decenas de cámaras empresarias y agrícolas. Los principales opositores son los grupos ambientalistas, quienes sostienen que el acuerdo contribuirá a la elevación de las temperaturas.

Se prevé que el T-MEC tenga un impacto modesto en la economía estadounidense, pero da a los legisladores de ambos partidos la oportunidad de respaldar un acuerdo ansiado por los agricultores, ganaderos y otros empresarios impacientes por superar los meses de tensiones comerciales que han complicado sus decisiones de inversión y contratación.

Trump hizo que la renegociación del TLCAN fuera un sello distintivo de su campaña presidencial en 2016 mientras trataba de obtener los votos de la clase trabajadora en estados como Michigan, Ohio, Wisconsin y Pensilvania.

El nuevo tratado incluye cláusulas diseñadas para enviar de regreso los empleos de manufactura a Estados Unidos. Por ejemplo, requiere que de 40% a 45% de los automóviles sean fabricados en países que paguen a los trabajadores por lo menos 16 dólares la hora, es decir, en Estados Unidos y Canadá, no en México.

Luz María de la Mora, está en Washington de visita coincidiendo con la aprobación del T-MEC y teniendo reuniones para su posterior implementación; está previsto que dé una conferencia en la embajada mexicana en la capital estadounidense en horas de la tarde para valorar el hito.

Llegar hasta aquí ha sido un camino tortuoso que inició en agosto de 2017, cuando inició la primera ronda de negociaciones. Meses después y tras momentos críticos se llegó a un consenso; desde la firma del tratado el 30 de noviembre de 2018 en Buenos Aires, en el marco del G-20 y todavía con Enrique Peña Nieto como presidente mexicano, el texto del T-MEC ha sufrido variaciones y cambios, con varias rondas de duras renegociaciones en Washington con el subsecretario para América del Norte, Jesús Seade, a la cabeza.

La mayoría demócrata en la Cámara de Representantes no estaba dispuesta a aceptar algunas de las cláusulas existentes en el texto inicial, especialmente en temas laborales y medioambientales, y tuvieron que ser modificados y analizados de nuevo. “El texto que nos mandaron [al principio] nunca habría tenido nuestro apoyo”, repetía ayer la presidenta de la Cámara de Representantes, la líder demócrata Nancy Pelosi.

Finalmente, el 10 de diciembre de 2019, más de un año después de su firma en la capital argentina, Estados Unidos y México llegaba a un nuevo acuerdo sobre el texto de T-MEC; nueve días después era aprobado en la cámara baja del Congreso de EU.

Ayer miércoles, sin más dilación, fue el turno del Senado.

Es sin duda un gran triunfo para el presidente Donald Trump, que cumple una de sus principales promesas: deshacerse del “horroroso” TLCAN e impulsar un nuevo acuerdo con los vecinos norteamericanos. Se une, además, con la firma el pasado miércoles de la “fase uno” del acuerdo comercial con China para rebajar la tensión en la guerra comercial creada por la Casa Blanca con el gigante asiático.

“Qué buena semana de éxitos substantivos para la nación, para el presidente y para el comercio internacional”, se congratuló McConnell.

México ya aprobó el nuevo texto a finales del año pasado. Ahora solo falta la ratificación en Canadá, que se espera que se produzca sin mucha dilación cuando su Cámara de Comunes regrese al trabajo el lunes 27 de enero, con su nueva composición tras las elecciones presidenciales del pasado octubre.

“Todos los ojos estarán sobre Canadá para que hagan su trabajo rápido para así poder trabajar en la implementación de este acuerdo”, había dicho el miércoles el senador republicano Chuck Grassley, presidente del comité de finanzas de la Cámara Alta.

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