CIUDAD DE MEXICO, 15 de febrero (EFE).- Un brutal asesinato, una propuesta de reforma al Código Penal y un muy criticado decálogo para proteger a la mujer han situado el feminicidio en el epicentro de la polémica en un México que registró más de 1,000 casos en 2019.
La joven Ingrid Escamilla, descuartizada por su pareja y posteriormente exhibida en fotos por algunos medios, detonó este viernes una serie de protestas por todo el país que derivaron en algunos altercados.
Paradójicamente, era el día del Amor y la Amistad, pero en muchos puntos de México –donde se registran 10 homicidios de mujeres al día– se sobrepuso la ola de indignación y la ira de miles.
Pero el fenómeno no fue espontáneo.
Si bien el caso de Ingrid Escamilla ha conmocionado el país, México lleva lustros padeciendo una crisis de derechos humanos y seguridad que ha desbordado a las autoridades, atizada por la impunidad en más del 98 % de los crímenes.
Y en días recientes, una propuesta del nuevo fiscal general, y unas palabras del mismísimo presidente Andrés Manuel López Obrador, rociaron de gasolina una mecha ya prendida.
“Me da miedo salir a la calle sola. En México se ha normalizado la violencia hacia la mujer”, denunció a Efe Jocelyn, una joven estudiante de Pedagogía de 21 años, participante en la marcha de Ciudad de México.
La polémica retipificación
La tipificación del delito de feminicidio –homicidio de una mujer por razones de género– se logró en México en 2012 después de años de lucha y tras una sentencia histórica de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Fue por el caso “Campo Algodonero”, un descampado de la norteña Ciudad Juárez donde a inicios de siglo hallaron los cadáveres de ocho mujeres.
Pero a inicios de este febrero, en una reunión privada con diputados del partido gobernante, el izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el titular de la Fiscalía General de la República (FGR), Alejandro Gertz Manero, propuso suprimir el delito de feminicidio y sustituirlo por homicidio con agravante, con una pena de 40 a 70 años.
“En este delito, actualmente, se imponen siete condiciones, requisitos y circunstancias que complican inútilmente su judicialización”, dijo la FGR, que alegó que el esquema actual no funcionaba, pues si los homicidios crecieron un 35 % del 2012 a la fecha, los feminicidios lo hicieron en un 137.5 %.
La propuesta de modificar el Código Penal Federal fue criticado casi en pleno por el parlamento mexicano. Incluso por Morena y por el propio presidente, quien días después dijo: “En el caso de quitar causales para feminicidios, dijimos no. No se mueve”.
No obstante, esta misma semana, el fiscal general, cercano al mandatario, defendió de nuevo su tesis en la conferencia matutina desde Palacio Nacional.
“El delito (de feminicidio) no está, de acuerdo con nuestro punto de vista, lo suficientemente claro como para poder hacer esa defensa. ¿Por qué? Porque en los homicidios no tenemos ese aumento y en los feminicidios sí. Todo es de lógica elemental”, dijo en un tono altivo, acusando a medios de comunicación de manipular.
Aunque parece muy poco probable que prospere la reforma, la simple proposición ya supuso un desaire para miles de mujeres.
“El feminicidio como tipo penal tiene un contexto además de jurídico y legislativo, también simbólico. Es el reconocimiento del Estado mexicano hacia la mujer, que en casos particulares se asesinan por el simple hecho de ser mujer”, dijo este sábado a Efe Edith López, abogada feminista y consultora independiente.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) también se posicionó al respeto, y con dureza. “Significa un retroceso”, sentenció.
El asesinato de Ingrid Escamilla
Por si el ambiente no estuviera suficientemente caldeado, Ingrid Escamilla fue brutalmente asesinada el domingo y horas después la prensa sensacionalista publicó unas brutales imágenes de la víctima, literalmente despellejada.
E incluso se filtró un video del presunto homicida, Erick Francisco “N”, de 56 años, cuando confesaba ensangrentado y dentro de un coche patrulla que “enterró” el cuchillo en el cuello y descuartizó a su pareja, tirando restos por el drenaje.
El asesinato de la muchacha se convirtió rápidamente en un trágico símbolo de la violencia que padecen muchas. Y la polémica entorno al feminicidio y su retipificación adquirió otro cariz.
Se produjo un efecto bola de nieve. Y como una marabunta, la furia se hizo sentir este viernes en las calles de las principales ciudades del país.
Linda forma parte del colectivo Ni una Menos México y denunció a Efe que no existen protocolos de atención a la mujer ni al feminicidio. Y es que ni en la progresista Ciudad de México, la orden de un juez el pasado septiembre de activar la alerta de género ha tenido una repercusión real.
La joven de 30 años, niñera de profesión, lamentó también la “revictimización” que en los medios de comunicación se da de las mujeres asesinadas.
Y es que la filtración de imágenes del cadáver de Escamilla ha llevado a las autoridades capitalinas y federales investigar tanto quienes suministraron las imágenes como los medios que se hicieron eco de ellas.
Es por ello que uno de los objetivos de la protesta de este viernes fue La Prensa, un diario de crónica roja y gran tirada que publicó las imágenes.