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Alfonso Romo Garza, actual jefe de la oficina de la Presidencia de México, en su faceta de empresario es acusado de explotar el manto acuífero  y causar graves daños a un cenote, además de la destrucción de flora y fauna en la misma región.

Según la investigación realizada por Aristegui Noticias, Proceso, Ruido en la Red, Univisión, Vice en Español, la plataforma latinoamericana de periodismo CONNECTAS y el apoyo del International Center for Journalists (ICFJ), la empresa responsable responde al nombre de Enerall; una compañía de biotecnología  a la que se le ha concedido la reserva de agua subterránea más importante del país.

Enerall, fundada en 2007, se convertiría una década después en la mayor explotadora de agua subterránea para uso agrícola de la Península de Yucatán y la tercera de todo el país. En 2018 fue indagada por destruir un cenote.

En la investigación presentada en colaboración periodística, se afirma que los inspectores de la Profepa encontraron un cenote de más de 5 mil 500 metros cuadrados tapado con tierra, rocas y convertido en solo fango.

A pesar del hallazgo Profepa no remitió el caso al Ministerio Público para que se investigara por un posible delito ambiental y concluyó dicha investigación sancionándolos con una multa.  En el mismo texto se reveló que la empresa  posee la aprobación de las Manifestaciones de Impacto Ambiental (MIA), mismas que comprenden 11 puntos, aunque se desconoce cómo las han implementado y los resultados de las mismas.

El reportaje asegura que Profepa no ha participado en auditorías para verificar el cumplimiento de estos acuerdos y que Conagua tampoco ha realizado evaluaciones para garantizar la calidad del agua en los predios de la empresa.

Esto ha provocado afectaciones en los productores mayas de Tizimín, quienes desde 2016 tienen registros de sequía extrema en la región  bajando sus reservas hasta un 50% menos de su disponibilidad.

La investigación revela que la elección de Tizimín, municipio ubicado al oriente del estado, se debe a que debajo de su suelo existen 369 cenotes de los 3 mil uno registrados en Yucatán, lo que permite que la lluvia penetre rápidamente en el subsuelo y que los mantos acuíferos subterráneos se recarguen, por lo que el municipio se ha convertido en el lugar perfecto para la explotación de dicho recurso natural.

 

A las acusaciones también se suma la intervención en áreas de la selva maya y la destrucción de hábitat y la fauna asentada en esas zonas.

Hasta el momento ninguna autoridad estatal o federal se ha pronunciado al respecto

Por Redacción Digital Por Esto!  

 

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