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El hombre que pudo cambiar a México

CIUDAD DE MEXICO, 23 de marzo (Infobae).- El reloj marcaba las 17:12 horas del Pacífico en México. Sonaba la canción de “La Culebra” en medio de una multitud cuando el sonido de los disparos transformó las ovaciones en gritos de terror. Alguien había herido de muerte a Luis Donaldo Colosio Murrieta, el candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional.

Han pasado 26 años desde esa tarde en Lomas Taurinas en Baja California y la pregunta persiste: ¿quién mató al candidato que reformaría al partido eternizado en el poder?

Desde su asesinato, Colosio ha sido referente del priísmo nacional, de la renovación y el alcance del partido afuera de las oficinas y a ras de tierra.

Hace 26 años los mexicanos conocieron el nombre de Mario Aburto. Las autoridades dijeron que él fue quien asesinó a Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato a la presidencia por el PRI, en las elecciones de 1994.

El Caso Colosio consternó a todo un país. Además de que sería el próximo Presidente de México, era muy querido por la gente.

Colosio era visto en aquellos años como el único político que podía hacer prosperar al país. Pero fue asesinado, y Mario Aburto, su asesino.

El 23 de marzo de 1994 Colosio llegó a Tijuana para realizar eventos de proselitismo y, según versiones de periodistas que cubrían la campaña del futuro Presidente, el acto en el barrio popular de Lomas Taurinas no estaba en la agenda inicial.

Aproximadamente a las 4 de la tarde, el candidato Colosio estaba llegando a la explanada de la colonia de Lomas Taurinas, para ofrecer un mitin a más de 4 mil personas.

Una hora 12 minutos más tarde recibía dos disparos, uno de ellos en la cabeza que lo mataría. El “asesino solitario”, como llamaron a Mario Aburto, fue quien accionó el arma dando muerte al candidato.

O eso fue lo que las autoridades dijeron a los mexicanos.

Aunque había muchas dudas, teorías, inconsistencias, especulaciones y hasta versiones que señalaban la existencia de una conspiración de Estado en el Caso Colosio; el Gobierno mexicano, que era de extracción priista (como hasta ese entonces lo había sido durante el último medio siglo), concluyó que Aburto fue el autor material e intelectual del magnicidio.

Durante casi 25 años no hubo manera de corroborar o negar la “verdad histórica” que el Gobierno difundió sobre el asesinato de Colosio, pues el expediente estuvo todo este tiempo como información clasificada, es decir, nadie más que Aburto o su abogado podían verlo.

Sin embargo, Laura Sánchez Ley, periodista y autora del libro “Aburto: testimonios desde Almoloya, el infierno de hielo”, hace ya 7 años se preguntó: ¿Es verdad todo lo que nos dijeron sobre el Caso Colosio?

La periodista, que ha investigado el tema durante los últimos años, realizó con su libro un retrato de Aburto; el asesino solitario que mató al que sería Presidente de México y se dio cuenta que no era como lo habían pintado las autoridades, las que incluso dijeron tenía un enfermedad mental llamada borderline. Por el contrario, era un hombre educado y culto que sabía de literatura y pintaba.

“A mí me hacen llegar una carpeta pero no de ninguna investigación en México, sino de un proceso que se inició en Estados Unidos cuando la familia de Aburto, asesino de Luis Donaldo Colosio, pide asilo político.

“Resulta que a los días de que sucede el asesinato, la familia de Mario Aburto empieza a ser aterrorizada por el Gobierno de México para que confiesen que ellos ya sabían que Mario cometería el asesinato. Lo que hacen es que las autoridades abusan física y sexualmente de las niñas menores de la familia, empiezan aterrorizarlos en las noches disparando contra su casa.

“Es donde yo empiezo a buscar al personaje… te empiezas a dar cuenta que lo mejor no era el loco que dijeron las autoridades, empiezas a dibujar un perfil muy distinto y así empezó (la investigación)”, cuenta la periodista.

En el 2017 publica su libro desde donde, dice, trata de “explicar un poco, de matizar muchísimos grises”, pero el asunto es que la administración de Peña Nieto jamás le permitió tener un acercamiento con Aburto, “Yo le envié cartas, peticiones pero pues probablemente nunca se las hicieron llegar”, explica la escritora.

En febrero del 2019, gracias a la batalla judicial que llevó a cabo Sánchez Ley junto con la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), obtuvieron por fin la respuesta que por tantos años buscó la periodista: la desclasificación del expediente del Caso Colosio.

La periodista y autora del libro “Aburto”, platicó en exclusiva con Infobae México sobre los datos que salieron a la luz con la desclasificación de parte del expediente de Caso Colosio.

“Nosotros no estamos contradiciendo ninguna versión oficial, no estamos culpando a nadie, lo que queremos hacer es ir abriendo expedientes que estuvieron en secreto durante 25 años, que es parte importante de la historia de México”, explicó.

El material que desclasificaron, al que ahora todos los mexicanos podemos acceder, es parte del expediente del proceso penal iniciado luego del asesinato el 23 de marzo de 1994 en Tijuana.

“Son 10 mil hojas y sólo desde la visión periodística creo hay 10 grandes puntos que a mí me llamaron mucho la atención, sobre todo por el grado de detalle, porque si bien había cosas que ya se sabían, no había documentación que probara nada”, indicó Laura Sánchez.

Uno es una carta escrita por el propio Mario Aburto al Juez Alejandro Sosa, quien llevaba el proceso penal, en donde le dice que cuando estuvo detenido fue sacado de las oficinas de la PGR en la ciudad de Tijuana, se lo llevaron envuelto en un colchón a un lugar, donde escucha las olas del mar y ahí se acercó un agente y le dijo que tenía al teléfono al Presidente Carlos Salinas de Gortari, quien podía, digamos, apoyarlo siempre y cuando dijera que pertenecía un partido político.

“La retractación en las declaraciones de los primos de Mario, quienes fueron testigos y dijeron que Mario se estuvo preparando para matar al candidato. Cuando los primos se echan para atrás en los careos, dicen que los mismos policías judiciales les dijeron que si no declaraban que su primo les había enseñado el arma un mes antes, los iban a meter en un hoyo”, dijo.

Aburto asegura que la reconstrucción del asesinato realizado por la PGR estuvo mal hecha porque él no efectuó el segundo disparo.

Otra declaración que fue fundamental, “Es la de la novia, una jovencita de 16 años que en su primera versión nos dice que le decían caballero águila, que supuestamente le confesó que se estaba preparando, que estuvo en Chiapas con el Ejército Zapatista.

“Y ahora, cuando abres el expediente, en el careo que tuvo con ella, te das cuenta que él le dice, ‘di la verdad, sé que te están haciendo elegir entre tu familia o yo’. Y ella se suelta a llorando y se contradice”, expone la autora.

“Por eso es que lo abrimos a toda la población, para que cada quien haga su aporte. Lo que sí te puedo comentar, es que hubo contradicciones en las declaraciones, hubo contradicciones en las grandes verdades que se filtraron en su momento y que ahora podemos ver gracias al expediente”, indicó Sánchez Ley.

“Por ejemplo la primera versión que tuvimos de cómo sucedieron las cosas fue gracias a un parte informativo de la entonces Policía Judicial Federal, donde nos narra cómo ocurrieron las cosas, pero cuando tú abres los expedientes abres el careo, te das cuenta que a pregunta expresa del abogado Mario Aburto, descubres que 7 de los 9 policías que declararon, ni siquiera estuvieron en el lugar de los hechos.

“Entonces te hace replantear pelos qué tan cierta es la verdad que nos dijeron”, dice la periodista.

“Antes no había documentación para probar nada, por ejemplo, siempre se manejó una historia de un segundo tirador, pero la gente se cuestionaba ¿cómo una persona con un balazo en la cabeza dio un giro y el asesino le dio otro balazo?

“Creo que desclasificar los documentos de un asesinato presidencial ya es un logro. Tenemos la mitad de muchísimos casos que han sido trascendentales en la historia de México que se mantienen bajo llave en los anaqueles del Archivo General de la Nación, en cajas de huevo de las dependencias de Gobierno, porque así era como estaba el expediente Colosio en cajas”, concluyó la periodista y autora del libro de Mario Aburto, el asesino solitario.

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