México

Viacrucis en Iztapalapa

CIUDAD DE MEXICO, 10 de abril (SinEmbargo / EL UNIVERSAL / Infobae).- Trastocado y replanteado por la pandemia de coronavirus que azota al mundo, uno de los eventos religiosos más importante de la Semana Santa en México vivió una jornada distinta el viernes al realizar una tradicional representación actoral del viacrucis sin público por primera vez en 177 años.

La representación de la Pasión de Cristo suele realizarse a lo largo de ocho barrios de la alcaldía de Iztapalapa, en el oriente de Ciudad de México, y regularmente acuden miles de personas que se aglomeran por todas las calles. Este año las autoridades de la capital decidieron suspenderla para evitar la propagación del coronavirus.

La representación, a la que se calcula que acudieron dos millones de personas el año pasado, se realizó esta vez en el atrio del Santuario de Nuestro Señor de la Cuevita, en un espacio al aire libre con un número de actores reducido y que fue transmitido por internet y el sistema público de televisión de la capital.

En medio de la contingencia sanitaria, los alrededores de la representación número 177 en Iztapalapa lucieron vacíos, sin nazarenos y sin puestos ambulantes este Viernes Santo.

Las calles estaban vacías de fieles que año con año se congregan para seguir la procesión hasta el Cerro de la Estrella.

Una hora antes los personajes salieron del edificio de la alcaldía, cargando su vestimenta. Mauricio Luna, quien representa a Jesús, únicamente levantó la mano para los fotógrafos que buscaban registrar algo de esta representación.

Con la presencia policial la gente evita congregarse, además de que un gran muro metálico instalado sobre la calzada Ermita Iztapalapa, justamente impide que se alcance a observar algo de la escenificación.

El recorrido inició desde la Catedral de Iztapalapa (Capilla del Señor de la Cuevita), al Predio de la Pasión ubicado en avenida Ermita Iztapalapa.

Los alrededores de la alcaldía Iztapalapa estuvieron cerrados al público, y sobre la macroplaza, la gente caminó, como un día normal, algunos con cubrebocas, otros como si no hubiera contingencia sanitaria.

La calzada Ermita Iztapalapa se encuentra en su totalidad cerrada a la circulación. Las Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) implementó un operativo de seguridad y vialidad.

En esta acción preventiva participaron 580 policías, 150 elementos de la Policía Auxiliar, adscritos a la demarcación; mientras que de la Secretaría de Seguridad Ciudadana fueron 200 de la Policía Preventiva, región Quetzalcóatl; 200 de la Policía Metropolitana y 30 de la Policía de Tránsito.

La Pasión de Cristo

de Iztapalapa

Esta tradición comenzó en 1843 para dar gracias por el fin de la epidemia de cólera y 177 años después se realiza vía remota pero con el mismo entusiasmo por la fe.

En 1833 una epidemia de cólera morbus asoló a la entonces Nueva España en el pueblo de Iztapalapa se produjo gran mortandad, sus habitantes temiendo por sus vidas; solicitaron al Señor de la Cuevita detener las muertes. El gran milagro se produjo, el pueblo no se extinguió y en agradecimiento, la comunidad de Iztapalapa en 1843 volvió a realizar la representación de la Semana Santa que continúa hasta la actualidad.

La Pasión de Cristo hermana a los ocho barrios y su preparación se inicia meses antes de los días santos. En ella se destaca el trabajo, esfuerzos y aportaciones de los habitantes de los ocho barrios; siendo una reminiscencia prehispánica del tequio: que es el trabajo y aportes de la comunidad hacia la comunidad. Participan las mayordomías de los barrios, pero también los habitantes en forma individual; ya sea aportando donativos, en la organización o como actores de las procesiones y escenas de la Pasión (COSSIAC, 2015).

Esta herencia es fomentada por los padres, madres, tíos, tías, abuelos, abuelas; en suma, por la misma comunidad. La tradición se transmite de generación en generación, los jóvenes concursan en la selección del elenco principal como son: los Apóstoles, las Vírgenes y por supuesto, Jesús Nazareno que es el centro de atención.

También destaca la labor del Señor Ángel Juárez Cabrera (Q.P.D.), que elaboró la cruz por más de 40 años hasta su fallecimiento en el 2014, siendo esta tradición retomada por su hijo. Otro de los donadores es el Señor Fernando Reyes que lleva 24 años elaborando la corona de espinas. Como ellos, muchas otras.