CIUDAD DE MEXICO, 5 de mayo (apro).- Además de cobrar cerca de 100 vidas humanas cada día, la violencia quitó a México 4.57 billones de pesos en 2019, lo que equivale a 21.3% del PIB nacional, ocho veces el gasto público en salud y seis veces en educación.
Las pérdidas económicas por el grado de violencia en el país multiplican por 30 el gasto de gobierno en seguridad nacional y procuración de justifica. Mientras a este último se destina 0.7 por ciento del producto interno bruto (PIB), la violencia acaparó 21.3 por ciento –poco más de una quinta parte- de toda la actividad económica de 2019, reporta el Instituto para la Economía y la Paz (IEP).
Los 4 billones 570 mil millones de pesos que la asociación estima para ese rubro son ocho veces más que el gasto público en salud y seis veces por arriba que el de educación. De manera particular, la violencia implica un costo promedio de 36 mil 129 pesos por habitante, cinco veces el salario mensual promedio de un trabajador en México.
Según el Instituto por la Economía y la Paz (IEP), durante el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador “el impacto económico del homicidio, los crímenes de la delincuencia organizada, el gasto militar y el robo con violencia siguieron aumentando”.
Y subrayó que el punto detonante del incremento sin freno de la violencia en el país lo marcó la “guerra contra el narcotráfico” que lanzó el expresidente Felipe Calderón.
La organización con sede en Estocolmo publicó hoy su Índice de Paz sobre México, donde señala que en 2019 el nivel de paz en el país empeoró 4.3% —continuando una degradación que empezó hace cinco años—, en gran medida porque se disparó 24.3% la tasa de crímenes de la delincuencia organizada, pero también porque el país sufrió las peores cifras de violencia el año pasado, con más de 35 mil 500 homicidios dolosos reportados.
El año pasado, sólo nueve estados mejoraron sus índices de paz, mientras que en 23 empeoraron.
Tras resaltar que las entidades menos pacíficas del país son Baja California, Colima, Quintana Roo, Chihuahua, Guanajuato y Guerrero, el informe sonó las alarmas respecto a Morelos, la entidad gobernada por Cuauhtémoc Blanco, donde la tasa de crímenes perpetrados por grupos criminales se disparó 193% entre 2018 y 2019.
De acuerdo con el IEP, la “guerra contra el narcotráfico” que lanzó el expresidente Felipe Calderón marcó el punto detonante del incremento sin freno de la violencia en el país: en este combate fueron asesinadas al menos 175 mil personas –65% de las cifras totales de homicidios registradas en el país—, y “entre 2006 y 2018 hubo 35 conflictos de cárteles, en los que intervinieron 42 organizaciones criminales o algunas de sus facciones”.
Así, el informe explica parte de las cifras de violencia por la pelea que libra el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) para conquistar rutas y territorios controlados por otras organizaciones criminales: en Tijuana y Colima, contra el Cártel de Sinaloa; en Quintana Roo, contra Los Zetas, y en Guanajuato, contra el Cártel de Santa Rosa de Lima.
“Los homicidios se han multiplicado de forma drástica en los últimos cinco años: desde 2015 la tasa se ha elevado 86% y en el último año fueron asesinadas más de 35 mil personas”, deploró IEP al recordar que el asesinato ya es la principal causa de muerte de las personas de entre 15 y 44 años, y la cuarta más frecuente entre niños de cinco a 14 años.
El año pasado, 28 de cada 100 mil personas en México fueron víctimas de homicidio –su nivel más alto desde 1990—, mientras que la tasa de delitos cometidos con violencia creció 40% desde 2015 y los delitos sexuales aumentaron 60%.
“La inseguridad es la principal preocupación de los mexicanos, por encima del desempleo, la inflación, la corrupción y la impunidad”, resaltó el IEP.
De igual manera, señaló que México es el país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que destina el menor gasto a su sistema judicial, con apenas 0.7% del PIB; ello, a su vez, se ve reflejado en su raquítico número de jueces –apenas 3.6 por cada 100 mil habitantes— y sus altísimas tasas de impunidad.