La agencia calificadora Moody’s anunció este jueves un cambio en la perspectiva de la deuda soberana de México de “estable” a “negativa”, aunque mantuvo su calificación en Baa2. Este ajuste se basa en riesgos fiscales y estructurales que, a criterio de la calificadora, limitan la capacidad del gobierno para gestionar desafíos económicos, particularmente en un contexto de reformas políticas recientes y mayor rigidez en el gasto público.
De acuerdo con la califocadora, este cambio refleja preocupaciones sobre el déficit fiscal, que en 2024 superó el 5 por ciento del PIB. Aunque el gobierno ha anunciado un plan para reducir este déficit hasta un 3 por ciento, la agencia estima que la consolidación proyectada podría no ser suficiente para estabilizar la deuda pública en el mediano plazo.
Se prevé que la deuda soberana de México alcance el 50 por ciento del PIB en 2028, en comparación con el 40% registrado en 2023.
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Factores que preocupan a Moody’s
- Rigidez en el gasto público: Moody’s destaca que los compromisos sociales, como las pensiones y nuevos programas de apoyo, limitan la capacidad del gobierno para reducir el gasto y equilibrar las finanzas públicas.
- Incremento en la relación de intereses sobre ingresos: Otro factor de riesgo es el aumento en la relación entre intereses y ingresos, que pasó del 10% antes de la pandemia al 15% en 2023, reduciendo la flexibilidad para nuevos compromisos financieros.
- Dificultades de Pemex: La petrolera estatal enfrenta problemas de liquidez y es probable que el gobierno absorba parte de sus obligaciones financieras, lo que incrementaría la carga de la deuda soberana.
- Impacto de reformas recientes: Moody’s también advirtió que la reciente reforma judicial podría deteriorar los controles y equilibrios del sistema institucional, lo que afectaría la confianza de inversionistas y, a su vez, las perspectivas de crecimiento.
Incertidumbre ante la revisión del T-MEC
La calificadora señala que otro riesgo a considerar es la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) programada para 2026. Cualquier ajuste en las condiciones comerciales podría tener repercusiones en las exportaciones mexicanas, uno de los pilares de la economía.
Aspectos positivos: Nearshoring y estabilidad económica
A pesar de los riesgos, Moody’s mantiene la calificación de México en Baa2 debido a ciertos puntos favorables.
Entre ellos destaca el fenómeno del ‘nearshoring’, o la relocalización de empresas, que podría atraer nuevas inversiones ante las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. México cuenta con una economía diversificada, lo cual le da capacidad de resiliencia ante choques externos y mitiga algunos riesgos fiscales y financieros.
La agencia también valoró el historial de políticas fiscales y monetarias prudentes que, según su análisis, han permitido mitigar desequilibrios macroeconómicos, así como la estabilidad del sector bancario. Esta estabilidad ayuda a sostener la credibilidad del Banco de México y la capacidad de gestión inflacionaria del país.
Perspectivas a mediano plazo
Moody’s subrayó que la combinación de una deuda creciente, la posibilidad de asumir mayores compromisos con Pemex y el entorno económico global plantean desafíos significativos para México.
Aun así, si el gobierno logra reducir el déficit y controlar el gasto en los próximos años, existe la posibilidad de que esta perspectiva negativa mejore.
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