Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han identificado una falla geológica en el poniente de la Ciudad de México, que podría estar detrás de los microsismos de baja intensidad registrados principalmente en las alcaldías Magdalena Contreras y Álvaro Obregón. Este hallazgo ha generado preocupación entre los residentes, quienes han experimentado movimientos sísmicos leves pero constantes en los últimos meses.
La falla, que se extiende por más de un kilómetro desde la zona de Plateros hasta Mixcoac, fue identificada por especialistas del Instituto de Ingeniería de la UNAM. Los investigadores Leonardo Ramírez Guzmán, Jorge Aguirre González y Moisés Contreras Ruiz Esparza presentaron recientemente un estudio preliminar que vincula esta grieta con los eventos sísmicos superficiales en la región.
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Los microsismos registrados tuvieron profundidades menores a 1.4 kilómetros, lo que los convierte en fenómenos relativamente cercanos a la superficie.
¿Qué es un microsismo y cómo se origina?
Un microsismo es un movimiento sísmico de baja magnitud que generalmente no causa daños, pero puede ser percibido por la población. En este caso, la reactivación de la falla Plateros-Mixcoac podría estar relacionada con la acumulación de tensión en la zona, el hundimiento progresivo del Valle de México y cambios en el acuífero de la Sierra de las Cruces.
Monitoreo y seguimiento de los microsismos
Para entender mejor la actividad sísmica en la capital, se han instalado 15 estaciones de registro sísmico en la zona afectada. Estos equipos han permitido localizar con precisión los epicentros y analizar la distribución de los microsismos, lo que sugiere que la falla geológica detectada podría ser parte de un sistema más extenso y profundo.
Importancia del descubrimiento
Este hallazgo resalta la necesidad de continuar investigando los procesos geológicos en la Ciudad de México. Comprender la dinámica de esta falla es clave para evaluar los riesgos sísmicos en la región y diseñar estrategias de mitigación que protejan a la población. La investigación científica resulta fundamental para anticipar posibles eventos sísmicos y mejorar la seguridad en la capital.
El descubrimiento llega en un momento en que los habitantes de la Ciudad de México están cada vez más preocupados por la actividad sísmica, lo que refuerza la importancia de una vigilancia continua y la preparación ante futuros eventos.
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