
Lo que prometía ser una jornada de observación seria y transparente terminó por convertirse en una profunda decepción para los colectivos de búsqueda.
Este jueves, más de 300 personas, entre familiares de desaparecidos, activistas, académicos y periodistas, acudieron al rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, convocadas para presenciar los trabajos de investigación sobre los crematorios clandestinos presuntamente usados por el crimen organizado.
Sin embargo, lo que encontraron fue un terreno casi vacío, sin evidencias visibles y sin una explicación clara de las autoridades.
“Nos trajeron a un rancho vacío y nadie nos da la cara”, reclamó Liliana Meza, madre buscadora. Mientras tanto, Elia Cervantes, del colectivo Familias Unidas por Nayarit, lamentó la puesta en escena: “Esto se convirtió en un teatro, es una burla y una simulación. Nos ofende como víctimas”.

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El recorrido fue libre, pero confuso. Agentes de la Fiscalía de Jalisco registraron nombres a la entrada, pero no ofrecieron acompañamiento ni explicaciones.
El terreno, plagado de hoyos y banderines de colores marcando posibles indicios, dejó más dudas que certezas. Los colectivos esperaban encontrar los restos de ropa, zapatos y bidones mostrados en los primeros videos del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, pero todo eso ya no estaba.
Uno de los buscadores que ingresó el 5 de marzo recordó: “En estos cuartos había bidones con químicos. A este lugar lo llamaban ‘la carnicería’”.
La convocatoria fue resultado del anuncio del fiscal Alejandro Gertz Manero de abrir el rancho a la prensa. No obstante, ni él ni representantes de la Fiscalía General de la República acudieron. La FGR delegó la responsabilidad al gobierno estatal, que a su vez improvisó una logística insuficiente para atender a los asistentes.
La indignación creció conforme las familias recorrían a pie el tramo final bajo el sol ardiente, coreando consignas como “¡Hijo, escucha, tu madre está en la lucha!”.
La ausencia de explicaciones, el desmantelamiento aparente del sitio y la falta de presencia federal agravaron el sentimiento de desamparo.
IO