En Tila, Chiapas, la violencia ha alcanzado un punto crítico.
Durante seis días consecutivos, los habitantes han sido asediados por grupos delincuenciales, forzando a centenares de personas a abandonar sus hogares en busca de seguridad.
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Familias enteras, incluidos ancianos y niños, huyen de la violencia, llevando consigo lo poco que pueden cargar mientras corren hacia las camionetas que los sacarán de la zona de conflicto.
En un intento por estabilizar la situación, elementos de la Guardia Nacional han sido desplegados para resguardar la zona.
Sin embargo, la presencia de las fuerzas de seguridad no ha sido suficiente para frenar la huida masiva de los pobladores, quienes buscan desesperadamente escapar de las agresiones.
Solicitudes de ayuda al gobierno
Los residentes de esta región fronteriza con Tabasco han hecho un llamado urgente al gobernador de Chiapas y a las autoridades federales para que intervengan y detengan al Grupo Autónomo, el cual está en pugna con la banda conocida como Los Karma por el control del área.
Estas bandas delincuenciales han sometido a los habitantes, exigiéndoles pagos de derecho de piso tanto por viviendas como por negocios.
Historia de abusos y denuncias
Desde 2018, los pobladores han estado denunciando las actividades criminales en la región.
Sin embargo, la respuesta gubernamental ha sido limitada a la observación, con el despliegue de elementos del Ejército o la Guardia Nacional como meros observadores, sin tomar acciones decisivas para detener la violencia y la extorsión.
La situación ha dejado a la comunidad en una profunda crisis. Las constantes amenazas y el clima de terror han despojado a los habitantes de su sentido de seguridad, obligándolos a abandonar sus hogares y buscar refugio en lugares más seguros.
Esta migración forzada también afecta la economía local, ya que negocios y comercios han tenido que cerrar sus puertas ante el acoso de los delincuentes.
Llamado a la acción
Los líderes comunitarios y los afectados exigen una intervención inmediata y eficaz del gobierno para restaurar la paz en Tila.
El futuro de Tila y sus habitantes permanece incierto.
La comunidad se encuentra en un estado de alerta constante, esperando que las autoridades respondan con la urgencia y eficacia necesarias para poner fin a este capítulo de violencia.
La esperanza de los pobladores es poder regresar a sus hogares y retomar sus vidas sin el temor constante de ser víctimas de los grupos delincuenciales.
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