Jesús Peraza Menéndez
1. Los gobernantes panistas desmantelan el aparato cultural de propaganda política del PRI, es una pugna interna sistémica. Claro, alcanza a creadores, intérpretes, cómicos regionales que dominaban medios con presupuestos, ideólogos activos difusores, propagandistas como feroces priístas.
No es fascismo, como pretenden algunas plumas serviles. Lo que vivimos es un ajuste de cuentas entre iguales que sustenta un mismo modelo cultural neoliberal en México, con matices con diferentes personas, aquí la lucha consiste en crear sin dividirse entre creadores, manteniendo autonomías.
3. El ajuste alcanza a quienes sí producen trabajo con obra. Pero otras con otros son francamente burócratas empoderados, aduladores, apologistas, y en no pocos casos sicarios de la pluma pagados por priístas o panistas, están ambos partidos en el gobierno, unos en el Poder Legislativo local, otros en el jurídico y otros en el Ejecutivo luchan para que la política partidista fraccional no eclipse la cultura.
4. El PAN actúa con priístas leales como panistas Emilio Gamboa, Jorge Carlos Ramírez Marín, Dulce María Sauri Riancho coinciden en ese reduccionismo cultural de la comercialización de espectáculos, sacrificando la estética, aprovechando el consumismo impuesto a los públicos de fascinados consumidores de lo mismo, lo efímero desechable, enfrentan lo orgánico trascendental que implica procesos sociales evolutivos no repetitivos o consumaciones de autoalabanza.
5. La situación, como hace tiempo, no habría la posibilidad de hacer transformaciones dentro de la transición conservadora. Significa la alternancia en los gobiernos federal, estatal y municipales, aun bajo el rigor presupuestal por los negocios con dinero público con la secuela con el terrible endeudamiento que en nuestro nombre han contraído gobernantes saqueadores, defraudadores, corruptas y corruptos. Hay la intensidad de un mandato en votación que necesita programa con organización que es social, público e histórico que no se puede desperdiciar en rencillas inútiles.
6. El oportunismo y arribismo viene disfrazado de crítica o de “programa cultural de los excluidos o las víctimas”, son los beneficiarios del priísmo desplazados por los nuevos gobernantes.
Creo que todos los creadores, difusores, los organizadores jóvenes observadores, o cultos en rebeldía no tan jóvenes, porque no es un problema generacional. Todas con todos los que estén produciendo o estén en proceso de emprenderse existencialmente en la artes o la organización tienen que comprender la cultura como la individualidad en la colectividad: es el creador con los reveladores de su obra, ese es nuestro universo y el que hacemos atmósfera habitable y transitable para todas con todos.
Su única identidad, sin importar credo, opción sexual, ideología, política, área de expresión, es el trabajo, no hay obra sin creador, ni creador sin obra. Desde ahí la solidaridad, la cooperación y reciprocidad. No estamos para celebrar el sacrificio de ningún creador por su filiación política, menos para ser sustituido por un burócrata o tecnócrata. El arte es un negocio humano como cualquier otro en el mercado, lo que adquiere el consumidor es la creación única e irrepetible.
7. Los creadores sólo vivimos una vez. Trabajamos con quien esté en los gobiernos porque las instituciones de la cultura y los presupuestos son públicos, no particulares ni privados.
Los funcionarios deben dejar de hacer negocios en nuestro nombre, no son dueños del presupuesto ni de la cultura.
8. Se trata de dar, en lo posible aún con las diferencias para hacer unidad, con un programa con autonomía para hacer cultura con arte. Elegir entre lo que ya debe morir para que nazca otra cultura, esto se hace produciendo con crítica pese a las adversidades de circunstancias históricas con barbarie neoliberal e inhumana, otra idea germina, se construye sin permiso de nadie.