Opinión

Alberto Híjar Serrano

Hay seres en la vida tan excepcionales, que la normalidad de los mediocres prefiere ignorarlos. Canta Francisco Barrios “El Mastuerzo” en su declaración de amor al Subcomandante Insurgente Marcos: “somos muchos los proscritos, los bastardos, los malditos” para terminar confesando: “tengo un sueño clandestino para ti”. Sueña, como Lenin, cuando a media redacción del Qué hacer le irrumpe la validez del soñar, pese a las reservas posibles de los comisarios políticos siempre preocupados por toda “desviación”. Se vale soñar, concluye, siempre y cuando se esté dispuesto a todo por la realización del sueño. De aquí el riesgo supremo de jugarse la vida y, por tanto, de hacer la historia al revés de los institutos y las escuelas donde la construcción del Estado es la guía capaz de abrirse un poco a las vías justicieras fuera del orden legal.

Decolonización, llaman los teóricos a la historia de los que nunca más son nombrados como “pueblo sin historia”, como en el siglo XIX calificaron los teóricos y los filósofos a los incapaces de estabilidad económico-política fundadora de los estados-nación con sus constituciones políticas que proclaman la soberanía como residente en el pueblo siempre y cuando éste se ajuste a la representaciones indirectas con todo y actas y puntos de acuerdo escritos, leyes y reglamentos del Poder Judicial, tan soberano en sí mismo, que los magistrados deben ganar diez veces más que un investigador emérito de los que hay pocos.

El caso es que en la Unión de Vecinos y Damnificados 19 de Septiembre, hay dos grandes cuadros firmados en 1988 por el Frente Popular Nueva Tenochtitlan, Brigada Leonel Padilla. Asombroso que una dirección de damnificados solicitantes de vivienda, adopte el nombre de un comunista de Guadalajara expulsado del Partido Comunista Mexicano como parte del Comité del Distrito Federal por oponerse a desatender a los camaradas ferrocarrileros y maestros presos, para organizar un frente amplio y entrarle a la disputa de la Presidencia de la República con el Movimiento de Liberación Nacional. “Proletariado sin cabeza”, argumentó José Revueltas contra los que lo expulsaron, y el doctor Mario Rivera Guzmán titula su estricto testimonio documentado de 1992, El fracaso del Movimiento de Liberación Nacional. La necesidad de la defensa de la Revolución Cubana y el combate a las dictaduras en América, fundaban la convocatoria del venerado general Lázaro Cárdenas que al fin de cuentas declararía públicamente su apoyo al PRI y al candidato Díaz Ordaz. La crema de la intelectualidad encabezaba la dirección del MLN de donde se desprendió un frente electoral con el dirigente campesino Ramón Danzós como candidato, al fin encarcelado.

El expulsado Leonel Padilla, camarada desde las luchas en Guadalajara del doctor Mario Rivera, sobrevivió como profesor de escultura en la extinta Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Participó, sin suerte, en la discusión de planes y programas de la mafia patrocinada por Carpizo antes de ser rector, después de cometer un gran performance secreto al intentar volar la monumental estatua de Miguel Alemán plantada en una pirámide trunca a un lado de la Rectoría, como una manera peculiar de conmemorar los cincuenta años de la Revolución Mexicana, el sesquicentenario de la Primera Guerra de Independencia y su expulsión del PCM. Logró hacerle un gran agujero en la panza y en 1966 logró desprender la cabeza que aparecería tirada años después en una barranca del Pedregal de San Angel. La cubierta de lámina acanalada que cubrió los restos, fue hogar de lechuzas y murciélagos y en 1968 recibió la pintura de murales por distinguidos pintores con posiciones diversas. Años después, al regresar de vacaciones, encontramos la explanada sin huella alguna de la infamante estatua. En homenaje al incansable trabajo legal de Enrique Ortega Arenas por la libertad de los presos políticos, Leonel le regaló un gran cuadro grotesco con Miguel Alemán y sus crímenes. El cuadro exigió cavar una canal en el piso del despacho casero y fue colocada una cortina encima para satisfacer a la familia Ortega ofendida por la fealdad, en este caso, recurso estético de repudio político.

Pasemos lista de otros proscritos: Carlos Sevilla, promotor principal de la Preparatoria Popular, profesor de Ciencias Políticas y pintor copista de Klimt, quien cometió suicidio hace unos cinco años, luego de escribir un excelente testimonio de su captura en la ocupación militar de Ciudad Universitaria y de filmar para Julio Pliego la narración de la vida en la crujía circular del 68 que no existe más. Luis González de Alba, delegado al CNH por la Facultad de Filosofía, quien salió lleno de resentimiento de Lecumberri para escribirlo y alternarlo con la difusión de descubrimientos científicos. Cometió suicidio el 2 de octubre de 2017. Mario Falcón, llegado de fuera para pintar enorme mural de cierre de la explanada de Ciudad Universitaria con las figuras del Che, Zapata, Flores Magón y Genaro Vázquez luego de una cabeza de serpiente que remataba la persiana del que fue auditorio de la Facultad de Ciencias. Fue borrado al igual que el Genaro Vázquez a la entrada del auditorio de Arquitectura que aún conserva el busto de Carlos Lazo, coordinador de la construcción de Ciudad Universitaria. Sobrevivieron sus grandes retratos de Ho Chi Minh en el auditorio de Economía y el Lucio Cabañas de Trabajo Social, desaparecido en alguna bodega. Ricardo Flores Villasana, el arquitecto pleno de praxis estética que hizo el escudo circular con el sector contrastado en negro para formar las letras LD de Libertades Democráticas, votado como emblema oficial en un festival en la explanada al lado de la cual realizó excelentes murales, también borrados por las brigadas grises, al igual que los que cubrían la fachada del famoso Taller 6. Entre los vivos, Armando Ortega Orozco, destacado escultor colaborador de Siqueiros en el Polyforum y autor de su monumento mortuorio, y de una gran manta que cubrió la fachada de la ENAP. Alfonso González, ahora activo anarquista dedicado a la ecología crítica y práctica, luego de ser el delegado de arquitectura al CNH y de sufrir cárcel en Coyoacán donde la hizo de actuario gracias a la costumbre de portar libreta y lápices como sus maestros Flores Villasana y Carlos González Lobo, el gran orador del 68 y del Autogobierno. Compañero de celda de Revueltas, Martín Dozal, delegado de la Normal en el CNH, dedicó su vida de pobre a descubrir relaciones entre los personajes de Revueltas que llenan más de una decena de libretas inéditas con destino desconocido luego de su muerte. Increpó al Secretario de Educación Pública de Luis Echeverría, Víctor Bravo Ahuja, con el pelo pintado de rojo en el entierro de Revueltas. Judith Reyes, la incansable periodista y cantora internacionalista, acompañante de los movimientos armados y José de Molina, cantor en cuanta lucha popular hubo, dejan como herencia el registro inmediato y el sarcasmo y la ironía de Judith junto con la épica de ambos. Entre los poetas, Enrique González Rojo y Ramón Martínez Ocaranza, no tienen el reconocimiento de los más conocidos. Ya no habrá homenajes a los combativos y seguirá, en cambio, la Olimpiada Cultural con el mismo nombre ocultador entonces y ahora.