Alvaro Cepeda NeriConjeturasI
I.- Partiendo de que la transformación del pueblo con Hidalgo, Morelos y los héroes de la Independencia de 1910-1924, no fue lo que es: una Revolución que nos transformó de colonia virreinal a país constitucional; es decir, una Nación con Estado, Gobierno y Sociedad. Pero el lopezobradorismo solamente parte de la Generación de la Reforma y la hazaña de 1854-1857 como la primera transformación; la de 1910-1917 como la segunda y la heroica Expropiación Petrolera de 1938 como la tercera, para que Morena encabece la que dice será esa cuarta del 2018 al 2024. Lo que está por verse, mientras preparan los morenistas el terreno con sus proyectos políticos, sociales, económicos, de su presidencialismo que se llevó casi todo en las urnas desde las bases de la democracia directa; y la que ahora más que nunca estará presente y activa por medio de sus miles de agrupaciones para monitorear y vigilar a la democracia representativa.
II.- Cada uno de los designados para entrar al relevo de los peñistas anuncian cambios hasta radicales para, desde la raíz, sembrar sus reformas. Las que, si salen exitosas, cosecharán el cumplimiento de lo prometido a voz en cuello por AMLO, en su campaña y poscampaña popular-populista. A la que sobre la marcha le suman más demandas, reclamos y peticiones que ya integran un expediente para el que se requerirá un López Obrador y lopezobradoristas capaces de implantar su “cuarta transformación”. Uno de esos proyectos es reducir la publicidad oficial conforme a lo que llaman “austeridad republicana”, por donde el antiguo régimen priísta anunciaba mentiras, encubría corrupción y compraba –como decía Francisco Zarco– a “plumíferos”, editores, a la televisión y gran parte de la radiodifusión. Y ejercía la censura previa para que silenciaran sus despilfarros y pasaran por alto sus abusos; teniendo a Peña y al peñismo como representantes a la máxima expresión de esa corrupción.
III.- Ahora el lópezobradorismo, cuyo dirigente no dejó en sus tres campañas electorales de maldecir a las libertades de prensa (y, últimamente, elogiar a La Jornada, a Carmen Aristegui, a Proceso y a un ex locutor de Televisa) y buscando una nueva reglamentación a los medios de comunicación en general, nos manda decir por su vocero: Jesús Ramírez Cuevas, que “no habrá censura”. Presentándolo como si fuera una concesión graciosa, cuando es una obligación constitucional que los gobernantes acaten lo establecido en los Artículos: 6 y 7, de nuestra Ley Suprema conquistada por la Revolución de 1910-1917. Además de una larga historia de duras conquistas que ha llevado a cabo la prensa fundamentada en las libertades de expresión, de crítica e información hasta sus últimas consecuencias. Néstor Jiménez, reportero de La Jornada (25/IX/18), fue quien mejor nos informó sobre que López Obrador y sus colaboradores en el Poder Ejecutivo y el Legislativo (aunque también en los demás poderes federales y de los estados) aseguran que no ejercerán censura a la prensa escrita, oral y audiovisual. Pero abundaremos del tema en la entrega de mañana.