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Opinión

Cristóbal León Campos *

I

La luz del pensamiento de José Martí alumbra al pueblo cubano y a miles de seres humanos de paises latinoamericanos y de otros rincones del mundo, que se congregan año con año para honrarlo, en la celebración de su natalicio que se conmemora cada 28 de enero. Las emotivas imagenes que se desprende de las ofrendas, resguardan la gratitud de todos quienes se han arropado en el calor de sus ideas. Su ejemplo integral de ser humano consecuente en la palabra y la acción, ha servido para inculcar la ilusión y la esperanza de poder construir un mundo major. Ejemplos de hombres como Fidel Castro que se guiaron de su pensamiento para actuar decididamente contra la injusticia y la opresión caminando simpre a favor de la libertad, han puesto las bases para la emancipación de naciones como Cuba, cuya revolución celebra sus primeros sesenta años de transformación social “Con todos y por el bien de todos”.

La estirpe martiana se engrandece cuando se pone en perspectiva con las necesidades sociales de la actualidad, la sinrazón que los gobiernos despoticos e imperiales quieren imponer sobre las naciones libres y soberanas, tiene su contrapeso en la pluralidad de raíz que fecunda en el andar intelectual de Martí, esa raíz diversa en el sentido de humana, es la bandera que enaltese a Cuba, por haberla ondeado desde los días de la Sierra Maestra en que Fidel la tomó como garantía del proceso revolucionario. Hoy Martí congrega nuevamente a cientos de intelectuales de gran parte del mundo para que juntos analicen otras formas de alcanzar la paz, la justicia y la libertad de los pueblos con el fin de garantizar la sobrevivencia humana y “ Por el equilibrio del mundo”.

II

“Nuestra América” el ensayo magistral que publicara Martí, el 30 de enero de 1891 en el periódico El partido liberal, habiéndose publicado veinte días antes por primera vez en La Revista Ilustrada de Nueva York, es la síntesis de nuestra historia escrita y descrita desde lo profundo del espíritu libertario que da forma a las miles de voces que reclamaban una segunda independencia, hoy, ciento veintiséis años después, las mismas voces demandan el establecimiento de otro orden social y continental, el reclamo originario por su derecho a ser, el grito rebelde de la mujer que se reconfigura a sí misma desde nuevas perspectivas autogestivas, el campesino despojado, el jornalero sobre-explotado, el obrero vilipendiado, el estudiante excluido de los debates nacionales, los niños hambrientos y los ancianos olvidados sin importar cuánto dieron a las patrias presente., La voz martiana encauza el callado grito de esperanza, crítica y proposición, análisis y programa. El ensayo “Nuestra América” reúne lo más significativo de las necesidades y proyecta lo más urgente de nuestras obligaciones, “hacer es la mejor manera de decir” sentenciara Martí, en los tiempos de grandes discursos y pocas acciones estas palabras resuenan en lo profundo de los corazones que laten empujando el deseo irrenunciable de construir nuevas realidades en libertad, la cultura latinoamericana y caribeña es única porque retoma lo más universal y lo suscribe en forma originaria.

* Integrante del Colectivo Disyuntivas

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