Por Víctor Flores Olea
Nuevamente, Andrés Manuel López Obrador ocupa la primera página de los diarios nacionales y el lugar de distinción en las trasmisiones por la TV y la radio. Esta vez por un hecho bastante sorprendente en la historia de la política mexicana: Parte de la Guardia Nacional y de la Policía Federal emprendieron un operativo en Culiacán para detener al hijo del Chapo Guzmán, Ovidio Guzmán. Todo indica que en este propósito el operativo resultó plenamente exitoso: el hijo del Chapo fue aprehendido, se supone que al principio del operativo, pero sin que hayamos podido encontrar hasta ahora (sábado 19 de octubre) los antecedentes o detalles del caso.
Pero parecería que una vez consumada esa detención, el cartel de Sinaloa, durante muchos años bajo el puño de hierro del Chapo, se rebeló masivamente contra el hecho, para tratar de salvar de la cárcel y de la extradición al hijo del capo. Y fue ahí que se revelaron algunas entretelas muy significativas de la desproporción existente entre el armamento y la preparación “quasi” militar del cartel a que nos referimos y la muy débil preparación de la Guardia Civil y de la Policía Federal, para emprender iniciativas de verdadero alcance y detener la violencia criminal. Y lo que llama más la atención: el súper-armamento del cartel frente a la debilidad manifiesta de estos cuerpos armados del Estado Mexicano, que renunciaron a su proyecto original precisamente porque se consideraron incapaces de enfrentarse militarmente al fuego cerrado y al crimen masivo que emprendieron los delincuentes entre la población civil desarmada y desprotegida de Culiacán.
Esta expansión de los carteles de la droga en México, por nuestra vecindad con Estados Unidos, los ha favorecido en el plano de un crecimiento desmesurado, no sólo en el plano de los ingresos y la exportación de la droga, sino también en el de beneficiarse con una importación masiva de armas que nuestros vecinos practican, a lo que se sabe, con el visto bueno de las autoridades y otras muchas bajo la mirada distraída de esas mismas autoridades que permiten la exportación de las armas en propio beneficio o en provecho de importantes agrupaciones delincuenciales que operan en ese país.
El presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró al día siguiente, en su entrevista mañanera, que tuvo lugar en Oaxaca, frente a representantes de los pueblos chocholteco, chocho, mixteco y zapoteco, “que de no haber suspendido la desigual batalla no estaríamos con esta tranquilidad espiritual, porque quién sabe cuántos hubiesen perdido la vida el jueves, por eso apoyé y respaldé la decisión que tomó el gabinete de seguridad pública”.
Y es que no se trata de decir “simplemente ahí están unos alborotadores o unos delincuentes, y mandar a la policía y al Ejército a usar la fuerza y a reprimir. Si fuera de esta manera, añadió AMLO, “seríamos un gobierno represor y no uno que valora sobre todas las cosas el valor de las personas, de la vida humana”.
A pesar del “fracaso” de este operativo fallido para tomar prisionero al hijo del Chapo Guzmán, en el que se vieron las debilidades de la Guardia Nacional y de las otras fuerzas armadas que estarían destinadas a mantener la seguridad en el país, también es posible ver que en esta perspectiva pudiera lograrse, mejor antes que después, precisamente la consolidación futura en México de un cuerpo armado, con recursos suficientes y entrenamiento bastante para proporcionar la real seguridad que tanto requiere nuestra sociedad.
AMLO insistió varias veces en la cordialidad de la llamada telefónica de Donald Trump. “Recibí esa llamada del presidente Trump expresando su solidaridad por los hechos de Culiacán. Le agradezco el respeto a nuestra soberanía y su voluntad por mantener una política de buena vecindad, sustentada en la cooperación para el desarrollo y el bienestar de nuestros pueblos”. El mismo López Obrador añadió: “No somos dictadores, no somos tiranos, nosotros vamos siempre a respetar la vida de todos los seres humanos”. Y todavía: “Nunca más habrá otro caso como el de Nochixtlán, donde en junio de 2016 la Policia Federal y Estatal desalojaron de manera violenta a maestros y pobladores que se manifestaban contra la Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto; el saldo del enfrentamiento fue de 8 muertos y más de un centenar de heridos.
“No se van a repetir actos de represión bajo ninguna circunstancia. Nosotros aplicamos una política distinta. Estamos convencidos de que la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia, y que no se puede enfrentar el fuego con el fuego”. Todavía AMLO reveló que en la llamada telefónica de Donald Trump, los dos presidentes acordaron congelar el “tráfico de armas” a México. Si fuera esto puntual, o si se tomara en serio este compromiso por parte del presidente de Estados Unidos, no hay duda que sería un gran paso adelante para la pacificación en México.
A esto aspiramos y estas decisiones del presidente de la República son apoyadas, sin duda alguna, por la gran mayoría de los mexicanos que aprecian en todo lo que valen los hechos que signifiquen un apaciguamiento y una reducción de la violencia en México.