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Opinión

Rebelión en indo-iberia

Joel Ortega Juárez

Ecuador, Haití, Uruguay, Costa Rica, Honduras y Chile han vivido intensas jornadas de lucha durante varias semanas. Las demandas precisas varían: contra incremento de impuestos, aumento de tarifas, solidaridad con los pueblos indios, educación popular contra privatización, la cuestión central es: rechazo al “modelo” neoliberal.

La profundidad de las luchas es diversa. Sus dirigentes y organizaciones corresponden a las diferentes tradiciones de lucha.

En todos los casos, ninguna dictadura previa o medidas represivas brutales han podido, ni podrán evitar la rebelión de los oprimidos.

En estos momentos la lucha más significativa es la de Chile. Los trabajadores organizados en la Central Unica de Trabajadores, las Federaciones Estudiantiles, los campesinos y los indios, como los Mapuche que llaman “a levantarse como nunca” han conseguido movilizar a más de un millón en todo el país.

Las imágenes de choques con los carabineros, tristemente célebres, golpeando con todo a los manifestantes, disparando agua, gases lacrimógenos, balas de goma y de acero, han dejado decenas de muertos.

En las detenciones han violado, torturado y dejado horas sin agua a los detenidos, incluyendo niñas.

Las imágenes de edificios de bancos y de empresas consumidos por las llamas son muy impresionantes.

Muchos sobrevivientes del Golpe contra el gobierno de Salvador Allende nunca imaginaron volver a vivir episodios represivos tan salvajes.

La imagen del Edificio de la Moneda bombardeado, se proyecta en el imaginario colectivo dentro y fuera de Chile.

Las posturas de los partidos, organizaciones y gente sin ninguna filiación política coinciden en poner un alto al gobierno represor de Sebastián Piñera.

Muchos proponen Convocar un Congreso Constituyente que ponga fin a la vigente, promulgada todavía bajo el gobierno de Pinochet en 1980. A pesar de haber tenido más de una treintena de cambios, sobre todo en 2005 durante el gobierno de Ricardo Lagos.

Un grupo de políticos e intelectuales proponen una Convención Constituyente, integrada por 30 parlamentarios, 15 diputados y 15 senadores y 30 ciudadanos, todos nombrados por el Congreso por medio de unas vías plebiscitarias, sin decir claramente cómo serían.

Varias encuestas dicen que un 70% considera a la Constitución heredada por Pinochet, como carente de legitimidad.

Toda la rebelión del sub continente casi completo, con las tristes excepciones de México, Colombia y otros países, me remiten a mi primer viaje a Chile en 1964, cuando asistí al II Congreso Latinoamericano de Juventudes realizado en Santiago.

Entonces conocí la fortaleza del movimiento sindical, estudiantil, campesino y popular que además se expresaba electoralmente en el Frente de Acción Popular FRAP, con la segunda candidatura a la Presidencia de la República de Salvador Allende, quien fue derrotado por el demócrata cristiano Eduardo Frei, y finalmente obtuvo el triunfo el 4 de septiembre de 1970 por medio de la Unidad Popular que tenía como base la alianza del Partido Socialista y el Comunista, además del MAPU y el apoyo crítico del MIR.

Chile fue el símbolo de una posible vía electoral al socialismo que fue criminalmente aplastada por el Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973, con el apoyo abierto de los Estados Unidos.

La dictadura no pudo eliminar a los movimientos y partidos opositores y consiguió derrotarla en el referéndum de 1988 votando mayoritariamente por el NO.

En Chile, como en Ecuador, Haití, Costa Rica, Honduras y el resto de esta América mal llamada Latinoamérica, porque en realidad es originaria y mayoritariamente India, por lo que yo le llamó Indo Iberia; la rebelión actual es un presagio de la gran rebelión anti capitalista por venir.

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