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Opinión

Estudiantes que sufren…en la escuela

Ariel Juárez García

“La amenaza más grave que tiene actualmente nuestro sistema escolar no es el alto porcentaje de abandono y fracaso escolar, sino el acoso entre alumnos o bullying”…señalan la mayoría de expertos. El problema está afectando a muchos estudiantes con baja autoestima, en los que aumentan las posibilidades del fracaso escolar. Aquellos a quienes se les presentan sentimientos de culpabilidad y que se inhiben para poder comunicar su situación a los demás. Algunos que tienen tendencia a la depresión, fingen enfermedades e incluso las provocan en su estado de estrés.

Son pocos los padres de familia que se enteran de lo que están sufriendo sus hijos (as) en la Escuela cuando, un(a) estudiante o grupo de ellos lo(a) intimida: * Le dice cosas mezquinas o desagradables. * Se burlan de él o ella. * Le llaman por nombres molestos o hirientes. * Le ignoran completamente, le excluyen de su grupo de amigos o le retiran de actividades a propósito. * Le golpean, le patean y empujan, o le amenazan. * Cuentan mentiras o falsos rumores sobre él o ella. * Le envían notas hirientes y tratan de convencer a los demás para que no se relacionen con su hijo o hija y los molestan repetidamente de forma negativa y dañina, aprovechándose de su inseguridad, miedo o dificultades personales para pedir ayuda o defenderse.

Cuando estas cosas ocurren de manera frecuente, es difícil para la víctima defenderse por sí mismo. En la mayoría de los afectados por el acoso escolar se perciben muchos miedos e inseguridad. Es el miedo como rasgo de la personalidad lo que les hace tener una infancia y adolescencia infeliz. Reflejan un temperamento débil y tímido. Por lo general, cuentan con una baja popularidad entre sus compañeros y no logran tener buenas relaciones. En su gran mayoría son rechazados lo suficiente como para no recibir ayuda de ellos.

Mientras tanto, el acosador goza de mayor popularidad y apoyo de sus compañeros, pero con sentimientos ambivalentes de respeto o miedo. Por lo general carece del sentimiento de culpabilidad. Tiene temperamento impulsivo y agresivo e ira incontrolada. Muchos de ellos proceden de hogares que se caracterizan por su alta agresividad, violencia y falta de cariño entre la familia. Además, carecen de valores, normas y conductas claras y constantes en la familia. Viven sin control y muestran crueldad.

El estudiante agresivo no suele reconocer a la autoridad y transgrede las normas escolares. Por lo general es un mal estudiante y no muestra interés por los estudios. Su conducta refleja baja autoestima académica, fracaso escolar y rechazo a la escuela. A pesar que tiene un autoconcepto negativo y cuenta con alta autoestima es de nula autocrítica. Además, le falta de empatía.

Los padres tienen la responsabilidad de enseñar a sus hijos desde temprana edad a saber tratar con los abusones. Por ejemplo, pueden ensayar con ellos cómo demostrar seguridad en sí mismos. Entre otras cosas pueden hablar sobre la postura –caminar erguido–, envía un mensaje sutil que disuade a algunos acosadores. También es útil enseñarles a mirar directamente a los ojos, dejar las manos y los brazos relajados y hablar con voz firme. Los padres deben enseñar a sus hijos a marcharse cuando sea necesario, a evitar a los abusones y a pedir ayuda a un adulto de confianza, como por ejemplo a un maestro.

Para acabar con el acoso es fundamental educar a la familia. Los padres que dedican tiempo a sus hijos y escuchan con paciencia y empatía sus preocupaciones infunden en ellos la seguridad de que se les necesita, se les ama y se les apoya. Ahora bien, hablar con los hijos no es suficiente. Todos los miembros de la familia tienen que aprender a tratar a los demás con respeto y dignidad y a cultivar la cualidad de la empatía. Así pues, los padres no deben permitir la intimidación en su hogar. Este ha de ser un refugio seguro donde reinen el amor y el respeto.

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