Síguenos

Última hora

Obispo de Campeche llama a colaborar para que vuelva la paz

Opinión

Ecuador se levanta

Cristóbal León Campos

El pueblo ecuatoriano da muestras inconfundibles de valor y conciencia, toma las calles, levanta la voz, se moviliza y reclama al gobierno de Lenín Moreno sus decisiones a favor del Fondo Monetario Internacional (FMI), con quien pactó desde marzo pasado, la aprobación de un crédito de 4,200 millones de dólares, y esta cantidad es sólo una parte de un crédito mayor de 10,000 millones de dólares que entrelaza a otros entes financieros, y que como se sabe, únicamente traería la sumisión del país al orden global económico. La explicación o excusa del gobierno conservador es culpar la herencia dejada por Rafael Correa, una mentira aplaudida desde las cúpulas del poder mundial, pero la verdad es bien conocida por el pueblo ecuatoriano, pues fue justamente en el periodo presidencial del Rafael Correa, cuando se combatió y detuvo muchos de los efectos negativos que el neoliberalismo implementado desde Washington trajo a la región. La insurrección popular que hoy dignifica Ecuador es causada por la entrega y cinismo de Lenín Moreno, quien fingió en un principió ser continuación de Correa y, ahora, se descubre como es en realidad: entregado al imperialismo y traidor de su nación.

El paquetazo económico (como se la ha llamado a las contrarreformas) anunciado el primero de octubre, despertó el malestar acumulado y lanzó a miles de ciudadanos, trabajadores y estudiantes a las calles para repudiar tales decisiones, ante la fuerza que ha tomado la muestra de inconformidad popular; el gobierno ecuatoriano, temeroso de ser destituido, decretó desde el tres de octubre, un estado de excepción por 60 días, lo cual le permite, reprimir toda manifestación, controlar mucho más a los medios de comunicación y desplegar a la policía y al ejército para violentar a su propio pueblo. Ecuador vive horas cruciales que marcarán los próximos años, la consumación del paquetazo implementaría una nueva era neoliberal que sumiría en una crisis mucho más aguda la económica y la sociedad del país sudamericano, por el contrario, la derrota de las medidas por la fuerza de la resistencia, podría conducir a una nueva etapa de reorganización popular que abriera el camino a un gobierno antineoliberal y popular que logre cimentar bases solidad para salir de una vez de estos ciclos de conflicto y opresión.

Las huelgas obreras y la gran movilización indígena que se dirige al corazón de Ecuador, son expresiones de la lucha de clases que se acelera en Latinoamérica, el fin de la llamada “Ola Conservadora” se avecina y un nuevo periodo de reorganización popular se abre paso, ante esta nueva expresión de inconformidad, el gobierno de Lenín Moreno respondió con el Decreto Ejecutivo 884, el cual, mediante los siguientes ocho puntos estratégicos busca establecer su domino: 1). Decretar el Estado de Excepción en todo el país; 2). Disponer movilización nacional de entidades públicas, Policía Nacional y Fuerzas Armadas para controlar el orden público; 3). Suspender el derecho a la libertad de asociación y reunión, observando principios de proporcionalidad. Consiste en limitar la conformación de aglomeraciones en espacios públicos durante las 24 horas del día; 4). Limitar el derecho a la libertad de tránsito. Se exceptúan el transporte estatal y de los sectores: salud, riesgos, emergencias, seguridad y transporte policial y militar; 5). Disponer los retiros o decomisos a los que haya lugar en caso de extrema necesidad y en apego a la Ley; 6). Establecer todo el país como zona de seguridad; 7). El Ministerio de Finanzas podrá destinar todos los fondos necesarios para sustentar la Excepción, menos los dirigidos a salud y educación; 8). El Estado de Excepción regirá durante 60 días.

Son claras las violaciones a los derechos elementales humanos y a las libertades básicas, Ecuador vive un estado mayor de opresión que será determinante, todo, con el silencio cómplice de la OEA y el Grupo Lima, quienes no emiten ni una sola palabra para exigir el fin de la violencia de Estado, ni una regulación económica favorable al pueblo, de nuevo la realidad desenmascara la ficción conservadora y pone a cada uno en su lugar, Lenín Moreno traiciona a su pueblo, la OEA y el Grupo Lima son cómplices de esta nueva agresión impuesta desde los poderes imperialistas globales. El paquetazo pone fin a los subsidios en el precio del combustible, recorta el gasto público, reduce el periodo vacacional a los trabajadores públicos, obliga a una contribución especial de un día de salario reduce el 20 % el mismo, además, incluye un plan de despidos masivos y una abierta contrarreforma integral de los contratos de trabajo, estas medidas afectan directamente a los trabajadores y sectores empobrecidos, y se acompañan de medidas que favorecen a los grandes capitalistas, como por ejemplo, la reducción de aranceles para la importación de bienes de capital y de consumo, la abolición del pago anticipado del impuesto sobre la renta y la abolición del impuesto sobre exportación de divisas, es más que obvio, para quien se gobierna en Ecuador. Los trabajadores, indígenas, campesinos y ciudadanos ecuatorianos han ejercido su fuerza en las últimas décadas, en otros levantamientos populares dieron fin a gobiernos traidores y neoliberales como los de Abadlá Bucaram en 1997, Jamil Mahuad en 2000 y Lucio Gutiérrez en 2005, e incluso, cuando en el 2010, se pretendió derrocar al gobierno de Rafael Correa, el pueblo se movilizó para apoyarlo y derrotar los deseos oligarcas que soñaba con un golpe de Estado contra él. Ahora ha llegado el turno para el Lenín Moreno y su paquete de traiciones antipopulares.

Ecuador, como al igual que Haití, se sacude y se moviliza, las grandes manifestaciones de masas presionan para su reivindicación ante tanto agravio gubernamental, América Latina se convulsiona, la “Ola Conservadora” va cayendo sobre sí misma para ir dando paso a un nuevo periodo de florecimiento de los pueblos, que deberá en esta ocasión, profundizar los proyectos, formar cuadros y extender la conciencia, ejercer el poder a favor de las masas, parar la injerencia imperialista y revolucionar las naciones para satisfacer la necesidades básicas de nuestros pueblos. La historia asiste a la continuación del despertar latinoamericano que ha de conducirnos al sueño tan añorado de la independencia definitiva.

Siguiente noticia

Capitalismo y crisis climática