Alejandro Calvillo
En el 2010 las chatarreras se lanzaron contra la salida de sus productos de las escuelas, como ahora, en el 2019, lo hacen contra el etiquetado frontal de advertencia. En el 2010, Coca Cola envió sus comentarios contra el intento de garantizar alimentos saludables en las escuela, señalando que: “Los criterios que se utilizaron violentan la Constitución, son excluyentes, discriminatorios e inequitativo”. Todos los comentarios de la industria de bebidas fue el mismo. Los comentarios de la propia Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) fueron exactamente con las mismas palabras, quedando constancia que ANPRAC habla por Coca Cola.
Para Coca Cola-Femsa, sus bebidas con 7 cucharadas cafeteras en una lata o 12 en una botella de 600 mililitros, no atentan contra la salud; sus etiquetados cumplen con el derecho a la información; no engaña con sus campañas publicitarias multimillonarias que vinculan el consumo de su producto con la felicidad, etc. Es decir, Coca Cola protege la Constitución, es incluyente, no discrimina y es equitativa. Las políticas de salud pública que afectan sus ventas son todo lo contrario: anticonstitucionales, excluyentes, discriminatorias e inequitativas.
¿Qué se imagina usted que dice Coca Cola Femsa frente al etiquetado que se propone advertir si el producto tiene un exceso de azúcar o advertir que contiene edulcorantes no calóricos y que éstos no son recomendables para niños?
Por su parte, Bimbo, en el 2010, también se pronunció contra los lineamientos en escuelas. Como parte de sus comentarios escribió, refiriéndose a los lineamientos que sacarían a sus pastelillos, frituras y dulces de las escuelas: “Lo único que se logrará con esa medida es que en las cooperativas escolares únicamente se vendan alimentos carentes de higiene e inocuidad…introduciendo un riesgo sanitario”. De acuerdo a Bimbo, la comunidad escolar, los padres de familia, ni usted ni yo deberíamos preparar nuestros alimentos, solamente los empaquetados son inocuos.
Con estos precedentes y su captura de la política, Coca Cola, Pepsico, Nestlé, Unilever, Bimbo, etc., no pierden la esperanza de evitar el propuesto etiquetado de advertencia, aunque éste ya esté aprobado en el Legislativo.
En estos días que está en consulta pública el proyecto de modificación de la norma de etiquetado es bueno recordar la presión de estas empresas en el 2010 contra una medida que buscaba que los niños mexicanos, que estaban ya en los primeros lugares de sobrepeso y obesidad en el mundo, tuvieran alimentos y bebidas saludables en las escuelas.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Carolina del Sur, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición y del Instituto Nacional de Salud Pública, revisaron 597 comentarios que fueron presentados ante la entonces Comisión Federal de Mejora Regulatoria frente a la propuesta de lineamientos para alimentos y bebidas en las escuelas. Crearon diversos grupos de actores para catalogarlos: académicos, padres de familia, ciudadanos en general, profesionales de la salud e industria de alimentos.
Los padres demandaron acción inmediata para proteger a los niños en las escuelas de los productos no saludables. Los ciudadanos y profesionales de la salud demandaron educación nutricional y ambientes alimentarios saludables.
La industria fue el único sector que se opuso a la regulación de los alimentos y bebidas en las escuelas, poniendo la responsabilidad no en el ambiente si no en las decisiones de las personas, centrándose en demandar educación nutricional y actividad física.
Los mismos argumentos que vimos en días pasados por parte de un grupo reducido de legisladores para oponerse a la propuesta del nuevo etiquetado frontal: hay que educar y realizar actividad física. Lo que no dicen es que con ello se busca dejar a la industria seguir penetrando el espacio cautivo de las escuelas con sus productos, dejarla seguir haciendo su publicidad multimillonaria y altamente persuasiva, seguir con sus etiquetados frontales engañosos.
Basta comparar los comentarios enviados en el 2010 sobre los lineamientos de alimentos y bebidas en escuelas entre los intereses económicos empresariales y aquellos que velan por el interés común:
CANACINTRA: “Se utilizaron criterios que violan el orden jurídico y la convivencia social. Violentan el orden jurídico al ser inconstitucional y dejar en estado de indefensión a muchos industriales, productores primarios y de insumos, excluye sin razón científica objetiva a muchos de ellos al estigmatizar sus productos e ingredientes”.
ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE MÉXICO: “Como especialistas en la materia y miembros de la Academia Nacional de Medicina de México consideramos que los Lineamientos son una respuesta adecuada para el entorno escolar…la Secretaría de Salud utilizó la mejor evidencia científica disponible y se apega a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud”.
CANACINTRA se convirtió en portavoz de la ciencia al afirmar que los lineamientos para alimentos y bebidas en escuelas estaban elaborados “sin razón científica objetiva” (sic). Mientras, la Academia Nacional de Medicina, formada por expertos en la materia, avalaba los Lineamientos y reconocía que eran elaborados en base a la evidencia científica.
Lo que hemos visto en los hechos, por las políticas que se han implementado, es que las chatarreras han terminado por imponerse sobre la evidencia científica y hoy lo están tratando de hacer a través nuevamente con aliados en el Gobierno Federal.
(SIN EMBARGO.MX)