María Teresa Jardí
Gerardo Fernández Casanova le pone como título a una de sus colaboraciones “Gobernar bien no basta, carajo”, y termina su colaboración afirmando que: “… El golpe se concreta, el Cristo evangélico desplaza a la Pacha Mama, la discriminación racial se entroniza y una vedette se hace presidenta interina. Pero el pueblo indígena se reorganiza junto con mineros y obreros fabriles, todos reclamando el retorno de Evo. Va a correr mucha sangre, lamentable pero necesariamente. Ya nadie lo puede parar. Que Dios y la Pacha Mama los iluminen”.
Comprobándose, además, otra vez, en Bolivia hoy, lo enseñado por mi maestro de los cuatro años de Derecho Penal que se cursaban en la facultad de Derecho de la UNAM, cuando la educación era todavía guía de conocimiento, antes de las órdenes de bajar el contenido y de las reformas a modo de la conversión en esclavos de los mexicanos como laboratorio al que se fueron sumando el resto de dirigentes de América Latina con sus más y sus menos, pero sin acabar de entender nunca del todo o sin querer entenderlo que el enemigo es el capitalismo y que hay que dar esa lucha para lograr el cambio sistema a uno incluyente como el encabezado por Evo Morales en Bolivia.
Cambios en la educación que ya afectan a todos los continentes. Un “rey” herencia del franquismo va y le dice al gobernante legítimo de Cuba, acosada, la isla, por el mismo impresentable imperio yanqui a la baja con el trumpismo de baja estofa, que él espera que cambie el régimen. ¿Un impresentable que mandó a la policía a agredir a los pacíficos votantes en un referéndum legítimo? ¿Un fantoche en un país donde los políticos son presos políticos? El sentido común desaparecido pronostica tiempos difíciles para toda Iberoamérica. La lucha es contra el capitalismo.
La educación era excelente era de cuando Arnulfo Martínez Lavalle nos enseñaba que entre una mujer (él hablaba de juez, ministerio público y policía) malvada, represora, vengativa, corrupta y un hombre con similares características el tiempo nos haría comprobar que siempre la peor iba a ser ella. Bolivia da cátedra hoy de la certera de las enseñanzas del gran maestro penalista. La estupidez de la nueva fémina del golpismo que sobre Latinoamérica extiende sus alas, explicada por Pedro Miguel en su colaboración de la Jornada “... En cuanto a los absurdos reclamos a México, hay que recordar que ni Pinochet ni Videla ni García Meza –el sanguinario narcogorila boliviano– se atrevieron en su momento a un gesto tan desmesurado e impresentable como exigir a nuestro país que suprimiera los derechos políticos de los chilenos, argentinos y bolivianos que buscaron refugio en México.”
Pobres pueblos —todos los pueblos de la Tierra– en manos de individuos de una pobreza de miras que ya sólo puede ser entendida en función del abandono del trabajo por parte de los crédulos a los que nos vendieron que la lucha de clases se acababa por decreto y que la caída del muro, que a final de cuentas tampoco ha acabado de caer, ponía fin a la historia.
Pueblos condenados por la baja en la educación escolarizada decretada por la CIA y así es como llega hoy el mundo, con el esbirro de la KGB que encabeza el gobierno ruso, al reconocimiento de la folclórica esperpento, por llamarla de alguna manera, que ocupa el puesto, que por mandato del pueblo corresponde a Evo Morales, en el país vanguardia demostradora de que desde la silla presidencial sí se pueden cambiar las cosas, aunque tampoco se haya entendido a tiempo que la lucha es en contra del capitalismo. Lo que tampoco se ha entendido por AMLO. Ojalá y aquí se logre sin más derramamiento de sangre. El asilo que nos regresa al lugar solidario del que nunca debió apartarse México debiera servir también para eso.