Hugo Carbajal Aguilar
II
El sábado 12 de octubre, al concluir la primera semana, se realizó una celebración en la que la Iglesia pidió perdón por los daños ocasionados a la hermana Tierra y a los pueblos indígenas. La liturgia, en tónica de reconciliación, concluyó a los pies de la Plaza de San Pedro con un lucernario.
– El sábado siguiente, 19 de octubre, los mártires que han dado su vida por la Amazonia fueron evocados en el Vía Crucis que se realizó a lo largo de la Vía de la Conciliazione. No hace mucho parecía inimaginable que a las puertas del Vaticano un grupo de indígenas, obispos, religiosas, religiosos, laicos e incluso periodistas, entonaran por las calles el “Padre Nuestro de los Mártires”, “Mãe do Céu Morena” o estribillos como: “si callaran la voz de los profetas, mil caminos se abrirán…”.
– Por último, en este resumido listado, el Pacto de las Catacumbas por la ‘Casa Común’ que se firmó el domingo 20 de octubre, en el mismo lugar donde se realizó el inédito gesto de los padres conciliares, hace 54 años, representa el deseo de al menos 200 personas que estuvieron allí, en las Catacumbas de Santa Domitila –entre los que se encontraban unos 40 obispos que participaban del Sínodo– de volver a las fuentes para enfrentar los nuevos retos de la ecología integral, la defensa de los pueblos originarios, y todo aquello que contribuya a ‘una Iglesia con rostro amazónico, pobre y servidora, profética y samaritana’.
Aliados de los indígenas.– El Documento Final sentencia que “la Iglesia se compromete a ser aliada de los pueblos amazónicos para denunciar los atentados contra la vida de las comunidades indígenas, los proyectos que afectan al medio ambiente, la falta de demarcación de sus territorios, así como el modelo económico de desarrollo depredador y ecocida”.
Es más, se recuerda que “la defensa de la Tierra no tiene otra finalidad más que la defensa de la vida”. A renglón seguido, el texto llama a “defender los derechos a la libre determinación, la demarcación de territorios y la consulta previa, libre e informada”, teniendo en cuenta que “para la Iglesia, la defensa de la vida, la comunidad, la tierra y los derechos de los pueblos indígenas es un principio evangélico, en defensa de la dignidad humana”.
En este sentido, se dedica un punto especial a los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario, con quienes también se compromete la Iglesia en la defensa de sus derechos, en especial, la inviolabilidad de sus territorios, a través de “acciones de incidencia” hacia los Estados.
Contra la evangelización colonialista.– Hay un categórico rechazo a “una evangelización de estilo colonialista”, como se lee en el Documento Final, al igual que a todo “proselitismo”. Frente a ello se plantean “procesos claros de inculturación de nuestros métodos y esquemas misioneros”, y se propone a los centros de investigación y pastoral que estudien “las tradiciones de los grupos étnicos amazónicos para defender su identidad y su cultura, conocer sus lenguas, sus creencias, aspiraciones, necesidades y esperanzas… que la Iglesia se encarne en las culturas amazónicas que poseen un alto sentido de comunidad, igualdad y solidaridad. Los pueblos originarios poseen una rica tradición de organización social donde la autoridad es rotativa y con un profundo sentido de servicio”.
Los 185 delegados oficiales del Sínodo, casi todos obispos, fueron unánimes en cuanto a la devastación ecológica de la Amazonia causada por las empresas extractivistas (petróleo, minería y madera), los ganaderos, el monocultivo y las hidroeléctricas.
Los participantes propusieron a todas las naciones un estilo de vida sustentable, de respeto a la Madre Tierra, siguiendo el ejemplo de los pueblos indígenas. “Es indispensable la conversión ecológica a una vida sobria. Eso implica cambios de mentalidad, estilo de vida, modos de producción, prácticas de acumulación, de consumo y de desperdicio”, propuso el grupo sinodal integrado por los hablantes de portugués. Los hispanoparlantes añadieron que esa conversión debe conducir a la Iglesia a “asumir su papel profético y denunciar la violación de los derechos humanos de las comunidades indígenas y la destrucción del territorio amazónico”.
En estos problemas de Desarrollo Sustentable que implica a la Ecología Integral, aquí en Morelos contamos con auténticos expertos que han estudiado a profundidad estos problemas como el Dr. Antonio Sarmiento y el Dr. Luis Tamayo, quien fue prácticamente expulsado del Colegio de Morelos a petición de la Sra. Sánchez Cordero para imponer a un amigo suyo. Tamayo escribía “Ecosofía”, una columna semanal donde tocaba estos asuntos con singular sencillez y argumentación. Como ven, continúan las cuotas amistosas a pesar de lo que diga el presidente.
Por lo pronto aquí en nuestro Estado de Morelos los Ayuntamientos en general y el gobierno estatal deberían sentirse obligados a asumir esta tarea urgente. Hay un documento elaborado que debería estarse discutiendo en todos lados: Morelos, Entidad Ecológica Especial (MEEE) que cuenta con propuestas Integrales, Estructurales, Claras y Objetivas así que ahí está la mitad del trabajo. La otra mitad es ponerlas en práctica con la ciudadanía en acción.
Las noticias nos siguen sorprendiendo. Aquí en Morelos, el delegado federal Hugo Flores ha declarado que no ve mayor problema porque se eche a andar la explotación minera en Cuentepec y Tetlama aun con todas las agravantes en contra. Ya hay que hacer algo con este individuo. En un municipio de Yucatán –San Felipe– arrasaron con más de 2 mil hectáreas de mangle para construir viviendas, una carretera y centros comerciales. En Xochimilco y San Gregorio Atlapulco arrasaron también con la vegetación para construir una réplica de Tenochtitlan y grabar la serie de Hernán Cortés, iniciativa televisiva-empresarial del grupo Salinas. Ya fueron multados con más de 70 millones, sanción que olímpicamente han despreciado.
No perdamos de vista lo esencial: comprender el concepto de Ecología Integral intrínsecamente vinculado con la Economía, la Política y la Cultura. Abundaremos un poco más, por supuesto.