Jorge Islas
A todas las activistas que han impulsado la Ley Olimpia. Desconozco si hay legislación similar en otros países de la región, pero lo que acaba de aprobar la cámara de diputados en días pasados, para añadir la figura de la violencia digital con una perspectiva de género, en la ley general de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia, es un paso muy importante para ofrecer más y mejores instrumentos de protección jurídica en favor de la mujeres que son acosadas, hostigadas, amenazadas, insultadas, vulneradas en su información privada, hayan sido objeto de algún tipo de viralización de información apócrifa, mensajes de odio, o bien se haya difundido por cualquier vía de comunicación digital, contenido sexual sin su consentimiento, verdadero o alterado.
En días recientes nos hemos enterado de miles de casos, en donde hay lastimosas formas de difundir información sin el consentimiento ni conocimiento de las personas involucradas. Obvio, hay un daño irreversible que no puede ni debe quedar impune. El Estado debe actuar para modular todo exceso que lastime los derechos de toda persona, como los que se derivan del derecho a la privacidad e intimidad.
Estamos ante un gran logro legislativo en favor de los derechos fundamentales de las mujeres, que también ha sido aprobado en catorce legislaciones estatales, para reconocer que lo virtual que está en las redes sociales es real y genera daños y perjuicios tan sensibles, como otros delitos mayores. Muy acertado que hayan impulsado nuevas reglas, para regular una laguna en donde la tecnología digital, encontró terrenos vírgenes y sin medios de control, lo cual ha generado espacios y ambientes que han vulnerado parte de nuestro contrato social, en donde el respeto por la intimidad, es sagrado y debe seguir siéndolo. Es un gran paso para proteger su dignidad personal, pero también un gran avance para hacer más civilizado y menos anárquico, el uso de las redes sociales, que al parecer no tiene límites, para ofender y vulnerar bajo el anonimato, los derechos de privacidad e intimidad de cualquier persona.
Si bien la nueva regla tiene un carácter más enunciativo que coactivo y procedimental, es el primer piso que soporta la base legal e institucional que seguramente habrá de ser complementada posteriormente, con otras reformas tanto al código penal nacional como en legislaciones estatales, para tipificar explícitamente la figura de la violencia digital en contra de las mujeres bajo la óptica de considerarlo un hecho delictivo, que deberá de seguir el curso de toda denuncia que pasa en primer término por un ministerio público, para posteriormente consignar y presentar el expediente ante un juez penal, quien finalmente emitirá una sentencia para sancionar con cárcel y el pago de daños a quien resulte responsable. También se va a requerir de presupuestos suficientes, necesarios para tener una policía cibernética que cuente con capacitación y equipamiento de última generación, que le permita hacer la investigación de cada caso, con herramientas de alta tecnología, a fin de apoyar de la mejor manera, el trabajo de la averiguación previa que habrá de ser clave en el juicio llevado ante el juez de la causa penal.
De estos y otros retos deben de ser conscientes nuestros legisladores, pero por lo pronto han puesto un botón de muestra legislativo, ejemplar, para atacar males que a todos dañan en caso de no ser atendidos.
Más ejemplar la lucha de Olimpia Coral Melo. Quien fue objeto de la peor vileza, al haber sido vulnerada en la confianza que depositó en su entonces pareja, a la edad de 18 años. Gracias a su coraje, indignación y convicción, ahora toda mexicana que pueda vivir un caso similar al de ella, tiene la seguridad que habrá derechos que reclamar y hacer valer ante la justicia mexicana, aunque sea tardada y a veces corrompida.
(Cónsul General de México en Nueva York)
Twitter: @Jorge_IslasLo