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Opinión

Revolución y Reacción: los cien días de AMLO

Jorge Canto Alcocer

Al cumplirse los primeros cien días del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se ha desatado, como era de esperarse, una aguda polémica en los medios de comunicación: el propio gobierno y sus correligionarios, así como una parte significativa de la opinión pública ha destacado los importantes logros de este primer tramo, que es apenas la vigésima parte de la administración; en sentido contrario, los partidos de oposición, particularmente el PAN, y un número también significativo de comentaristas mediáticos se han lanzado a atacar con dureza al gobierno y en particular a su encarnación, el propio presidente.

En el primer grupo, queremos destacar la opinión exultante, provocativa, del historiador Paco Ignacio Taibo II, uno de los intelectuales más brillantes y contundentes del país, que se desempeña como Director del Fondo de Cultura Económica, un puesto que tradicionalmente era ocupado cómodamente por una “vaca sagrada de la política”, pero que hoy en día ha estado muy movido, desde que lo ejerce Taibo. El también novelista declaró sin pelos en la lengua “estamos en Revolución, carajo, ya dense cuenta”. Si bien su señalamiento se dirigió en particular al mundo de las letras, lo cierto es que lo hizo extensivo a toda la sociedad, siguiendo en ese pensamiento los dichos del presidente.

En el grupo opositor, las voces han sido más dispares, pero podemos clasificarlas en tres vertientes: a) la oposición “suicida”, que rechaza todo, pero sin argumentos ni profundidad, que es la que realiza el PAN; b) la oposición liberal, que procede de las organizaciones no gubernamentales, que se han quejado frontalmente de las declaraciones y decisiones del presidente que las han cuestionado; y c) la oposición “de izquierda”, de aquellos que cuando apenas vamos en estos cien primeros días ya califican a AMLO de ser un traidor e incluso de estar ahondando el neoliberalismo.

¿Cómo estamos realmente a cien días del gobierno popular? En primera instancia, tendremos que reconocer que, efectivamente tan sólo han transcurrido cien días, y los cambios reales, profundos, apenas han sido esbozados, siendo el impacto del nuevo gobierno en la vida cotidiana de los mexicanos aún apenas perceptible. ¿No ha sido pues una revolución, como proclama Taibo? Nos parece que sí y no… En algunos ámbitos, como en el cultural, las propuestas han sido efectivamente innovadoras, pero en otros, como los megaproyectos, las inercias son formidables, y NO se ha dado un pleno rompimiento con los esquemas neoliberales, cuidadosamente montados durante décadas, y que han colonizado los imaginarios y actuaciones. La revolución va, pero su impacto es aún lento, y las resistencias enormes.

No es preciso contestar a la oposición “kamikaze”, tipo Acción Nacional. Si el PAN y la derecha perseveran en esa posición, sólo terminarán fortaleciendo al gobierno y a su movimiento político. Hay evidencias de que NO será así: la candidatura de Enrique Cárdenas, un crítico del fallecido Moreno Valle, a la gubernatura poblana, nos muestra que al menos un ala de ese partido está intentando construir una opción inteligente y no obcecada.

Las críticas lanzadas desde la pretendida izquierda, que se las da de purista y busca desbarrancar al proyecto popular, tampoco parece puedan tener mucho futuro. Esas posiciones se manifiestan como cada vez más excluyentes e intolerantes –caso EZLN- y sólo son festejadas, paradójicamente, por la derecha. Los liberales de las ONG respiran por la herida, sus ataques pueden ser mediáticamente llamativos, pero difícilmente impacten con significación.

Entre tanto, todas las mediciones mantienen la popularidad presidencial en niveles históricos, mientras que los análisis políticos serios contemplan el fortalecimiento del presidente y de su gobierno, reconociendo que, hasta ahora, no enfrenta contrapesos relevantes. La Revolución va, con sus asegunes y su ritmo lento, pero va, y no vemos en el horizonte posibilidades de descarrilamiento. Sólo la lentitud y las inercias preocupan…

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