Jesús Peraza Menéndez
La explosión nómada laboral en la globalización resulta de múltiples factores no sólo de la injusta distribución de la riqueza en el orden de la máxima ganancia, sino en la concentración de dinero en el 1% de los dueños monopólicos de territorio-empresas-tecnología y el despojo del 99%. Se debe, además, a la lucha por los espacios ecológicos privilegiados exclusivos para diversión, reposo, recreación, y se suma la sobre población con la explosión demográfica fomentada por el capitalismo más de 7 mil 500 millones de habitantes con la internacionalización de los sistemas de las vías de comunicación, información y consumo. No hay un lugar lejos en el planeta y se ha uniformado la cultura de consumo en el mismo hotel, la misma tienda, las mismas marcas.
Los zapatistas, con las Juntas de Buen Gobierno del EZLN, fueron originalmente desplazados, refugiados, se les conocía hace 30 años como los “Refugiados de la Selva”, compartían el espacio con guatemaltecos desplazados por la guerra y algunos salvadoreños entonces en guerra revolucionaria tras el triunfo del FSLN en Nicaragua que degeneró en neoliberalismo.
El EZLN se organizó en ese espacio, con la producción de café de exportación asociado a una ganadería extensiva de pequeña escala, así como maíz, frijol, chile (la santa trinidad de la dieta-autoconsumo), sin que sus integrantes de diversas etnias mayas —tzotziles, tzeltales, tojolabales— debieran ser expulsados, son ahora acosados por el Ejército mexicano y el espacio de la Selva Lacandona es explotado por empresas de palma para aceite de coco, ganadería extensiva a gran escala, extracción de maderas preciosas suaves y duras, y es refugio de migrantes desplazados, ahora incluso haitianos, africanos, asiáticos y principalmente centroamericanos.
Honduras es la pequeña nación que más aporta migrantes laborales porque ha sufrido un golpe de estado apoyado por Estados Unidos para mantener un modelo de concentración de la propiedad tierra-ecosistemas, combinado con formas de cosecha automatizadas de productos como el plátano, principalmente para exportación de este país, así como el café, el cacao. Claro está, hay negocio de tráfico de seres humanos pero esto es un factor que se agrega a la perversión del neoliberalismo de la ganancia a toda costa.
La situación es que se desplaza a la población para dejarla sin tierra y, al mismo tiempo, se le persigue por migrar de manera ilegal por no documentarse.
La crisis de humanidad y ecológica ha dado una pauta a la tecnocracia, es la de pagar por reforestar, lo que ha barrido las trasnacionales que redujeron el bosque tropical en 98% en los últimos 100 años, con efectos de erosión severa y desastres urbanos, inundaciones, sequías, contaminación atmosférica, que antes resolvía en buen medida el ecosistema ahora devastado más allá de su límite. Reforestar con mano de obra de migrantes es una fórmula temporal, dado que el sistema en su conjunto se ha agotado y los Estados Unidos ya no tienen capacidad pare recibir migrantes y hace una plan selectivo de sólo aquellos que le sirvan en sus sistemas complejos, incluidas todas las labores precarias denigrantes de servilismo-esclavitud. El imperio se come las entrañas, la guerra es el vómito de su incapacidad.
Las urbes son más desarrolladas, en el sentido del consumo obsesivo del espacio, del mínimo espacio con el máximo uso de infraestructura, tecnología, servicios a los que tienen acceso, los que pagan la renta son élites privilegiadas con conductas de desprecio alimentadas con soberbia cortesana de desprecio a las masas. Todos estos elementos son justamente los que demanda una dirección revolucionaria que si en efecto debe analizar la crisis capitalista ecológico-humana, con la sobre población y la insuficiencia del neoliberal que opta por la guerra-represión-exterminio-la destrucción, atrapado en su propia perversa descomposición inhumana. Había que plantear a la humanidad la organización de otra cultura que nunca ha existido superior comunista y científica. Eso me parece como cuando iniciamos una escultura imaginada que hay que ir construyendo con la destreza alimentada de la intensidad orgánica con los materiales y subjetividad de lo concreto que esté al alcance. Con un saludo fraternal.