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Opinión

Signos emancipadores

Alberto Híjar Serrano

Jornada larga e intensa ha sido la reivindicación de la memoria histórica inclusiva de las luchas populares radicales, esto es, anticapitalistas. Luego de la colocación de la placa conmemorativa de la masacre de 5 militantes de las cincuentenarias Fuerzas de Liberación Nacional en Nepantla, con la exposición de fotografías resultantes de las investigaciones de Adela Cedillo y la ampliación de la “Relación de los hechos” firmada en 1986 por Marcos, Capitán de Infantería del EZLN; de la compartición de los manjares cocinados por compañeras y compañeros de viaje y de la exhibición por la Casa de Todas y Todos de Monterrey de la filmación de la asamblea del desfile de cientos de milicianos neozapatistas uniformados y armados de palos a manera de fusiles para aprobar la fundación del Partido FLN y anticipar la Declaración de Guerra contra el Estado, siguió la celebración del nacimiento de Zapata el 8 de agosto en los Pedregales de Santo Domingo.

La reunión inicial frente a la iglesia tomó acuerdos sobre el itinerario de la marcha portando las reproducciones de grabados del Taller de Gráfica Popular, pancartas y mantas. Un camión de sonido amplificó la información sobre la lucha por el agua y la energía eléctrica acompañada de consignas de lucha, hasta llegar frente a la primera escuela primaria en los Pedregales que aún lleva el nombre de Xitle, el volcán que cubrió de lava el extremo Sur de la Ciudad de México. Luego de una plática sobre los grabados colgados en la barda de alambrón de la Primaria, a un lado del altar con fotos de Zapata intervenidas y los bordados para el homenaje, uno de ellos reproduciendo con hilos de colores el grabado de Arturo García Bustos, de Zapata con fusil en mano y un dedo interpelador al lado de la pregunta “¿Tú, qué has hecho por defender las conquistas por las que nosotros dimos la vida?” que Lucía Vidales reprodujo al lado de Vicente Guerrero en uno de los muchos murales que promovió en el combativo barrio, el Colectivo Híjar entregó a Doña Fili un corazón de plata con una piedra en el centro y la consigna “el agua es vida y la vida se defiende”. La pequeña gran anciana dirigente habló de la necesidad de exigir un pozo para surtir de agua potable defendida por la movilización que lleva tres años de trámites inútiles para salvar al manantial tapado por la constructora Quiero Casa y sus cuatro torres departamentales. Doña Fili reclamó la posesión de postes y cableado pagado por los okupas ahora despojados. “Zapata vive en los Pedregales”, proclamó una pancarta pintada a mano y una vez más Doña Fili entregó una pequeña laja rocosa y un paliacate a quien esto escribe como reconocimiento a la solidaridad. La exposición de los grabados reproducidos será durante la celebración del aniversario de la muy poblada colonia, a lo largo de una semana del mes de septiembre. Un tanque de agua elevado fue el soporte de la aplicación de una plantilla con la consigna “el agua es vida” y la exigencia de un manantial para evitar la escasez cotidiana de agua. Un repartidor de gas facilitó la escalera.

Intenso es el trabajo de colectivos y trabajadores de la significación irreductibles al nombre de artistas, en el sentido de la exaltación individualista de la creación sublime, acorde con la contemplación arrobada como capacidades especiales del público de arte de galerías mercantiles, museos con curadores caprichosos y ajenos a las relaciones sociales distintas a las del mercado del “arte”. Son colectivos los que deciden qué y cómo bordar, grabar, pintar, animar las movilizaciones de lucha como lo hace Antonio Ortiz, “El Gritón”, con las fotos de revolucionarios intervenidas con líneas coloridas a manera de rayos para comunicar la buena nueva de la vida plena en construcción. En el homenaje a Fidel por sus 93 años de nacido, El Gritón acompañó las fotos de Francisco de Parres, recién regresado de Casa de las Américas de Cuba, donde instaló una excelente exposición sobre el arte de las comunidades zapatistas.

A la ceremonia de Nepantla, El Gritón llegó con tres grandes ramos de rosas blancas que dejó en el pasillo donde fueron acribillados inermes los cinco militantes de las FLN. Ahí estuvieron el poeta David Roura siempre con sus poemas a la mano para su lectura pública y la compañera Rebeca que suele acompañarlos con su danzar. En el homenaje a Fidel en el Sindicato Mexicano de Electricistas el sábado 10, Arcelia Guerrero danzó en el escenario con voces y música adecuados y Gabino Palomares, Taller del Sur, Son de Maíz, alternaron con músicos solistas luego del conversatorio moderado por una representante del Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba.

Hasta los Juegos Panamericanos llegó el aliento contestatario en el último día de competencias. El esgrimista norteamericano Race Imboden oyó su himno nacional con una rodilla en el piso y con la cabeza baja, Gwendolyn Berry, de la misma delegación, campeona de lanzamiento de martillo, levantó el puño para recordar a John Carlos y Tommie Smith que en la Olimpiada de 1968 levantaron el puño con guante negro en la ceremonia de premiación, cuando el Black Power estaba en plena acción. La atleta ganadora lució la boca pintada de azul como afirmación del uso libertario de su cuerpo. El mexicano Jorge Luis Martínez, en situación semejante, desplegó la bandera tricolor y la LGBT del arcoiris como respuesta, también, al biopoder discriminatorio.

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